25 de junio de 2016

Seguir a Jesús apoyando a los que reclaman sus derechos

Seguir a Jesús, apoyando a los que reclaman sus derechos

Esta semana se ha caracterizado por las protestas de los maestros y la respuesta represiva del gobierno.
Cuando hay una voz discordante es señal de que la propuesta no beneficia a todos, y si son muchas voces que protestan no podemos decir que son sólo actos de vandalismo, sino que mucha gente se siente atropellada en sus derechos.
La represión indica que no hay capacidad de dialogar o de que las cosas se quieren imponer tercamente.
En estos casos, el diálogo es urgente y exige que ambas partes presenten las cosas en forma objetiva y con afán de escuchar y atender a la otra parte

En la primera lectura de hoy, vemos el llamado de Eliseo a la misión profética. Al profeta Elías se le encarga que unja a Eliseo como profeta para continuar la misión fiel y valerosa del propio Elías.
El encuentro se da cuando Eliseo, un campesino, está labrando la tierra; Elías le echa su manto encima y Eliseo dejando  sus bueyes corre detrás de Elías.
Eliseo pide a Elías permiso para despedirse de su familia y este se lo autoriza. En seguida, con su instrumento de trabajo: los bueyes y los aperos, ofrece un holocausto y lo comparte con su gente.
Dejar atrás el antiguo modo de vivir, despedirse definitivamente de la familia, ofrecer el holocausto a Dios son las características que distinguen al sucesor de Elías.
En la misión profética, Eliseo, como el propio Elías, ha de mantener la fidelidad a Yahvé y la denuncia del rey que asesina a los campesinos y los despoja de sus tierras, sabiendo, que esto suele provocar la represión.
Jesús ha comunicado a sus seguidores la trágica muerte que le espera de parte del poder religioso y político de su tiempo por defender la vida del pueblo y denunciar a los poderes que lo oprimen.
En seguida, pone a sus seguidores como condición para el discipulado, el aceptar los mismos riesgos.
Hoy Lucas nos dice que cuando llegó el tiempo de su partida, de su entrega al servicio de la vida del pueblo, Jesús tomó la firme determinación de ir a Jerusalén.
En su camino se encuentra con el fanatismo de los samaritanos que le niegan alojamiento por el hecho de que se dirige a Jerusalén, y con la intolerancia de sus discípulos que quieren quemar a aquella gente.
En este contexto aparece uno que le dice a Jesús “Te seguiré a donde quiera que vayas”. Jesús interpreta que esta persona tiene otros intereses por lo que le contesta que él tiene menos bienes que los zorros y que las aves: no tiene dónde reclinar la cabeza.
Enseguida Jesús invita a otro a que lo siga, pero, si nos fijamos en la respuesta de Jesús, este hombre quería seguir a Jesús después de la muerte de su padre, que seguramente no estaba tendido.
Jesús le responde que la invitación, el llamado, el seguimiento es para hoy y no para más tarde
Otro más se ofrece a seguir a Jesús, pero al parecer quiere un seguimiento a medias, seguir a Jesús, pero sin cambiar su estilo de vida.
A este Jesús le pone un ejemplo de campo: No se puede llevar el arado y mirar para atrás porque si miras para atrás, el arado y la yunta se van por otro lado.

Seguir a Jesús hoy, como Eliseo implica para nosotros ser fieles al proyecto del Reino de amor, justicia, paz y verdad y denunciar a los que atropellan la dignidad y los derechos de las personas.
  Seguir a Jesús hoy, Eliseo implica para nosotros escuchar las demandas de los maestros y apoyarlos en sus justas demandas, conscientes que también nosotros podemos ser víctimas de la represión.
Seguir a Jesús hoy, implica para nosotros denunciar las formas represivas que se usan para acallar la voz del pueblo.
Seguir a Jesús hoy, implica para nosotros urgir al diálogo entre las partes, en la que se presenten y sean escuchadas y atendidas las legítimas demandas de ambas partes.

Cosme Carlos Ríos
Junio 25 del 2016


18 de junio de 2016

El siervo de Yahvé: Identidad del Mesías, identidad del creyente


Con las distintas formas que tenemos de entender a Jesucristo el Maestro, vamos definiendo el estilo de vida de los discípulos

En el párrafo anterior al texto de Zacarías que leemos hoy,  encontramos la afirmación de que todos reconocerán que Jerusalén ha cobrado su fuerza a causa de su Dios.
En el texto que leemos hoy, se nos describe la efusión del Espíritu sobre la dinastía de David y los vecinos de Jerusalén. Ese espíritu será de gracia y de súplica, que les permitirá mirar con dolor al traspasado.
El evangelio de Juan aplicará esta expresión a Jesús crucificado.
La palabra MESIAS  en hebreo significa ungido; la palabra griega correspondientes es la de  cristós. Los israelitas ungían a sus reyes y, más tarde, a sus sumos sacerdotes.
Poco a poco pasaron a esperar a alguien, ungido de modo muy especial: al Mesías o Cristo.
En tiempos de Jesús hay varias maneras  de esperar el mesías: Una de ellas es la de los Fariseos y los Zelotas que esperan un mesías al estilo de David.
Los Zelotas esperan al mesías como alguien que realice  una acción armada directa en contra de los romanos; por el contrario los Fariseos, pues ellos coexisten pacíficamente con el poder romano.
Las comunidades de Qumrán entienden el mesianismo en el sentido sacerdotal; mientras que pocos entienden al Mesías como siervo de Yahvé.
En el pueblo es más frecuente la visión que tienen los fariseos sobre el Mesías, ya que en el pueblo es muy fuerte el influjo de los fariseos.
El texto de Lucas que leemos hoy nos refiere que, después de una intensa jornada del ministerio de Jesús en Galilea, Él se retira para hacer oración
A fin de evaluar los resultados de su arduo trabajo, Jesús pregunta a sus discípulos sobre la opinión que tiene la gente sobre Él y ellos responden que alguno de los profetas.
Luego Jesús les pregunta la opinión que ellos tienen sobre Jesús, a lo que Pedro responde que Jesús es el Mesías, pero Jesús les prohíbe que lo divulguen.
Jesús corrige lo que podría ser una visión triunfalista del Mesías y hace notar que sus seguidores tienen que seguir el camino del siervo de Yahvé, o del siervo sufriente.
Es claro que, desde el principio de su misión Jesús va construyendo el Reinado de Dios, con sus hechos y con sus palabras.
Su punto de partida es que Dios es padre de todos, que quiere un mundo de amor, de respeto, de justicia, de libertad y e paz  y esto implica una lucha, contra la injusticia, la violencia, la desigualdad, la mentira.
Por ello, los poderes que oprimen, explotan y aplastan al pueblo reaccionan con la represión, la tortura y la muerte contra los que trabajan por el proyecto del Padre.
Es por eso que el mesianismo de Jesús debe ser comprendido en la línea del siervo de Yahvé que aparece en texto de Isaías 52, 13-53, 12.
Esta lectura, interpretada, además a la luz de la primera lectura, descarta por completo que el mesianismo de Jesús sea un mesianismo triunfalista.

Ser discípulos del Cristo comporta para nosotros, tomar conciencia, de que a la manera de Jesús, con nuestros hechos y palabras tenemos la misión de construir el Reinado de Dios Padre.
Ser discípulos del Cristo comporta para nosotros luchar, como Jesús, contra la injusticia, la desigualdad, la opresión, la mentira.
Ser discípulos del Cristo comporta para nosotros tener conciencia que el camino del Mesías y nuestro propio camino implica el riesgo de enfrentar a los que detentan el poder y la riqueza y asumirlo con todas sus consecuencias.
Ánimo, el Mesías va delante de nosotros
Cosme Carlos Ríos
Junio 18 del 2016



11 de junio de 2016

Jesús ofrece otra oportunidad


Por viejas costumbres solemos rechazar como grupo a las mujeres que se dedican a la prostitución y silenciamos la parte de los que explotan comercialmente la sexualidad femenina.

En la primera lectura, David, el rey, ha pecado gravemente. No sólo ha cometido adulterio con la mujer de uno de sus soldados, sino que además hizo matar al esposo engañado.
Se ha burlado así del mismo Dios, al arrogarse el derecho sobre  la vida y la muerte en beneficio de sus deseos depravados.
Esto merece un castigo. Pero el rey reconoce su delito y se manifiesta humildemente arrepentido. Muestra así la profundidad de su fe, a pesar de su pecado.
Por eso Dios lo perdona. David quedará para siempre como el ejemplo vivo del hombre que, sobrepasando sus miserias, se ha situado en la dinámica de Dios.
Aunque el texto resalta la ofensa contra el soldado, el texto bíblico también habla de la violencia contra la mujer, dice: David mandó unos mensajeros para que se la trajeran”.
En el texto la mujer aparece como una cosa, una propiedad del varón, y no podemos menos que incomodarnos ante esto. La voz de la mujer sólo se escucha para decir: “estoy encinta”.
La lectura es puesta aquí para mostrarnos el inmenso amor y perdón de Dios aunque el crimen sea horrendo, como es el caso.
Dios sólo espera el arrepentimiento sincero para que su perdón llegue inmediatamente sobre los suyos
En el evangelio, una mujer  se atreve a estropear una sobremesa elegante. Ella no sólo quebranta las leyes de la buena educación, sino que, además, comete una infracción de tipo religioso: pues siendo una mujer impura no debe manchar con su presencia la casa de un hombre puro como es un fariseo.
Por un momento Jesús pierde su dignidad de profeta a los ojos de su anfitrión: “Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que le está tocando, y lo que es: una pecadora”.
Ante la situación que se ha presentado, Jesús, en vez de corregir a su anfitrión, lo invita a salir de su ignorancia y a reconocer que el verdadero pecador es él; el fariseo que se cree puro.
La mujer, a nadie ha engañado: ha repetido los gestos de su oficio; la misma actitud sensual que ha tenido con todos sus amantes.
Pero esta tarde sus gestos no tienen el mismo sentido. Ahora expresan su respeto y el cambio de su corazón. El perfume lo ha comprado con sus ahorros, que son el precio de su “pecado”.

Y sin dudarlo rompe el vaso, para que nadie pueda recuperar ni un gramo del precioso perfume.
En la antigüedad las prostitutas eran consideradas esclavas; socialmente no existían.
Sin embargo, esta tarde una prostituta escucha las palabras de absolución y de canonización, porque ha hecho el gesto sacramental, ha expresado su decisión de cambiar de vida.
Los evangelios destacan la acogida y comprensión de Jesús a los sectores más excluidos por casi todos de la bendición de Dios: prostitutas, recaudadores, leprosos…
Su mensaje es escandaloso: los despreciados por los hombres más religiosos tienen un lugar privilegiado en el corazón de Dios. La razón es solo una: son los más necesitados de acogida, dignidad y amor.

Para seguir este comportamiento de Jesús, tendremos que revisar cuál es nuestra actitud en las comunidades cristianas ante ciertos colectivos como las mujeres que viven de la prostitución o los homosexuales y lesbianas.
Para pensar y actuar como Jesús necesitamos cambiar nuestras actitudes hacia las prostitutas y hacia las madres solteras.
Como en todas las comunidades hay personas que han tenido o que tienen esas características, será bueno que iniciemos una pastoral de acogida hacia ellas, que, sin censurarlas, les ayude a encontrar caminos de dignidad

Junio 11 2016
Cosme Carlos Ríos


4 de junio de 2016

Devolver los hijos a sus madres



Más de un millón de niños se han quedado huérfanos o han sido separados de sus familias por causa de la guerra”, dice un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
También hay un gran número de madres solteras, abandonadas o divorciadas que han de asumir la difícil tarea de salir adelante y criar solas una familia. 
Las diversas problemáticas más apremiantes que viven los jóvenes actualmente son: la violencia, el desempleo, la pobreza y la inequidad en educación.


Elías es uno de los profetas más antiguos, por lo que no tenemos escritos de él, sólo conocemos algunos relatos populares que fueron recogidos en el primer libro de los Reyes.
Este libro se terminó de escribir, después del destierro y el texto de hoy  nos habla de la acción de Elías en defensa de la fé en el Dios del Éxodo.
Su gran afirmación es mi Dios es  Yahvé y su mismo nombre “Elías” significa Yahvé es mi Dios.
La escena que leemos hoy, en que Elías resucita al hijo de la viuda contrasta con la actitud del rey Acab que promueve la muerte.
En este signo, la viuda reconoce que Elías es un profeta “un hombre de Dios”
El relato del evangelio que leemos hoy, es un texto exclusivo de Lucas
Jesús llega a Naín cuando en la pequeña aldea se está viviendo un hecho muy triste. Jesús viene del camino, acompañado de sus discípulos y de un gran gentío.
De la aldea sale un cortejo fúnebre camino del cementerio: Una madre viuda, acompañada por sus vecinos, lleva a enterrar a su único hijo.
Lucas nos describe la trágica situación de la mujer. Es una viuda, sin esposo que la cuide y proteja en aquella sociedad controlada por los varones.
 Le quedaba solo un hijo, pero también este acaba de morir. La mujer no dice nada. Solo llora su dolor.
El encuentro ha sido inesperado. Jesús venía a anunciar también en Naín la Buena Noticia de Dios. El texto nos dice «el Señor la miró, se conmovió y le dijo: No llores».
Jesús no conoce a la mujer, pero la mira detenidamente. Capta su dolor y soledad, y se conmueve hasta las entrañas. El abatimiento de aquella mujer le llega hasta dentro.
Su reacción es inmediata: «No llores». Se acerca al féretro, detiene el entierro y dice al muerto: «Muchacho, a ti te lo digo, levántate».
Cuando el joven se reincorpora y comienza a hablar, Jesús «lo entrega a su madre» para que deje de llorar.
Al  “tocar cadáver”, Jesús provoca impureza ritual; pero, Él muestra que la compasión es la que marca el encuentro con Dios y no los ritos.
Jesús acompaña su acción con una palabra de autoridad dirigida al muchacho. “joven, te lo digo a ti…” La orden dada por Jesús es que se “levante”
El afirmar que “se puso a hablar”, es una manera de dejar constatación que el sujeto está realmente vivo y no se trata de una ilusión.
La frase “se lo dio a su madre” repite literalmente el hecho de Elías dando el hijo resucitado a la madre viuda.

Luchar como Elías y como Jesús en defensa de la vida de los jóvenes significa para nosotros combatir en forma clara y organizada  la violencia, el desempleo, la pobreza y la inequidad en la educación.
Vivir la misericordia como Elías y como Jesús en apoyo a las madres abandonadas implica valorar los esfuerzos que hacen las viudas y madres solteras para sobrevivir, y esforzarnos por construir organismos que las apoyen en su difícil tarea.
Devolver los hijos a sus madres, como Jesús y como Elías implica para nosotros organizarnos para ayudar a los jóvenes metidos en los vicios y en la violencia a que se regeneren y se reintegren a la familia y a la sociedad.
¿Cuál tiene que ser nuestra tarea?
¿Qué tipo de organizaciones hemos de impulsar?
¿Cuáles han de ser nuestros objetivos?
Junio 04 16
Cosme Carlos Ríos