Unos
cristianos se preocupan mucho por el culto, por las oraciones, pero no se
preocupan por los graves problemas que padecen los hermanos
Los judíos que
regresaron del destierro de Babilonia tenían necesidad de reconstruir sus
hogares, su ciudad, su templo y encontrar una nueva forma de vivir de acuerdo a
las circunstancias actuales
Los
Deuteronomistas ofrecen al pueblo una base para esta reconstrucción. Recordando
a Moisés, el capítulo 5 del Deuteronomio nos presentó lo que hoy llamamos los
diez mandamientos.
En el capítulo
que leemos hoy (6o.) nos invita a guardar los mandamientos y a ponerlos en
práctica para, con ello, alcanzar la felicidad y el crecimiento del pueblo.
Jesús ha
llegado al final de su camino; ahora se encuentra en la capital Jerusalén.
Recordamos que mientras Jesús sigue con firmeza su camino, los discípulos están
ciegos para comprenderlo.
Un
especialista en la Escritura se acerca a Jesús buscando luz para comprender
¿cuál de los 613 mandamientos es el primero de todos?
Jesús invita
al erudito judío a recordar lo que todo israelita recita a diario: Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el
único Señor. Amarás al Señor, tu Dios,
con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas (Deuteronomio 4,
5-6).
Pero Jesús considera que esto no basta y añade un
texto de la misma Escritura, Amarás a tu
prójimo como a ti mismo (Levítico 19, 18).
Para Jesús, el amor, y no la observancia de la
ley, constituye el mandamiento principal y ese amor abarca dos direcciones
inseparables: Amar a Dios y como
consecuencia y manifestación de ese amor: amar al hermano.
En el rostro del hermano Jesús sobre todo del
sufriente, Jesús nos enseña a ver su propio rostro.
Si queremos tener bien centrada nuestra vida
tenemos que poner en el centro el amor del Padre al que hemos de escuchar,
respetar y obedecer.
Tenemos que darle a nuestra oración el sentido de
diálogo con el Padre, esforzándonos para escuchar lo que El nos pide y lo que Él
nos propone.
Tenemos que leer la biblia porque es la palabra
del Padre en la que nos revela su amor y sus planes de salvación
Si queremos vivir como verdaderos cristianos
tenemos que unir de manera intencional el amor al Padre y el amor a los
hermanos.
Tenemos que estar atentos a los graves problemas
que vive nuestra sociedad y después de tomar conciencia de la problemática,
buscar con otros hermanos alguna
solución.
Apoyemos el movimiento ciudadano por la paz
CCR.
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