27 de diciembre de 2014

La familia de Nazaret modelo de las familias creyentes
Vivimos una cultura, un estilo de vida marcado por el sistema neoliberal globalizado, que busca la ganancia y que privilegia la eficiencia y la competitividad.
En las familias, como en el resto de la sociedad, esta cultura afecta a los menos eficientes y competitivos, dejando así rezagados a los niños, a los ancianos y a las mujeres.
El neoliberalismo, por su énfasis en la ganancia nos va haciendo más insensibles a los problemas humanos e incluso a los valores religiosos. Este afán de ganancia nos lleva a ponernos por encima de los demás y desintegra a las mismas familias.

Las lecturas de hoy insisten en la persona de Abraham como el padre de la gran familia de los creyentes, el modelo de los que se esfuerzan por vivir como Dios quiere.
El libro del Génesis relata la palabra de Dios que le fue dirigida a Abraham, un hombre sin hijos: No temas, Abrán; yo soy tu escudo y tu paga será abundante. Y luego añade la promesa: Mira al cielo; cuenta las estrellas si puedes. –Así será tu descendencia.
El escrito a los hebreos presentando modelos de fé nos dice:
Por la fe, Abraham, al ser llamado, obedeció y salió hacia la tierra que había de recibir en herencia, pero sin saber adónde iba.
Por la fe, Sara recibió el vigor, principio de una descendencia, y esto fuera ya de la edad propicia, por cuanto creyó que era fiel el que se lo había prometido.
En el evangelio vemos a toda la familia de Nazaret en el cumplimiento de los preceptos religiosos; pero lo más importante es verlos juntos, realizando el plan de Dios.
Según la ley y la costumbre de la época, pasados cuarenta días del parto, la madre debía presentarse al templo para su purificación.
Además, era normativo presentar al primogénito en el templo como ofrenda a Dios. José y María asumen todas las costumbres y preceptos de su tiempo. Como familia de escasos recursos ofrecen un par de pichones.
En el templo se encuentran con Ana, una mujer profetisa; ella, al igual que Simeón, ha envejecido esperando ver la gloria de Dios; y en Jesús ha hallado algo especial: Este niño es la vida nueva, es el cumplimiento de la promesa liberadora de Dios.
Termina el evangelio diciendo que Jesús crecía integralmente en el seno de su familia; un rasgo que vale la pena resaltar hoy.
Jesús configura su ser en el hogar, con su familia; es allí donde aprende a amar, a servir, a trabajar y a luchar por la justicia.

Celebrar la fiesta de la Sagrada familia implica para nosotros, como Abraham y Sara un esfuerzo constante por buscar y realizar lo que Dios quiere.
Celebrar la fiesta de la Sagrada familia implica para nosotros, como María, José y Jesús participar juntos en los actos de culto.
Celebrar la fiesta de la Sagrada familia implica para nosotros el esfuerzo por superar las actitudes de competitividad y construir familias unidas por el amor, que favorecen el respeto, el diálogo y la colaboración.
En 1968, en Medellín, los Obispos latinoamericanos nos dicen que la familia ha de ser: Formadora de personas, educadora en la fé y promotora del desarrollo
Feliz año 2015
Cosme Carlos Ríos
Diciembre 27 del 2014


20 de diciembre de 2014

Buscar la voluntad de Dios

Con frecuencia identificamos la voluntad de Dios con nuestra propia manera de pensar y de vivir, sin una búsqueda de lo que realmente Dios quiere.
En nuestra sociedad valoramos a los grandes, a los que tienen fama, poder o riqueza y poco o nada valoramos y tomamos en cuenta a los pequeños.
La cultura machista nos ha llevado a vivir y a sentir que la mujer ha de estar sometida al varón y que su papel se reduce al hogar.

La lectura del segundo libro de Samuel nos cuenta que, deseando David edificarle una casa a Yahvé en Jerusalén, Yahvé dirigió la palabra al profeta Natán, para comunicarle que no sería David quien le edificaría una casa a Yahvé, sino que Yahvé le edificaría una casa a David.
El templo que pretendía construir David era una pretensión de encerrar a Yahvé, de tenerlo bajo su control
La profecía de Natán quiere decir que Dios le dará una descendencia a David, es decir, la permanencia del linaje de David sobre el trono de Israel.
Esta es la promesa que hace Yahvé a David y que la tradición posterior interpretará en relación con el Mesías como hijo-descendiente de David. Jesús es el Mesías esperado, en él se cumplen las promesas de Dios.
El salmo 88 es un himno al Creador seguido de un oráculo mesiánico. En este oráculo el salmista pone en boca de Dios estas palabras: “yo lo nombraré mi primogénito, altísimo entre los reyes de la tierra”.
Para comprender el Evangelio hemos de tomar en cuenta que en aquella sociedad israelita, machista y jerarquizada al máximo, María no parecía tener ninguna posibilidad de desempeñar un papel importante en la historia de la salvación.
Ella era mujer, joven, prometida a un hombre que, aunque estaba emparentado con la familia del antiguo rey David, era un pobre artesano.
María una muchacha que posiblemente no tenía ninguna instrucción, que quizá aún no había visitado ninguna vez el templo de Jerusalén y que, cuando iba a la sinagoga, tenía que quedarse, como todas las mujeres, en el portal.
A Dios le pareció bien escoger a esta muchacha para que fuera la madre del Mesías. A Dios le pareció bien concederle todo su favor. Y a ella le envió un mensajero para que le comunicara su plan. Y ella aceptó confiada.
El ángel «entra» en la casa donde se encuentra María  y la saluda: «Alégrate, favorecida, el Señor está contigo». María goza del pleno favor divino, por su constante fidelidad a la promesa hecha por Dios a Israel.
El mensajero de Dios le pide su colaboración para que sea madre y le anuncia que, en su hijo, se van a cumplir todas las promesas que Dios había hecho a sus antepasados.
Por medio de él Dios continuará su acción liberadora en favor de su pueblo y en favor de toda la humanidad.
María aceptó, pero no a ciegas: pidió algunas aclaraciones; quería saber cómo iban a suceder las cosas.
Y a pesar de todas las dificultades María respondió: «Aquí está la esclava del Señor, cúmplase en mí lo que has dicho.»
La salvación, la radical liberación que Dios ofrece a la humanidad por medio de Jesús Mesías, tuvo que pasar por una mujer que, confiada, creyente, dijo que sí a Dios.
Hoy, también en la Iglesia de Jesús, la mujer sigue ocupando un papel secundario. Sin ninguna razón verdaderamente seria que justifique esa discriminación.
Adviento es tiempo de preparación, de espera de la fiesta de la Natividad, de la manifestación del Mesías.

Participar de esta fiesta es asumir el estilo de María que le dice sí a Dios, y la misma actitud de Dios que se hace pobre para nuestra salvación en la persona de Jesús de Nazaret.
Prepararnos a la Navidad significa buscar con otros y con total disponibilidad la voluntad de Dios, renunciando a imponer a otros nuestra voluntad en nombre de Dios.
Prepararnos a la Navidad significa valorar a todos los pequeños y descubrir la forma en que Dios los valora y los quiere como instrumento de su salvación
Felices pascuas de Navidad
Cosme Carlos Ríos

Diciembre 20 del 2014 

13 de diciembre de 2014

Con la alegría de servir, nos preparamos a la Navidad

Nuestra sociedad manifiesta su alegría de esta temporada, celebrando fiestas, donde abunda la comida y la bebida y se hace derroche en regalos. Nos domina el egoísmo y el individualismo.
En contrapartida el grupo juvenil “Kerygma” está pensando en las familias que vienen de fuera al el hospital materno infantil, donde se encuentran sus familiares.
Los jóvenes de Kerygma ponen su gozo en el servicio a los hermanos y para ello están recabando ropa para apoyarlos en estos tiempos fríos.
En la primera lectura del hoy el profeta Isaías tercero invita a la esperanza a todo el pueblo de Israel que se ve desilusionado porque no ve aún realizadas las promesas antiguas.
Les recuerda que la acción de Dios es efectiva y eficaz. La Jerusalén que ahora ven arruinada, será en un futuro, centro de peregrinaciones, al que acudirán todas las naciones de la tierra.
La vocación del profeta está dirigida a personas que están viviendo una realidad muy dura de pobreza, y de tristeza.
El profeta se presenta aquí como el portavoz de Dios, enviado para anunciar a los pobres un mensaje de liberación. El pueblo sufrido muchos males, pero el Señor le devolverá la alegría.
En la carta a los tesalonicenses, Pablo se esfuerza por iluminar y alentar a la comunidad ya que ella tenía algunas dificultades: problemas con los animadores de la comunidad, peleas, desánimo, falta de fe, fornicación.
Parece que la exigencia de la vida de comunidad no le era satisfactoria a muchos, que se sentían desilusionados.
Es por esto que Pablo les llama la atención; reconoce que ha sido una comunidad que se ha esforzado por seguir a Jesús, que posee el Espíritu del Resucitado, pero que aún puede dar más. Les llama a estar alegres, a orar constantemente, a no dejarse desanimar.
En la Palestina tensa y revuelta del siglo I, deseosa de un liberador o mesías que pusiera fin a la dominación extranjera y a la miseria reinante, apareció el Bautista. Pero este profeta de justicia comenzó a resultar incómodo al gobierno de Jerusalén.
Los dirigentes del pueblo, eran los que deberían hacer que la sociedad israelita se hubiera organizado de tal modo que todos pudieran gozar de la vida.
Ellos, por medio de sus enviados, preguntan a Juan sobre su identidad, y Juan contesta: “Yo soy una voz que grita desde el desierto”
Juan no es la luz, es un testigo de la luz, el que viene a preparar el camino del que bautiza en el Espíritu Santo, Juan es el que da testimonio del Mesías.

Prepararnos a la Navidad significa para nosotros vivir la alegría del Espíritu Santo, que nos ha elegido y consagrado para ser mensajeros de Buenas Noticias, con nuestros hechos y palabras.
Prepararnos a la Navidad como el Bautista, significa para nosotros, dar testimonio de Jesús, haciendo un esfuerzo por hacer vida el proyecto de Jesús: un mundo de amor, de justicia, de paz y verdad.
Prepararnos a la Navidad significa para nosotros, despojar nuestras fiestas del egoísmo e individualismo y convertirlas en fraternas y compartidas.
Prepararnos a la Navidad significa vivir una profunda alegría sirviendo a los demás, de modo particular hacia los que más necesitan de nuestra atención y cariño.
Cosme Carlos Ríos
Diciembre 13 del 2014


6 de diciembre de 2014

El Señor está cerca
Preparemos el camino de la justicia,
la misericordia y la solidaridad

En nuestro México hay muchas cosas torcidas: La injusticia en la mala distribución de los bienes que afecta de modo particular a los más débiles, la corrupción, porque vivimos la cultura del soborno que pervierte la justicia.
Nos falta conciencia del dolor ajeno y de nuestra responsabilidad ante ello, nos falta misericordia y solidaridad, nos falta unidad y organización.
Nos sobra el individualismo, el egoísmo, ansias de fama y de poder, nos sobra una competitividad que se logra aplastando al otro.

Tomamos la primer lectura del segundo Isaías que actuó en la época del destierro en Babilonia: El pueblo está desunido, desorganizado y ha perdido la esperanza de que su situación mejore.
Isaías, atento al acontecer del mundo ve en el surgimiento de Ciro rey de los persas, la oportunidad de levantar el ánimo de los desterrados para posibilitar el retorno a la patria.
Los consuela, les hace ver que ha terminado el cautiverio, les invita a preparar el camino para hacer posible una nueva situación: Hay que enderezar, hay que rellenar y hay que allanar lo que anda mal.
Por primera vez, en la Escritura, Marcos usa la palabra “Evangelio”: Buenas noticias, mensaje de consuelo y esperanza. Esa buena noticia es Jesús de Nazaret.
Marcos nos presenta a Juan el Bautista como el que prepara el camino para la llegada de Jesús de Nazaret.
Juan realiza un signo: el bautismo de agua, que al realizar la purificación física,  invita a una purificación, a un cambio de vida,  a una conversión.
Anuncia la llegada de uno mayor que él que es quien bautizará con el Espíritu Santo.
El estilo de vida de Juan, austero en la comida y en el vestido es una denuncia profética contra el exceso en la comida y el lujo de las clases importantes.

Preparar el camino del Señor implica para nosotros luchar contra la injusticia y la corrupción, buscando la unidad y la organización para encontrar los caminos adecuados.
Preparar el camino del Señor implica para nosotros estar al pendiente del acontecer del mundo sobre todo del dolor de los más pequeños y descubrir la responsabilidad que nos compete.
Preparar el camino del Señor implica para nosotros unirnos y organizarnos para hacer posibles la misericordia y la solidaridad.
Preparar el camino del Señor implica para nosotros luchar para que se conozcan y se respeten la dignidad y los derechos humanos de toda persona.
10 de Diciembre, día de los Derechos Humanos
Diciembre 06 del 2014

Cosme Carlos Ríos

29 de noviembre de 2014

Despiertos cumpliendo con la tarea
Mientras que en nuestro país reinan la desigualdad, la violencia y la corrupción muchos cristianos vivimos desinteresados y llenos de miedo.
En nuestro Iglesia hemos perdido el sentido de la igualdad bautismal, y hacemos privilegiados a los que tienen un ministerio, mientras que la mayoría de los bautizados vive como si fueran cristianos de segunda.
Las mujeres realizan la mayor parte de la actividad pastoral, pero poco o nada, participan en la planeación y en el ejercicio del poder al tomar las decisiones
Añoramos aquellos tiempos de alegría y de seguridad en que vivíamos antes, pero no analizamos las causas ni nos organizamos para construir un mundo mejor.

Iniciamos hoy el tiempo de Adviento: tiempo de espera. Esperamos la venida de nuestro Señor Jesucristo, el que vino a mostrarnos el rostro misericordioso del Padre; el que vino a realizar la tarea de anunciar y hacer presente el reino de Dios con hechos y palabras
En la primera lectura de Isaías, el profeta que actúa después del exilio, recuerda a Yahvé su providencia en el pasado, y lo invita a repetir sus prodigios con el pueblo.
Le pide que contemple desde el cielo la situación actual del pueblo abandonado, y le reclama que si se le ha acabado el celo y fortaleza que antes mostró, ya que siempre ha sido compasivo y misericordioso.
El salmista, víctima de las intrigas y calumnias de sus adversarios, pide ayuda al Señor, quien puede cambiar el curso de las cosas y hacer que los malvados caigan en su propia trampa.
En el evangelio, Jesús invita a sus discípulos a velar y estar preparados y lo ilustra con la parábola de un hombre que salió de viaje y encargó una tarea a cada uno una tarea.
La misma recomendación y la misma tarea es también para nosotros: “Velar y estar despiertos”. Es obvio que la tarea que se nos encomienda no puede ser otra que la que vino a realizar el mismo Jesucristo.

Estaremos realizando nuestra tarea de estar vigilantes, si tenemos los ojos y los oídos atentos a la realidad de nuestro país y dispuestos y organizados para ayudar a que la situación mejore.
Estaremos realizando nuestra tarea de estar vigilantes si nos esforzamos para que en nuestra Iglesia se dé una verdadera igualdad entre ministros y fieles, respetando la responsabilidad que a cada uno corresponde.
Estaremos realizando nuestra tarea de estar vigilantes si en nuestra Iglesia valoramos el trabajo apostólico de la mujer y le damos oportunidad de participar en la planeación y en las decisiones.
Estaremos realizando nuestra tarea de estar vigilantes si dejamos de mirar al pasado y nos esforzamos organizadamente para construir un presente donde, venciendo el miedo y el encerramiento, nos unamos y organicemos para vivir la alegría y la confianza mutua.
El adviento es una oportunidad
Noviembre 29 del 2014
Cosme Carlos Ríos



22 de noviembre de 2014

Nuestro Rey se identifica con los pequeños
Mucha gente identifica a la Iglesia por sus grandes edificios, por sus grandes personalidades, por el esplendor de su culto, pero casi nadie la identifica por la práctica de la misericordia.
En el discurso de la Iglesia aparece la opción por los pobres, pero sólo algunas personas o instituciones muestran esa opción por los pobres.

Como resultado de la derrota ante los babilonios las personas más notables del reino de Judá fueron desterradas a Babilonia. El profeta Ezequiel acompañó a los desterrados y mantuvo la esperanza
Yahvé, por boca del profeta, señala como responsables de la situación a los pastores de Israel (autoridades civiles, militares y religiosas) porque se aprovecharon de los que tenían y olvidaron a los más débiles y necesitados.
A los desterrados Yahvé hace la promesa de ser él mismo su pastor, un pastor que vela por sí mismo a las ovejas dispersas, las hace reposar, busca a la oveja perdida y hace volver a la descarriada, cura a la herida y robustece a la débil.
El discurso del Evangelio trata de inculcar la preparación necesaria para superar con éxito la prueba final y poner de relieve el significado central de la figura de Jesús, el Hijo del Hombre.
Los que son recibidos en el reino son los que tuvieron amor misericordioso con el prójimo.
La sentencia definitiva se apoya  en los motivos del servicio caritativo al prójimo necesitado.
El reino acontece también más allá de las fronteras visibles de la Iglesia. La escena nos hace comprender que muchos, sin conocer la persona de Jesús, se ajustan a los valores de reino en la entrega y el amor al prójimo, y eso decide su destino.
El juez universal está «de incógnito» en todos los pobres de la tierra, oculto en todos los rostros doloridos, pero esa presencia oculta se pondrá de manifiesto en el momento final.

Reconocer a Jesús como rey, implica para nosotros, verlo y servirlo en los más pequeños, los niños de la calle, los indigentes, los migrantes etc.
Reconocer a Jesús como rey implica para nosotros que nuestra identidad sea siempre la práctica de la misericordia
Reconocer a Jesús como rey implica para nosotros renunciar a identificarnos con el poder, con el tener o con la fama.
Cosme Carlos Ríos

Noviembre 22 del 2014 

15 de noviembre de 2014

Poner nuestros talentos al servicio del Reino

Aumentar la productividad es una consigna vigente en todas las empresas capitalistas: lo importante es producir mucho y muy rápido, aunque al final se produzca más de lo que se vende y se genere desempleo.
Hemos olvidado o descuidado la  tarea de: Conservar, proteger y defender a toda persona, a los animales, las plantas, la tierra el aire y el agua.
En nuestro México hace mucha falta que pongamos nuestras capacidades al servicio de la lucha contra la violencia, el crimen organizado y la corrupción.

La lectura del libro de los Proverbios ensalza la laboriosidad de la mujer, pero esa laboriosidad tiene una orientación hacia el pobre y el desvalido.
El evangelio de hoy destaca la eficiencia en la producción, pero esta eficiencia es la eficiencia "por-el-Reino", la que está puesta al servicio de la causa de la solidaridad y del amor. No es la eficiencia del que logra aumentar la producción.
Para entenderlo mejor conviene aclarar: en qué consisten, qué son los talentos,  y qué es lo que hay que producir.
Si Dios es incompatible con la riqueza, es imposible que sea dinero lo que entrega a los suyos.
Por tanto, esos talentos tienen que representar un valor más cercano al ideal evangélico: Han de ser riquezas no de las que se amontonan en la tierra, sino de las que se amontonan en el cielo.
Los talentos son la capacidad de cada cual de contribuir a la realización del proyecto que Dios tiene para la humanidad.
El capital que hemos recibido de Dios es la fe, el haber encontrado a Jesús y conocido su mensaje, el saber que Dios es Padre y quiere que todos seamos hermanos.
Habernos enterado de que Dios quiere que convirtamos la existencia humana en una fiesta y que alcancemos la felicidad de todos por medio del amor.
El producto que se espera es doble: En primer lugar hacer eficaz el amor que Dios nos manifiesta contribuyendo, a que el proyecto de Dios se realice, colaborar para que la comunidad cristiana, la Iglesia, viva y realice de verdad el evangelio.
En segundo lugar, compartir esa riqueza con todos aquellos que la quieran aceptar, dar a conocer la Buena Noticia de Jesús a quienes no la conozcan e invitarlos a sumarse a la tarea de convertir este mundo en un mundo de hermanos.
Cada uno debe producir según su capacidad. Y todos los que lo hagan así recibirán el mismo premio:
Dios no da su amor para que se guarde escondido, ni para que se disfrute en exclusiva, sino para que se comparta, para que se comunique, para que, actuando en nosotros, produzca más amor.
Además no estamos participando en una competencia: a ver quién produce más. No se trata de producir más que los demás, sino de producir el máximo que cada uno pueda.

Haremos buen uso de los talentos que Dios nos dio si evitamos ser productivos sólo individualmente, y si evitamos que nuestra productividad dañe a otros.
Haremos buen uso de los talentos que Dios nos dio si luchamos duramente en defensa de toda persona, de los animales, de las plantas, de la tierra, el aire y el agua.
Haremos buen uso de los talentos que Dios nos dio si nos hacemos cargo de la terrible situación que vive nuestro país y comenzamos a buscar caminos para erradicar la violencia, la corrupción y el crimen organizado
Noviembre 15 del 2014

Cosme Carlos Ríos

8 de noviembre de 2014

El templo fuente de vida y de fertilidad
Interrumpimos hoy la celebración del ciclo ordinario para celebrar la dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán, una de la Basílicas mayores de la Iglesia.
Nuestros templos han perdido su dimensión más profunda, porque, en general, congregan a la comunidad, pero no se distinguen por ser fuente de Esperanza, de vida y  fertilidad.
Es lamentable que nuestros templos tengan un tinte muy marcado de comercialidad.
Me he enterado de que algunos ejidatarios de la Parroquia de la Merced en Estación San Juan de Cadereyta, por no retirar la demanda contra Pemex, han sido castigados retirándoles la ayuda que les daban,y por lo mismo su situación se vuelve más precaria

El profeta Ezequiel, hijo del sacerdote Buzí, fué uno de los que más fortaleció la esperanza de los israelitas desterrados en Babilonia.
Ezequiel presenta su profecía por medio de muchas visiones que expresan la realización de los anhelos y esperanzas del pueblo
Como sacerdote presenta la esperanza a partir del templo, pero al presentar su grandiosidad, lo presenta como fuente que sana, que da vida y fertilidad.
En tiempos de Jesús, el templo de Jerusalén, en vez de ser lugar de encuentro con Dios y con los hermanos, era el centro principal de explotación del pueblo.
El templo era donde se concentraba el poder económico, político  e ideológico de Israel, y el culto que en él se realizaba era comercializado bajo el control de los sumos sacerdotes.
Jesús se indigna al ver cómo, en nombre de Dios, se explota al pueblo y decide realizar un gesto profético de denuncia y de purificación.
Jesús se propone como nuevo templo, como lugar de encuentro con Dios y con los hermanos.

Darle a nuestros templos su sentido auténtico implica, colocar a Jesús como centro, que a través de Él, se dé el encuentro con Dios y con los hermanos.
Darle a nuestros templos su sentido auténtico implica, hacer que sean fuente de esperanza, de vida y de fertilidad orientando su servicio en defensa de la salud y de la vida de los que más lo necesitan.
Darle a nuestros templos su sentido auténtico implica, evitar todo tipo de comercialización, orientando sus ingresos para atender las necesidades que exige su buen funcionamiento, pero sin perder nunca de vista las vidas amenazadas.
Darle a nuestros templos su sentido auténtico implica, conocer la situación real de los ejidatarios de Cadereyta y buscar la forma organizada para que desde nuestros templos fluya la ayuda que fortalezca su esperanza.
Cosme Carlos Ríos
Noviembre 08 2014



25 de octubre de 2014

Amar como Jesús ante Ayotzinapa

La masacre y desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa tiene que ser iluminada desde nuestra fé, de modo que lleve esperanza a las víctimas y a sus familiares.
Es importante porque las víctimas son personas, son jóvenes, el futuro de todo pueblo, son estudiantes que se preparan para entender la vida de nuestro pueblo.
Es importante porque entre los victimarios se mencionan autoridades públicas, personas encargadas de dar protección y seguridad a nuestro pueblo

Nuestra primera lectura de hoy nos presenta el código de la Alianza. Esta legislación supera a los diez mandamientos; al insistir en el amor y la misericordia debidos al prójimo.
Aunque el contexto narrativo nos sitúa en el Sinaí, todos estos preceptos y normas suponen una larga experiencia de Israel como pueblo en tierra cananea.
Cuando Israel tiene que volver a reflexionar sobre su pasado, su origen y sus compromisos fundacionales, proyecta hacia el origen del pueblo aquellas normas que considera necesarias para mejorar su presente y, sobre todo, para caminar más seguro hacia el futuro.
Dios tiene en mente la creación de ese sistema humano social distinto al egipcio, lo expone maravillosamente en el Sinaí, en el contexto de la Alianza con su pueblo.
Para ello se vale de tres figuras:
·        La viuda, como símbolo del más desvalido de los seres por no tener un varón que le dé identidad;
·        El forastero, por no tener un pedazo de tierra donde realizar su proyecto personal y familiar, y
·        El que no posee nada y va de préstamo en préstamo, como símbolo del indigente.
Si el seguidor de Yahvé pasa por alto estos tres extremos él mismo está atrayendo sobre sí la desgracia por ir en contra del proyecto de la justicia que es la esencia misma del proyecto de Dios.
El evangelio nos muestra que a Jesús no le interesaba demasiado entrar en discusiones teóricas, y mucho menos perderse en los detalles de las doc­trinas fariseas.
Su respuesta se identifica con la de los que decían que el mandamiento principal es el amor a Dios. Pero Jesús  la completa poniendo a su mismo nivel otro mandamiento, el del amor al prójimo
Este es el manda­miento principal y el primero, pero hay un segundo no menos importante: 'Amarás a tu prójimo como a ti mismo'. De estos dos mandamientos penden la Ley entera y los Profetas».
En estos dos mandamientos, dice Jesús, se encierra todo el proyecto de Dios para el pueblo de Israel: «De estos dos mandamientos penden la Ley entera y los Pro­fetas»
Lo importante de la respuesta de Jesús es la relación que establece entre estos dos mandamientos y el resto de la Ley: lo que importa en la Ley entera y los Profetas es el amor: Amor a Dios y amor al prójimo: Los dos, juntos e inseparables.
Para los cristianos, Jesús lo resumió todo en el manda­miento del amor fraterno. “Amarnos como el mismo Jesús nos amó”.

Hoy, amar como  Jesús, significa unirnos al dolor de las víctimas de la masacre y desaparición de Ayotzinapa.
Hoy amar como  Jesús, significa levantar la voz en demanda de justicia para las víctimas y sus familias
Hoy amar como  Jesús significa hacer conciencia de que necesitamos gobernantes que defiendan la vida y la dignidad de las personas y unirnos buscando caminos para lograrlo
Cosme Carlos Ríos

Octubre 25 del 2014 

11 de octubre de 2014

Los Bautizados somos instrumento
Para que haya vida en abundancia para todos
Con mucha frecuencia los creyentes consideramos que, por haber recibido el Bautismo, somos consentidos de Dios y perdemos de vista que fuimos consagrados como instrumento para la misión.
En otras ocasiones pensamos que con los dones que Dios nos da, ya tenemos la abundancia de vida y olvidamos que los dones para que actúen tienen que ser valorados y aceptados

Las lecturas centrales de hoy presentan como tema el banquete, pero tienen significado diferente en Isaías y en el hijo de María.
        El texto de Isaías 25 que leemos hoy, está  ubicado en la parte del primer Isaías, pero es más probable que haya sido redactado por el tercer Isaías que fue el redactor final de la obra, pues trata de alentar a la restauración del templo y la ciudad.
El judío común considera que donde hay comida y bebida hay bendición de Dios y por lo mismo donde hay abundante comida hay una gran bendición de Dios.
De ahí que, el banquete,  donde hay abundante y rica comida, donde hay convivencia y fiesta, es símbolo de la abundancia de los dones de Dios.
El banquete del que habla Isaías se ofrece desde el Monte Sión, donde estuvieron la ciudad de Jerusalén y  el Templo y desde ahí se ofrece para todos los pueblos la abundancia de los dones de Dios.
Destaca que Israel no es el destinatario, sino el instrumento de Dios, para que la salvación de Dios llegue a todos.
En la parábola de Jesús, Él se dirige directamente a la clase dirigente del pueblo: los ancianos y sumos sacerdotes y es una crítica para ellos: Ellos son los primeros invitados a participar del banquete
A la oferta del Rey los invitados responden con indiferencia, con positivo rechazo y aún con malos tratos, por lo que el Rey abre el ofrecimiento a todos: buenos y malos
Como Israel somos instrumento para que la abundancia de los dones de Dios llegue a todos. Sólo somos privilegiados en la medida en que somos instrumento para la obra de Dios
Como Israel somos los primeros invitados a participar de los dones que nos vienen por medio de Jesús, pero hace falta nuestra aceptación positiva para que el don produzca vida en abundancia.

Es importante que siempre recordemos que la Iglesia es instrumento para la Misión de Jesús que vino para que “Tengan vida y la tengan en abundancia” (Juan 10, 10)
Es importante que recordemos cuáles son los dones que Dios nos da, los valoremos y aceptemos para que produzcan en nosotros la vida en abundancia que Jesús nos trajo.
Octubre 11 del 2014
Cosme Carlos Ríos


4 de octubre de 2014

El viñador cuida su viña para que dé frutos
En nuestro mundo se ven frutos amargos sobre todo de violencia y de guerra, y la sociedad en general, las instituciones religiosas, educativas y políticas manifestamos poco interés y esfuerzo por cambiar la situación por un mundo más justo y humano
La tierra de Isaías (y también de Jesús) es muy propicia para el cultivo de la vid. Por eso en la Biblia se nos habla de la uva, de la viña, y de los viñadores.
Casi todas las familias tienen un pequeño huerto, pero además hay terratenientes que contratan trabajadores y otros que son medieros y confían su productividad a personas ajenas.
«La canción de la viña» es un poema compuesto por el profeta Isaías al comienzo de su predicación, probablemente con ocasión de la vendimia. Es uno de los textos de mayor altura literaria en el Antiguo Testamento.
La uva, cultivo típico de Palestina y de los países vecinos que bordean las costas del mar Mediterráneo, requiere de cuidados especiales. Isaías nos habla de los cuidados que Yahvé el viñador ha tenido con su pueblo
Isaías hace su reclamo al pueblo de Israel y  a los hombres de Judá. Yahvé esperaba rectitud, pero a pesar de todos los cuidados, crecen el mal y los frutos amargos
Jesús dirige esta parábola a los sumos sacerdotes y a los ancianos de Israel  y a es a ellos a quienes reclama los frutos que ha de dar una sociedad justa y solidaria
La parábola “de los malos viñadores” se puede leer como una alegoría en la que cada elemento tiene un significado.
·        El dueño de la viña es Dios.
·        La viña es Israel.
·        Los mensajeros enviados por el patrón a recoger los frutos de la cosecha son los profetas.
·        El hijo del amo es el Mesías.
·        Los jornaleros que atropellan a los mensajeros son los jefes religiosos de Israel que, en nombre de una falsa fidelidad a la religión, defienden sus intereses, incluso asesinando.

Llamados a dar frutos como sociedad tenemos que interesarnos por el problema de la guerra, hacer conciencia de que es un problema que nos atañe a todos y buscar con otros y desde nuestro propio lugar, soluciones para construir la paz.
 Llamados a dar frutos, como sociedad, tenemos que tomar conciencia de lo que nosotros estamos aportando a la violencia y a la guerra y a revisar y corregir nuestras actitudes.
Llamados a dar frutos, como Iglesia, tenemos que utilizar los medios de que disponemos, Misas, Religiosidad popular, lectura de la Biblia, grupos etc. para construir la paz con justicia.
 Llamados a dar frutos, como familia, tenemos que esforzarnos por educar en el respeto hacia toda persona, en el diálogo y en la tolerancia.
Llamados a dar frutos, como persona, tenemos que estar al pendiente de los problemas de los hermanos y apoyar en lo que sea necesario
Cosme Carlos Ríos
Octubre 04 2014


27 de septiembre de 2014

Dios perdona sólo si cambiamos de manera de vivir
Muchos cristianos participamos en la Mesa de Jesús, el rostro misericordioso del Padre pero juzgamos sin misericordia y despreciamos a los que tienen otra preferencia sexual a los drogadictos, alcohólicos etc.
Con frecuencia nos acercamos al Sacramento de la Reconciliación, confesamos nuestros pecados, cumplimos la penitencia, pero en la familia, en el barrio, en el trabajo y en la vida pública mostramos impaciencia, intolerancia y falta de respeto

Por el año 600 antes de Cristo, las autoridades judías tanto religiosas como civiles, apoyados por Egipto, decidieron enfrentar militarmente a los babilonios.
Confiaban en que la familia de David, permanecería siempre en el trono, en que la ciudad de Jerusalén eran indestructible y el templo de Yahvé inviolable.
Fueron derrotados por los babilonios y un 15% de la población fue llevada a Babilonia en cautiverio.
Ahí, cuando empiezan a reaccionar, culpan a Dios de haberlos castigo por los pecados de sus mayores y por eso el profeta responde:
Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida.
Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá.
Las personas de este Evangelio
Los recaudadores, marginados de aquella sociedad, eran los que cobraban los impuestos para los romanos.
Tenían mala fama por dos razones: la primera porque colaboraban con el imperio invasor; la segunda porque con frecuencia cobraban más de lo que estaba establecido y se quedaban con la diferencia.
Nadie quería tratos con ellos y todos los despreciaban. Las prostitutas, como en todos sitios, eran consideradas lo más bajo de la sociedad por poner en venta su cuerpo y amar a jornal, probablemente porque era el único salario que podían llevar a casa.
Ellos y ellas, aunque fueran judíos de raza, no eran considerados miembros del pueblo de Dios y, desde el punto de vista religioso, eran tratados como los renegados o los paganos.
Los sumos sacerdotes y los senadores colaboraban con los romanos, pero su colaboración se desarrollaba a alto nivel.
Y, por supuesto, no se prostituían; pero eran culpables dé la infidelidad de los pecados del pueblo del Señor: Israel, y habían convertido la religión en un negocio.
Los recaudadores robaban, pero seguro que mucho menos que los salarios que los terratenientes dejaban de pagar a sus jornaleros.
Las prostitutas vendían su amor por algunas monedas, pero seguro que muchas menos que las que los sacerdotes obtenían dando a cambio, según decían, el perdón -el amor- de Dios.
En ellos, en las prostitutas y recaudadores, se derramaba todo el desprecio del pueblo; los sumos sacerdotes y senadores, en cambio, eran la gente de Orden, la gente respetable.
El arrepentimiento y el cambio de forma de actuar son indispensables para recibir el perdón de nuestro Dios.

Si queremos ser perdonados por Dios es importante que juzguemos con misericordia y tratemos con respeto a  los que tienen otra preferencia sexual a los drogadictos, alcohólicos etc.
Si queremos ser perdonados por Dios es importante que además de recibir el Sacramento de la Reconciliación nos esforcemos cada día por practicar la paciencia, la tolerancia, el respeto tanto para con los de casa como con los de fuera
Cosme Carlos Ríos

Septiembre 26 del 2014