28 de diciembre de 2013


FAMILIAS ABIERTAS AL PROYECTO DE DIOS

 

La droga, el alcoholismo, la esclavitud sexual, los embarazos precoces, la delincuencia, los desequilibrios psíquicos, afectivos e inclusive enfermedades físicas, tienen casi siempre su raíz en la falta de familia o de amor en el hogar.

El desempleo, la carestía y los bajos salarios presionan que ambos padres de familia trabajen fuera del hogar lo que provoca muchas tensiones y da como resultado mucho descuido de los hijos y violencia frecuente en la familia.

Tendremos que ver esta situación a la luz del proyecto de Dios que nos muestran las lecturas de hoy

 

La primera lectura está tomada del libro del “Sirácide”. En él se nos brindan enseñanzas para saber vivir en la presencia de Dios y en la comunidad humana. Muchas de dichas enseñanzas tienen que ver con la familia.

Ben Sirác tiene en mente el texto de la Alianza donde se manda expresamente honrar al padre y a la madre. Insiste de modo particular en el trato hacia los padres, sobre todo los padres ancianos.

La lectura de la carta a los colosenses que leemos hoy es una de las más bellas descripciones de la vida cristiana que encontramos en la literatura paulina.

El haber ya muerto y resucitado con Cristo debe convertir al creyente en una persona con los pies bien plantados en la sociedad, para transformarla con su compromiso y testimonio.

Dicho de otra manera: es la tarea de hacer «presente» en este mundo el «futuro de la nueva humanidad» a la que Dios nos ha destinado en Cristo.

La mirada del cristiano tiene que orientarse de nuevo: tiene que dirigirse resueltamente hacia «arriba»; porque allí está el nuevo centro donde convergen los deseos de la comunidad cristiana y de cada uno de los cristianos: Cristo. El que busca a Cristo allí le encuentra.

La Iglesia es como una gran familia que vive en la presencia del padre Dios con los sentimientos tan elevados y nobles que se enumeran en esta carta: misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión, perdón mutuo, paz...

 

Los judíos en la época de Jesús, y muchos de los pueblos primitivos, no conocían, ni conocen, las actuales dificultades y crisis por las que atraviesa en nuestra época la familia.

El modelo de familia del tiempo de Jesús, era el patriarcal. No contaba para nada el amor. La mujer quedaba anulada como sujeto de derechos y deberes jurídicos. El fin del matrimonio era tener hijos.

En el evangelio de San Mateo se nos presenta un momento concreto de la vida de la sagrada familia: el de su huida a Egipto para evitar la persecución desatada por Herodes.

Admiramos la valentía, la solicitud y la prudencia con que José cumple las instrucciones del ángel, y la docilidad de María.

Este pasaje además constituye un símbolo de la providencia paternal de Dios sobre estos humildes esposos, a los cuales ha confiado los primeros pasos de su enviado.

 

Para nosotros celebrar la fiesta de la Sagrada familia significa formar familias abiertas al proyecto de Dios: Familias que ven y sirven a Dios en los padres y de modo especial en los padres ancianos

Para nosotros celebrar la fiesta de la Sagrada familia significa formar familias que ponen en el centro a Jesús, el Cristo, y se esfuerzan por vivir la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión, el perdón mutuo y la paz...

Para nosotros celebrar la fiesta de la Sagrada familia significa poner como actitud principal el amor que se manifiesta en que el padre, como José, vive la valentía, la solicitud y la prudencia para proteger a su familia y María colabora consciente y activamente en velar por su hijo.

Feliz año 2014

Cosme Carlos Ríos

 

21 de diciembre de 2013


En su actuar, Dios utiliza signos pequeños

 

En general los católicos damos mucha importancia a las actividades que realizan las personas importantes, las actividades que se realizan en centros de renombre.

Pero no suele haber un lugar para los pequeños: Los niños, los ancianos, los indigentes y los que menos tienen.

Da la impresión que sólo descubrimos la presencia y la acción de Dios en aquello que brilla.

 

La lectura de Isaías que leemos hoy, nos ubica alrededor del año 733 a. C. Asiria está ganando cada vez más terreno; Damasco y Samaría quieren obligar al rey de Judá a aliarse con ellos para atacar juntos a Asiria.

Contra los consejos de Isaías, Judá (Ajaz) prefiere pedir ayuda a los asirios. Éstos apoyan al pequeño reino del Sur, pero le someten a un duro vasallaje.

Isaías, como la gran mayoría de profetas, predica no sólo de palabra, sino también a través de gestos simbólicos y de signos.

La fe que Isaías exige de Ajaz tiene un contenido bien concreto: él debe creer en la promesa que el Señor hizo a David.

Ningún poder humano podrá oponerse al cumplimiento de esta promesa, con tal que el rey y el pueblo pongan toda su confianza en el Señor.

En este caso, Isaías ofrece a Ajaz un signo que debía ser garantía de salvación para Judá. El rey rechaza el ofrecimiento, porque no está dispuesto a cambiar sus planes.

Entonces el profeta le anuncia un signo: Dios no va a salvar Judá por medio de los poderosos asirios sino por medio de la debilidad de un recién nacido y de una madre joven

El evangelio de San Mateo nos presenta la visión que tiene José, en la que Dios le revela el cumplimiento pleno de las profecías hechas a David y más tarde a Ajaz: La salvación del pueblo vendrá por medio de un pequeño niño, nacido de una madre joven.

Dios nos sigue hablando hoy por medio de señales, pero las señales de Dios no vienen del poder, de la riqueza, o de la fama sino que vienen de lo pequeño.

 

Celebrar la Navidad ha de significar para nosotros, abrir los oídos, estar atentos a las señales de Dios: Los niños que claman por el hambre, la falta de salud y el maltrato

Celebrar la Navidad ha de significar para nosotros, abrir los ojos, estar atentos a las señales de Dios: Los ancianos, abandonados y enfermos

Celebrar la Navidad ha de significar para nosotros estar atentos a las señales de Dios: estar atentos abrir las manos, para apoyar a las instituciones que apoyan a los niños y a los ancianos

Feliz Navidad

Cosme Carlos Ríos

Diciembre 21 2013

 

14 de diciembre de 2013


Las obras que identifican al Mesías

Los cristianos solemos identificarnos por nuestra participación en la Misa, por el tener imágenes, realizar algunas prácticas de religiosidad propia del pueblo.

A pesar de todo hay muchas personas que no pueden expresar sus ideas y su rabia ante la injusticia, porque inmediatamente aparece la represión.

Ante estos mismos hechos los cristianos nos hacemos sordos y no escuchamos el clamor de los hermanos, ni nos organizamos para ayudarlos a que su voz sea escuchada.

Hay muchos temores que impiden a la gente caminar y avanzar hacia un cambio de estructuras donde reine la paz con justicia.

Cabe la pregunta: ¿Nos identificamos con el actuar del Mesías que esperamos?

 

Al prepararnos a la Navidad pensamos que hay alegría, si hay regalos, si hay fiesta y no precisamente si estamos fortaleciendo la esperanza con las obras del Mesías

 

Leemos hoy un trozo del profeta Isaías que esta colocado en la sección de Isaías el Grande, pero que corresponde más bien al estilo del llamado Segundo Isaías, un profeta que actuó  durante el exilio en Babilonia: Un  profeta de esperanza,

La situación del pueblo que refleja el texto es de amargura y desesperanza

El profeta los invita a una inmensa alegría, anunciando para ellos una nueva situación y el retorno a la patria. Invita a prepararse, hacerse fuertes, a dejar el desaliento pues Dios justiciero viene para salvarnos.

El cambio será tan grande que los ciegos podrán ver, los sordos podrán oír, los mudos podrán hasta cantar y los tullidos saltarán como un venado. Vemos en ello un anuncio de los tiempos del Mesías que ahora esperamos.

La carta de Santiago es una invitación a la esperanza e invita tomar como modelo de paciencia a los profetas.

En el evangelio encontramos al Bautista en la cárcel y se encuentra desconcertado porque esperaba que Jesús, como El, presentara a Dios como un juez inflexible, que castiga, mientras Jesús anuncia buenas nuevas para el pueblo.

Manda una comisión para preguntarle a Jesús sobre su identidad. Jesús responde  invitando a que ellos mismos se formen una opinión partiendo de lo que ven y oyen, para que ellos deduzcan si el actuar de Jesús es el actuar del Mesías.

 

Nuestra identidad de cristianos que esperan la venida del Mesías se ha de mostrar en obras que dan esperanza y que transforman en humanas las situaciones que deshumanizan.

Nuestra identidad de cristianos que esperan la venida del Mesías se ha de mostrar en apoyar a las personas y grupos que claman justicia y equidad

Nuestra identidad de cristianos que esperan la venida del Mesías se ha de mostrar abriendo nuestros oídos para escuchar el clamor sordo de los migrantes, fuera de su tierra y de sus seguridades.

Nuestra identidad de cristianos que esperan la venida del Mesías se ha de mostrar ayudando a nuestros hermanos a abrir los ojos para entender la forma egoísta en que funciona nuestra sociedad

Nuestra identidad de cristianos que esperan la venida del Mesías se ha de mostrar si ayudamos a caminar a aquellos que por miedo o por complejos no luchan por su propia realización

Cosme Carlos Ríos

Diciembre 14 del 2013

 

7 de diciembre de 2013


Convertirnos hacia la convivencia total

Fruto de la paz con justicia

 

Para muchos de nosotros la Navidad es un tiempo de alegría y convivencia, pero poco reflexionamos en el perfil del personaje que esperamos.

Por falta de una orientación fundamental, nuestras celebraciones se convierten en meras celebraciones sociales, egoístas y elitistas en la que no caben los pobres.

 

El profeta Isaías actúa durante la dominación del imperio asirio, cuando el Reino del Norte (Israel) cae bajo la bota de los ejércitos del poderoso imperio

El fragmento, que leemos hoy viene inmediatamente después de anunciar la derrota de los enemigos de Judá, que estaban a las puertas de la Ciudad Santa.

Es un canto que anuncia al Mesías futuro, y describe sus rasgos fundamentales: Aun cuando en él no aparezca la palabra "mesías", es  claramente  mesiánico.

El Mesías será descendiente de David; estará lleno de espíritu profético; se empeñará en implantar la justicia y la paz entre los hombres y con la naturaleza, y  sobre todo del conocimiento del Señor.

Para fortalecer la esperanza del pueblo, amenazada por los ejércitos asirios, el profeta presenta una visión paradisíaca en la que se dará la convivencia y la armonía perfecta, frutos de la paz con justicia que acompañan al Mesías

 

El salmo que recitamos constituye una súplica en favor del rey, recitada en el día de su entronización o en el aniversario de su ascensión al trono

Más tarde, cuando el pueblo de Israel ya no era gobernado por reyes, la tradición judía vio en este salmo una descripción del futuro rey Mesías

 

Juan el Bautista está en el centro del primer pasaje de la actividad pública de Jesús. En primer lugar se describe su presentación, luego siguen su exhortación a convertirse y el anuncio del Mesías

Juan actúa en el “desierto de Judea.”  En esta región abundan los poblados. Muchos pensaban que del desierto vendría el Mesías

La conversión que Juan predica implica no sólo renuncia al pecado, sino un cambio radical de vida.

Los "fariseos", la secta más rigurosa del judaísmo, predicaban una doctrina muy elevada, eran celosos en el cumplimiento de la ley y estaban apegados a las tradiciones orales, pero eran verdaderos hipócritas.

Los "saduceos" eran materialistas; sólo admitían la ley escrita, y negaban la vida futura. El bautismo "en Espíritu y fuego" designa, en la predicación de Juan, la purificación salvífica y definitiva, que comienza con la actividad de Cristo.

 

La Palabra de hoy nos presenta hoy a un Mesías, poseído por el Espíritu del Señor, un Mesías que traerá la convivencia fraterna entre todos los seres de la creación, el que construye la paz con justicia.

Para participar en el proyecto del Mesías se hace necesaria la conversión, un cambio de actitudes que muevan hacia la convivencia total y a la paz con justicia.

 

Nos estaremos preparando hacia la Navidad con sentido cristiano si tomamos en cuenta que el Mesías,  el Salvador que esperamos, es el hombre poseído por el Espíritu del Señor, que trae la armonía entre todos como fruto de la paz con justicia.

Nos estaremos preparando hacia la Navidad con sentido cristiano si iniciamos un proceso de conversión para construir una convivencia armónica entre todos, como fruto de la paz con justicia.

Nos estaremos preparando hacia la Navidad con sentido cristiano si nuestras celebraciones tanto religiosas, como civiles promueven la convivencia entre todos, pero como fruto de la paz con justicia.

Cosme Carlos Ríos

Diciembre 07/13