23 de febrero de 2013


Transfigurarnos para mostrar el rostro de Jesús

 

La renuncia del Papa Benito XVI es una muestra de la crisis que se vive en la Iglesia.

Es público y notorio que hay luchas de poder entre los miembros del colegio cardenalicio. Es igualmente público que hay corrupción en la administración del banco Vaticano.

Las acusaciones de abuso sexual de sacerdotes hacia niños es un escándalo que el Papa no ha podido, no ha sabido o no se ha atrevido a enfrentar.

Aunado a los achaques propios de su avanzada edad, esto explica el por qué renuncia el Pontífice.

Estamos mostrando a la humanidad un falso rostro de Jesús, estamos ocultando el verdadero rostro de Jesús.

Urge un nuevo modelo de Iglesia, una transfiguración,  que muestre mejor la vida y las enseñanzas de Jesucristo.

Urge un nuevo modelo de autoridad en la Iglesia, una transfiguración,  que, ponga de manifiesto  el rostro  de Jesucristo en el mundo de hoy.

Todas y todos los cristianos necesitamos una transfiguración que ponga de manifiesto el verdadero rostro de Jesucristo

 

Para comprender el evangelio de hoy es importante tomar en cuenta la forma en que se relata, que está llena de simbolismo, y tomar en cuenta la situación que están viviéndolos discípulos de Jesús.

En la tradición bíblica el monte es lugar de encuentro con Dios o sea lugar de oración.

La transfiguración de Jesús recuerda la transfiguración de Moisés después del encuentro con Dios (Éxodo 34, 29).

Moisés y Elías representan la tradición de fé que Israel recibió a través de la Ley (Moisés) y de los Profetas (Elías)

Las chozas, en las que sueña Pedro, recuerdan que en el paso por el desierto el pueblo de Israel vivió en campamentos.

La nube recuerda la presencia protectora de Dios (Éxodo 13, 21-22)

 

El evangelista nos ha relatado la crisis que viven los discípulos de Jesús: pues al iniciar su ministerio Jesús realizó muchas curaciones y era buscado por las multitudes. Pero, en este ejercicio, Jesús desatendió costumbres importantes para la sociedad de su tiempo como las leyes de pureza y la ley del sábado.

Jesús realizó curaciones en sábado y declaró que el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado. Jesús tocó con sus manos al leproso, permitió que lo tocara la hemorroísa y tendió la mano a la difunta niña, hija de Jairo.

Esto le acarreó las críticas y agresiones de parte de los escribas y fariseos, los hombres del sistema, y trajo como resultado el que la gente se acercara menos a Jesús.

Los discípulos, al ver que disminuye el número de seguidores, presienten el fracaso y comienzan a desalentarse.

Por su parte, Jesús, viendo cómo están las cosas, e interpretándolas a la luz de la experiencia de los profetas, comienza a hablar de su muerte y resurrección, lo cual aumenta el miedo y desilusión de los discípulos.

Jesús decide llevarse con él a los más destacados de su comunidad y los invita a encontrarse con Dios y a meditar la situación que están viviendo a la luz de la Ley y de los Profetas.

La voz del Padre confirma que "Este es mi Hijo, mi Elegido; escúchenloy a partir de ahí; Jesús continúa su ministerio pero con una transfiguración: ya no se dirigirá de lleno a las multitudes, sino que se dedicará a instruir a sus discípulos.

 

La Cuaresma es tiempo para transfigurarnos, descubriendo y mostrando verdadero rostro de Jesús.

Nuestra oración tiene que ser más de búsqueda del verdadero rostro de Jesús. Nuestra búsqueda tiene que ser cada vez más una búsqueda comunitaria.

Nuestra oración, transfigurada,  tiene que ser más atenta a las situaciones por las que estamos pasando, en particular, nuestras crisis personales y comunitarias, y luego,  interpretadas a la luz de la palabra del Padre.

Necesitamos transfigurarnos para ser más hermanos, viviendo el respeto, la tolerancia, el perdón y la compasión  de modo especial hacia los más débiles y necesitados.

Tenemos que fortalecer nuestra esperanza en el apoyo mutuo fortaleciendo el espíritu comunitario para enfrentar las crisis de hoy.

CCR

 

 

 

 

 

 

 

16 de febrero de 2013


Venzamos las tentaciones para construir el Reino

 

Una de las grandes dificultades que tenemos para convertirnos en pueblo de dios, comunidad de hermanos, es que cada uno buscamos nuestros propios intereses y no nos preocupamos por los intereses de los demás.

Se nota, asimismo, una competencia por ser el que manda y cuando asumimos una responsabilidad, muchas veces la realizamos en forma autoritaria.

Otras veces usamos la autoridad que se nos confía para sacar beneficios personales, por encima del bienestar de todos.

 

El texto del Deuteronomio que leemos hoy, muy probablemente fue escrito después del destierro y fue escrito para orientar la nueva forma en que ha de vivir el pueblo que regresa del exilio.

Hace memoria de las recomendaciones que dió Dios al pueblo al tomar posesión de la tierra prometida. Recuerda que fue Yahvé quien liberó al pueblo y le dió la tierra prometida.

El israelita en agradecimiento presentará a Dios los primeros frutos de la tierra.

 

Después de que Jesús fue bautizado, San Lucas nos dice que fue conducido por el Espíritu Santo al desierto para conocer y profundizar en el proyecto de Dios.

No hemos de tomar la narración al pie de la letra, ni limitar las tentaciones de Jesús a este momento. Más importante es la enseñanza que nos dan las repuestas de Jesús que nos han de servir como norma y guía.

No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. El hombre tiene que buscar alimento para su cuerpo, pero tiene que tomar conciencia de que tiene que alimentarse de la palabra de Dios para poder llevar a cabo el proyecto del Reino.

Al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo servirás. No podemos hacer del poder o del dinero un rival de Dios (algo igual a dios) ni entregarles el corazón.

Los bienes de la tierra son para todos los hijos de Dios y el poder no debe existir pues la autoridad tiene que ser, por encima de todo, un servicio al bien común.

No pondrás a prueba al Señor, tu Dios. Cuando obtenemos la fama nos despersonalizamos y nos ponemos al servicio de lo que los demás piensan o quieren de nosotros.

 

Alimentarse de la Palabra de Dios significa para nosotros tener el oído atento para descubrir en la Biblia y en los acontecimientos el proyecto de Dios; conocer ¿Cómo es Jesucristo? ¿Dónde lo podemos encontrar? Y sobre todo ¿Qué quiere de nosotros?

Al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo servirás significa para nosotros que ciertamente tenemos que amarnos a nosotros mismos, a nuestras familias, a la naturaleza y a la sociedad, pero todo esto vivido como exigencia del amor a Jesucristo que es para nosotros el supremo amor.

No pondrás a prueba al Señor, tu Dios significa para nosotros, no exigirle a Dios que haga lo que nosotros queramos, sino que nosotros estemos dispuestos a descubrir y realizar en nuestra vida lo que Dios quiere.

La Cuaresma es un tiempo propicio para dedicar más tiempo a conocer las necesidades de los hermanos y a meditar la palabra de Dios, buscando lo que Él quiere que hagamos frente a los problemas y necesidades de nuestro mundo y de nuestros hermanos.

La Cuaresma es un tiempo propicio para mostrar con nuestras obras de amor y justicia el amor incondicional que tenemos a Jesucristo.

La Cuaresma es un tiempo propicio para ponernos incondicionalmente al servicio de Jesucristo, renunciando a imponerle nuestra voluntad.

CCR

9 de febrero de 2013


Vencer los complejos

Para colaborar en la construcción del Reino

 

Cuando somos llamados a colaborar en la obra de Dios, muchos alegamos que no podemos, porque eso es para personas más importantes.

En otras ocasiones decimos que las cosas no pueden cambiar porque muchas veces se ha hecho la lucha, pero la gente no responde.

También ponemos como pretexto que no somos dignos de participar porque somos muy malos y Dios sólo acepta la colaboración de los buenos.

Cuando se nos invita a participar en al o nuevo o en alguna actividad social decimos que no estamos preparados.

 

La primera lectura nos presenta en forma de autobiografía la vocación de Isaías y la ubica en el año de la muerte del rey Uzías; eso posiblemente faltando 740 años para el nacimiento de Jesús de Nazaret

La autobiografía la ubica en el templo, y muestra a Dios, rodeado de su corte, sentado en un trono como rey, lleno de majestad.

Ante esta visión el profeta se siente perdido y toma conciencia de su culpabilidad; uno de los miembros de la corte  celestial toma un carbón encendido y con él purifica los labios de Isaías, quien, al punto se ofrece para realizar la misión que Dios le confía: La misión de la voz profética.

 

Jesús, en Nazaret, ha proclamado su consagración y misión de cambiar en buenas las situaciones que deshumanizan a las personas.

Ahora Jesús inicia su misión y, usando la barca de Simón Pedro, le pide que la despegue un poco la orilla para hablar a la multitud, lo cual realiza Simón sin ningún reparo.

Al terminar, Jesús pide a Simón que se meta más a fondo, ante lo cual, Pedro responde que  no se puede porque ya lo intentaron toda la noche; pero por darle gusto a Jesús obedece y obtiene una pesca sin igual.

Aquel experto pescador, no valora su enorme capacidad de pescador, sino que se fascina ante Jesús y comenta que no puede ser uno de sus colaboradores, ya que es un hombre pecador.

Jesús vence los temores de Simón y le dice que a partir de ese momento tendrá una nueva misión.

 

El Papa, los Obispos, los Sacerdotes, los Religiosos y Religiosas y todos los laicos que colaboramos en la tarea de la Iglesia hemos tenido que vencer complejos de inferioridad, complejos de fracaso y complejos de culpa. Esto forma parte de nuestra naturaleza humana.

 

Para vencer nuestro complejo de inferioridad y colaborar con la misión de Jesús hemos de tomar conciencia de que, el bautismo, nos convirtió en hijos de Dios, consagrados para colaborar en la misión de Jesucristo.

Para vencer nuestro complejo de fracaso y colaborar con la misión de Jesús hemos de tomar conciencia de que ningún ser humano es perfecto y de que todos fracasamos muchas veces, pero lo importante es que venzamos los fracasos y no que los fracasos nos venzan.

Para vencer nuestro complejo de culpa y colaborar con la misión de Jesús tenemos que tomar conciencia de que Jesús no toma en cuenta nuestro pecado para pedirnos nuestra colaboración, sino que nos da los medios para mejorar cada día.

Para vencer nuestro complejo de ignorancia  y colaborar con la misión de Jesús tenemos que tener confianza en nosotros mismos y buscar las personas y materiales que puedan ayudar a que nos capacitemos.

Métete más a fondo y No temas

CCR

2 de febrero de 2013


Fidelidad a la Misión

A pesar de la discriminación y el conflicto

Cuando las mujeres participan en la misión de la Iglesia muchas veces son discriminadas y rechazadas a causa de su condición de mujeres.

Cuando los laicos, como parte de su misión, realizan la Celebración de la Palabra o llevan la Eucaristía a los enfermos muchas veces son criticados y en ocasiones rechazados.

Cuando los Sacerdotes, en fidelidad a su misión tocan temas sociales y políticos, son rechazados porque se les niega el poder intervenir desde la fé en esos asuntos relacionados con el bien de la persona y de la comunidad.

Recientemente han aumentado los ataques en contra de las Casas del Migrante y de sus responsables y ha aumentado la agresión en contra de los Defensores de los Derechos Humanos.

 

Las reformas emprendidas por el rey Josías centralizaron el culto en el templo de Jerusalén dejando sin empleo a los sacerdotes de las aldeas o confiándolos en Jerusalén ministerios de segunda categoría. Tal parece ser el caso de jeremías de los sacerdotes de Anatot

Por la misma época, Babilonia ha ido surgiendo como un nuevo imperio que amenaza a Israel. El rey de Judá, el ejército y los dirigentes de la clase sacerdotal han decidido enfrentar a Babilonia apoyándose en Egipto.

Considerando que Judá, aún aliada a Egipto no tiene las fuerzas necesarias para enfrentar a Babilonia, Jeremías propone un sometimiento estratégico al imperio que impediría un gran derramamiento de sangre.

Los jefes de Judá se apoyan en la confianza de que Jerusalén y el templo son inviolables y en que la descendencia de David permanecerá para siempre.

Jeremías lucha por deshacer las falsas seguridades de los grandes y por ello vivirá permanentemente el conflicto, hasta el grado de ser arrojado en una fosa sin agua.

El relato de la vocación de Jeremías resalta la promesa de Dios: Yo te pongo hoy como ciudad fortificada, como columna de hierro, como muralla de bronce, para que te enfrentes a todo el país de Judá: a sus reyes, a sus jefes y sacerdotes y al pueblo en general. Ellos te harán la guerra, pero no te vencerán, porque yo estaré contigo para protegerte.

Hasta el final, Jeremías permanecerá fiel a la misión, a pesar del enfrentamiento y el conflicto

 

 

Jesús ha participado en la sinagoga de Nazaret leyendo el texto del profeta Isaías, pero en su lectura ha suprimido el texto que habla de un Dios vengador: “Este es el tiempo para vengarse de nuestros enemigos”.

Además, Jesús ha proclamado que en ese momento en que lee, se cumplen las profecías anunciadas y recuerda que la acción de Dios va más allá de las fronteras de Israel, y lo hace recordando a los profetas Elías y Eliseo.

Los nazaretanos, pueblo creyente, fanático y que se siente dueño de Dios, rechaza al Nazareno ungido y enviado por el Espíritu del Señor, porque es pequeño, es el hijo de José.

Jesús decide retirarse de Nazaret y aunque, a partir de ahí le acompaña el conflicto, permanecerá fiel a la misión hasta morir en la cruz.

 

Ser fieles a la misión de Jesús implica para nosotros valorar y animar a las mujeres para que se mantengan firmes a la misión por encima del rechazo y la discriminación.

 Ser fieles a la misión de Jesús implica para nosotros valorar y animar a los laicos que además de su trabajo diario, realizan Celebraciones de la Palabra y se dan tiempo para acompañar a los enfermos en su dolor.

Ser fieles a la misión de Jesús implica para nosotros valorar y animar a los Sacerdotes que se esfuerzan por construir un mundo más justo y humano y apoyan las causas de los más débiles y desamparados.

Ser fieles a la misión de Jesús implica para nosotros valorar y animar a los que laboran en las Casas del Migrante y a los Defensores de los Derechos Humanos

CCR