29 de junio de 2013


Llamados a participar en la misión de Jesús

 

Entre nosotros hay personas que quieren colaborar en la obra de la comunidad cristiana, pero buscan privilegios o tener la oportunidad de mandar.

Hay algunos que creen que en la caja de la comunidad hay un patrimonio del que ellos se pueden beneficiar, y hay muchos a los que les gustaría colaborar pero sólo de vez en cuando.

Hay algunos que dicen estar dispuestos a colaborar pero cuando tengan tiempo, cuando ya no tengan responsabilidades con los hijos,

 

 

El profeta Elías es uno de los primeros profetas de la Biblia, se caracteriza por ser un fiel defensor de la fidelidad a Yahvé, el Dios de los oprimidos, el Dios de la liberación, el Dios de la alianza.

El texto nos manifiesta que Elías está a punto de terminar su misión, pero la lucha y la misión continúan; por lo que hay que buscar a la persona y comunidad que la continúe. Por eso Dios le encarga que busque a Eliseo para participar en la misión.

Como casi todos los llamamientos proféticos, el llamamiento de Eliseo está acompañado por un gesto externo:

A Eliseo, Elías le echó el manto encima; es un gesto un poco enigmático, pero su sentido está claro: se trata del llamamiento al ministerio profético, ya que a partir de ese momento Eliseo lo abandonó todo y siguió a su maestro Elías.

Eliseo abandonó sus campos, sus yuntas y su familia y entró al servicio de Elías.

Este abandono y ruptura con el pasado están bien simbolizados por el sacrificio de su pareja de bueyes, sacrificio celebrado en compañía de su gente como acto de despedida.

Lucas presenta toda la sección (9.51-19.27) dentro del marco del último viaje de Jesús, de Galilea a Jerusalén.

Es el viaje de Jesús hacia el cumplimiento definitivo de su misión por medio de la muerte y la resurrección.

Nos encontramos con dos episodios; en el primero: Jesús, que necesita hospedaje porque va de viaje a Jerusalén, recibe una negativa por  parte de los samaritanos. El continúa su camino.

En el segundo momento Lucas reúne tres episodios para ayudarnos a comprender el llamado a seguir a Jesús.

La primer persona, por su propia voluntad, se ofrece a seguir a Jesús, pero por la respuesta de Jesús, podemos deducir que Jesús descubre que esta persona buscaba beneficios materiales y que Jesús, que no tiene donde dormir, no se los puede ofrecer.

A la segunda persona la llama el mismo Jesús, pero, por la respuesta, podemos deducir que pretende seguir a Jesús, pero más tarde.

Conociendo a Jesús, es obvio que el padre aún no estaba muerto, (no va con el corazón de Jesús); significa que Jesús le dice: “Sígueme ahora”. 

La tercer persona también se ofrece a colaborar con Jesús, pero igualmente, la respuesta de Jesús nos ayuda a entender que esta persona quiere seguirlo, pero a medias.

 

Seguir a Jesús hoy significa para nosotros luchar por la vida, por la justicia y por la paz sin esperar recompensas materiales o privilegios.

Seguir a Jesús hoy significa organizar nuestra vida de modo que hoy, y no después, nos demos tiempo para vivir y ayudar a vivir la misericordia, la compasión y el compartir.

Seguir a Jesús hoy significa vivir los valores de Jesús no sólo en el templo y en las actividades de Iglesia, o en algunos momentos significativos, sino en toda nuestra vida

 

Felicidades a mis colegas que recibieron el Sacramento del Orden Sacerdotal un 29 de Junio

 

 

22 de junio de 2013


Jesús es el servidor que se entrega.

 

En nuestras Iglesias la imagen de Jesús aparece como una persona de poder y no de servicio, pues los actos de culto y las vestiduras de los ministros reflejan más el poderío que el servicio.

Obviamente quienes han presentado esta imagen de Jesús son los hombres del poder

En la vida diaria de los cristianos es notable la diferencia entre clérigos y laicos, como si no fuéramos todos seguidores del crucificado, o como si lo más importante fuera tener poder.

 

La primera lectura que hacemos hoy corresponde a lo que se llama el Deutero Zacarías, que abarca los capítulos del 9 al 14 y corresponde a la época de la dominación griega.

 Fue escrito entre el 300 y el 250  a. C. Los autores probablemente son levitas defensores de los pobres Ellos hacen una crítica de los Tolomeos.

El texto de hoy nos presenta la promesa del don del espíritu sobre  los descendientes de David y sobre los habitantes de Jerusalén para que vuelvan a Dios con amor y confianza.

Con este espíritu podrán poner su mirada no en el triunfo sino en el siervo que se entrega y es masacrado por fidelidad a la misión.

 

Lucas sitúa este párrafo en lo que se suele llamar la Encrucijada crítica: Jesús ha realizado su ministerio acompañado de muchedumbres a las que ha concedido innumerables beneficios.

Pero, por convicción y en ocasiones provocado por la situación, ha dejado de observar normas o costumbres religiosas del pueblo que no estaban a favor de la vida.

Los hombres del sistema religioso, en particular los escribas y fariseos no han perdido oportunidad para atacarlo y tratar de desautorizarlo.

A consecuencia de esto las multitudes se han ido retirando de Jesús y los discípulos, ansiosos de triunfo, se sienten defraudados y llenos de miedo.

Jesús siente la necesidad de reflexionar sobre su ministerio y se retira con sus discípulos fuera del país, y, después de hacer oración los interroga sobre la opinión de la gente sobre su misión y posteriormente sobre la opinión que tienen ellos mismos.

Los discípulos, judíos nacionalistas y ávidos de triunfo, por medio de su vocero responden: Tú eres el Cristo de Dios, evidentemente entendido en sentido nacionalista y triunfalista.

Jesús les declara entonces la suerte que espera al Cristo: "El Hijo del Hombre tiene que sufrir mucho y ser rechazado por las autoridades judías, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la Ley. Lo condenarán a muerte, pero tres días después resucitará.

Esta palabra de Jesús debería echar por tierra la opinión de los discípulos y por ello Jesús insiste: "Si alguno quiere seguirme, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz de cada día y que me siga.

 

Creer en Jesús implica una renuncia permanente al poder, al deseo de dominar, pues el Mesías nace de una nazarena y durante su vida se manifiesta como hombre de pueblo.

Creer en Jesús implica llevar una vida de entrega al pueblo en la lucha por la justicia y la solidaridad.

Creer en Jesús significa aceptar el rechazo de los hombres de poder tanto político como religioso cuando se lucha defendiendo los intereses del pueblo.

 

CCR

15 de junio de 2013


El amor base para cumplir, leyes, normas o costumbres

Prácticamente en todas las iglesias educamos a la gente para el cumplimiento de leyes, normas y costumbres, pero pocas veces insistimos en que esa observancia tiene que nacer del amor.

Casi todos, en nuestra experiencia religiosa, respetamos poco y hasta despreciamos a las mujeres que se dedican al oficio más antiguo de la humanidad.

Los pastores utilizamos un lenguaje muy profesional, que muchas veces no es comprendido por el pueblo sencillo, y nos quedamos con la conciencia de que ya les explicamos con claridad, (para nosotros, claro, pero no  siempre para el pueblo).

 

David es un pastor, que mediante sus actos de guerra, ha logrado obtener el poder y el reino sobre las doce tribus de Israel.

Este poder lo hace sentirse dueño de las personas, por lo que utiliza para satisfacer su lujuria a la esposa de uno de sus soldados.

Como ella le comunica al rey que ha quedado encinta, el rey decide deshacerse del soldado, poniéndolo en el lugar más peligroso de la batalla para que muera.

El profeta Natán, enviado por Dios, le hace ver que el poder y la riqueza de que ahora goza, son don de Dios y le echa en cara el abuso que ha hecho del poder. David reconoce su pecado y Dios le concede su perdón.

Mientras Jesús participa en una comida en casa del fariseo Simón, una mujer de la ciudad, considerada como pecadora, entra en el comedor y se sitúa a los pies de Jesús.

Con sus lágrimas riega los pies de Jesús y los seca con sus cabellos, para luego ungírselos con perfume de nardo.

Los artículos que usa; su cabellera, sus ojos y su perfume han sido empleados para seducir, pero en esta ocasión, tienen un uso diferente le sirven para mostrar su arrepentimiento y la muestra del amor auténtico que siente por el profeta Jesús.

Los comensales piensan que Jesús no tiene nada de profeta, ya que no es capaz de distinguir a una mujerzuela: Jesús interviene dirigiéndose al fariseo.

Le pone una comparación en la que lo obliga a contestar que, “ama más aquel a quien más se le ha perdonado”.

Luego pone en contraste al fariseo con la mujer: a él le reprocha la falta de atenciones que ha tenido para con Jesús, mientras que la mujer se ha desbordado en atenciones por el mucho amor que ha mostrado.

Concluye Jesús que los muchos pecados de la mujer le son perdonados por el mucho amor que ha mostrado,

 

Mirar como Jesús y valorar como Jesús implica para nosotros, la gente religiosa, insistir en el amor de modo que este sea el motor de la observancia de leyes, costumbres o normas.

Mirar como Jesús y valorar como Jesús implica para nosotros, la gente religiosa, valorar a las mujeres por la dignidad de hijas de Dios que tienen, y no por el oficio que desempeñan.

Las comparaciones que usan Natán y Jesús nos han de servir de ejemplo sobre la forma sencilla en que  tenemos que explicar al pueblo las normas, costumbres o reglas

CCR 

8 de junio de 2013


Enjugar las lágrimas, devolver la vida

En nuestras comunidades, de modo particular desde que aparece el crimen organizado, ha aumentado el número de muertes y de familias desconsoladas.

Aunque los Obispos mexicanos en el 2010 hicieron una reflexión sobre este tema e hicieron propuestas para que asumieras este ministerio, pocas comunidades hemos tomado en serio el ministerio de consolación.

También hay muchas personas, muertas en vida como los indigentes, los alcohólicos y  drogadictos y hacemos poco para devolverles una vida digna

El profeta Elías de Tisbé, del que no habla la primera lectua realizó su ministerio en el reino del Norte durante el reinado de Acab y Jezabel.

Elías es un apasionado defensor de la fé en Yahvé, lo que lo lleva a un fuerte enfrentamiento con la pareja real que lo persigue a muerte, por lo que tiene que huir a territorio de Sidón.

Elías pertenece al grupo de los primeros profetas, los que no dejaron escritos, por lo que la historieta que hoy se nos narra, recoge memorias populares sobre él, pues los libros de los Reyes se terminaron de escribir unos 400 años después del profeta.

Aunque los datos no sean históricos, ciertamente nos muestran la orientación que tuvo la vida y la actividad de Elías: siempre en defensa de la vida.

Una viuda pobre, que vive con su pequeño hijo ha dado hospitalidad al profeta perseguido, pero sucede que el pequeño enferma de gravedad y muere por lo que ella increpa al profeta.

Elías le pide que le dé al niño, lo toma en sus brazos, sube al cuarto donde se hospeda, e invoca a Yahvé, se tiende sobre el niño, le vuelve al respiración y lo devuelve a su madre.

La compasión por el sufrimiento de los desamparados es una preocupación importantísima en la vida del profeta.

Jesús de Nazaret va de camino con su comitiva y al entrar en Naim se encuentra otra comitiva, esta, fúnebre, que tiene como centro a una madre viuda que acaba de perder a su hijo único.

En el tiempo de Jesús las viudas, junto con los huérfanos, son el prototipo de la gente débil e indefensa. Por eso la ley israelita las protegía particularmente contra toda posible injuria u opresión. Dios vela de modo especial sobre ellas, y lo mismo deben hacer los demás.

Jesús al ver a la mujer se conmueve por ella y le dice: “No llores”. Se acerca al féretro y dice al difunto: “Joven a ti te digo levántate” y el joven volvió a la vida.

Actuar como Jesús y como Elías ha de significar para nosotros estar al pendiente del dolor y del sufrimiento humano, ejerciendo el servicio de la consolación en nombre del Padre común.

 Actuar como Jesús y como Elías ha de significar para nosotros luchar para que se les devuelva una vida digna a indigentes, los alcohólicos y  drogadictos.

Actuar como Jesús y como Elías ha de significar para nosotros luchar para que los jóvenes encuentren oportunidades para su educación, oportunidades para su recreación y para que encuentren un empleo digno y bien remunerado.

CCR

 

6 de junio de 2013


El sagrado Corazón

En la mayoría de las iglesias la tarea pastoral consiste en la educación en la fé y en el culto, pero no se nota un amor profundo que lleva a pastores y fieles a preocuparse por aquellos que son más débiles en la comunidad..

 

El profeta Ezequiel actuó durante la época del exilio que vivieron en Babilonia las personas notables del pueblo de Judá.

El ejército de los babilonios destruyó las seguridades de este pueblo al arrasar la ciudad de Jerusalén, al destruir el templo y derrotar y exiliar a los descendientes de David.

En Babilonia no son prisioneros ni esclavos: los babilonios les han sido tierras de mala calidad y ahora los que eran dirigentes tienen que trabajarlas, obteniendo escasa producción.

Su estado de ánimo es depresivo pues no tienen dirigentes ni civiles ni religiosos y piensan que Dios los ha abandonado.

Ezequiel  les devuelve la esperanza mostrándoles un Dios pastor, un Dios que, los ama, que va en busca de ellos en su desesperada situación, que vela por ellos y va por ellos dondequiera que se encuentren.

La imagen de Dios que presenta Ezequiel es la del que pro amor busca al pueblo, lo reúne y lo quiere traer a su tierra para que tengan alimento en abundancia. Esto lo realizará Él mismo.  

Su amor lo impulsa a tener especial preocupación por la que se ha perdido y por la descarriada, la herida y la débil.

Por su parte el salmo constituye un eco de esta acción de Dios que guía a su pueblo por caminos rectos, que repara sus fuerzas, lo acompaña y lo libra de temores.

La misericordia y la bondad son las características del pastor que acompañan al pueblo.

En la carta a los romanos Pablo declara que Dios ha infundido su amor en nuestros corazones y la prueba de que Dios nos ama es que Cristo murió por nosotros cuando aún éramos pecadores.

En el evangelio, Jesús que ha visto las actitudes de los pastores, recuerda a los fariseos y a los escribas, que si a un pastor se le pierde una oveja deja a todas las otras y va a buscarla hasta que la encuentra.

La fiesta del Sagrado Corazón en este año hace énfasis en el amor de Dios y el mismo Jesús como pastor que ama.

Celebrar la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús ha de significar para nosotros, amar y preocuparnos por las personas que están en vulnerabilidad como los ancianos, enfermos y personas maltratadas.

Celebrar la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús ha de significar para nosotros buscar a las personas que se han descarriado y poner los medios para que regresen.

Celebrar la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús ha de significar para nosotros amar a las personas que son rechazadas por la sociedad

CCR

 

1 de junio de 2013


No excluir a nadie por impuro.

Los cristianos excluímos del culto y sobre todo de la participación en la Cena del Señor a los que viven en unión libre, a los que están casados sólo por el civil y a los que han formado un nuevo hogar (Casados vueltos a casar, cuando aún vive la primer pareja).

Ponemos demasiados requisitos para que las personas puedan ser padrinos en la administración de los Sacramentos, insistimos más en la pureza que en una vida según el Evangelio

Excluímos de nuestro trato a los alcohólicos, drogadictos, madres solteras y a las personas con otra preferencia sexual.

Muchas veces, en nuestras plegarias, pretendemos que Dios haga lo que nosotros queremos, sin que nos cueste y sin estar dispuestos a realizar lo que Dios quiere

 

El judaísmo (la religión judía organizada), nace durante el exilio en Babilonia: Los judíos buscan en esto una manera de mantenerse puros, separados de los demás pueblos.

Insisten por lo tanto en lo que los distingue de los demás: La práctica de la circuncisión, la observancia estricta del sábado y una larga lista de leyes de pureza

Por la misma época se termina de escribir el 1er. libro de los Reyes que forma parte de toda una obra redactada por los teólogos deuteronomistas, favorables a la dinastía de David.

El pasaje de hoy nos habla de la oración de Salomón en la dedicación del templo, en la que, contrario al espíritu excluyente del judaísmo, el rey pide a Yahvé que escuche la oración de todos los extranjeros que acudan al templo.

El evangelio de Lucas nos refiere que un centurión romano está muy preocupado por la salud de uno de sus sirvientes al que apreciaba mucho y estaba a punto de morir.

El centurión, respetando la ley judía excluyente, le manda a Jesús una delegación de gente notable para que le supliquen la curación del sirviente.

Los delegados hablan a Jesús de manera favorable sobre aquel hombre por lo que decide ponerse en camino.

Estando cerca de la casa, el centurión le manda decir que no es digno de que Jesús vaya a su casa, pero que basta con que Jesús mande a la enfermedad y ella le obedecerá.

Jesús admira a aquel hombre y declara que ni en Israel ha encontrado una fe tan grande.

El centurión se muestra creyente por su confianza en Jesús, pero esta fe se manifiesta en el respeto que tiene para la religión judía, aceptándose como indigno.

Más aún la fe del centurión se muestra en la expresión de los delegados: “Ama a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga”

La fe del centurión se manifiesta en la compasión que tiene, no por uno de sus oficiales, hombres de rango, sino por uno de sus sirvientes que sufre.

 

No excluir como impuros en la participación en el culto ha de significar para nosotros, no hacer énfasis en las normas y costumbres de pureza que excluyen a las personas del culto y de modo particular de la Cena del Señor

No excluir como impuros ha de significar para nosotros no hacer énfasis en las normas y costumbres de pureza que impiden ser padrinos de algún Sacramento e insistir más en la importancia de una vida según el Evangelio.

No excluir como impuros tiene que significar para nosotros no rehuir el trato con alcohólicos, drogadictos, madres solteras y personas con otra preferencia sexual.

Tener una fe auténtica tiene que significar para nosotros una confianza total en Dios, pero haciéndonos responsables de lo que nos toca a nosotros  y dispuestos siempre a hacer lo que Dios quiere.

 

CCR