21 de diciembre de 2013


En su actuar, Dios utiliza signos pequeños

 

En general los católicos damos mucha importancia a las actividades que realizan las personas importantes, las actividades que se realizan en centros de renombre.

Pero no suele haber un lugar para los pequeños: Los niños, los ancianos, los indigentes y los que menos tienen.

Da la impresión que sólo descubrimos la presencia y la acción de Dios en aquello que brilla.

 

La lectura de Isaías que leemos hoy, nos ubica alrededor del año 733 a. C. Asiria está ganando cada vez más terreno; Damasco y Samaría quieren obligar al rey de Judá a aliarse con ellos para atacar juntos a Asiria.

Contra los consejos de Isaías, Judá (Ajaz) prefiere pedir ayuda a los asirios. Éstos apoyan al pequeño reino del Sur, pero le someten a un duro vasallaje.

Isaías, como la gran mayoría de profetas, predica no sólo de palabra, sino también a través de gestos simbólicos y de signos.

La fe que Isaías exige de Ajaz tiene un contenido bien concreto: él debe creer en la promesa que el Señor hizo a David.

Ningún poder humano podrá oponerse al cumplimiento de esta promesa, con tal que el rey y el pueblo pongan toda su confianza en el Señor.

En este caso, Isaías ofrece a Ajaz un signo que debía ser garantía de salvación para Judá. El rey rechaza el ofrecimiento, porque no está dispuesto a cambiar sus planes.

Entonces el profeta le anuncia un signo: Dios no va a salvar Judá por medio de los poderosos asirios sino por medio de la debilidad de un recién nacido y de una madre joven

El evangelio de San Mateo nos presenta la visión que tiene José, en la que Dios le revela el cumplimiento pleno de las profecías hechas a David y más tarde a Ajaz: La salvación del pueblo vendrá por medio de un pequeño niño, nacido de una madre joven.

Dios nos sigue hablando hoy por medio de señales, pero las señales de Dios no vienen del poder, de la riqueza, o de la fama sino que vienen de lo pequeño.

 

Celebrar la Navidad ha de significar para nosotros, abrir los oídos, estar atentos a las señales de Dios: Los niños que claman por el hambre, la falta de salud y el maltrato

Celebrar la Navidad ha de significar para nosotros, abrir los ojos, estar atentos a las señales de Dios: Los ancianos, abandonados y enfermos

Celebrar la Navidad ha de significar para nosotros estar atentos a las señales de Dios: estar atentos abrir las manos, para apoyar a las instituciones que apoyan a los niños y a los ancianos

Feliz Navidad

Cosme Carlos Ríos

Diciembre 21 2013

 

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