Nuestro
Rey se identifica con los pequeños
Mucha
gente identifica a la Iglesia por sus grandes edificios, por sus grandes
personalidades, por el esplendor de su culto, pero casi nadie la identifica por
la práctica de la misericordia.
En
el discurso de la Iglesia aparece la opción por los pobres, pero sólo algunas
personas o instituciones muestran esa opción por los pobres.
Como
resultado de la derrota ante los babilonios las personas más notables del reino
de Judá fueron desterradas a Babilonia. El profeta Ezequiel acompañó a los
desterrados y mantuvo la esperanza
Yahvé,
por boca del profeta, señala como responsables de la situación a los pastores
de Israel (autoridades civiles, militares y religiosas) porque se aprovecharon de
los que tenían y olvidaron a los más débiles y necesitados.
A
los desterrados Yahvé hace la promesa de ser él mismo su pastor, un pastor que
vela por sí mismo a las ovejas dispersas, las hace reposar, busca a la oveja
perdida y hace volver a la descarriada, cura a la herida y robustece a la
débil.
El discurso del Evangelio trata
de inculcar la preparación necesaria para superar con éxito la prueba final y
poner de relieve el significado central de la figura de Jesús, el Hijo del
Hombre.
Los que son recibidos en el reino
son los que tuvieron amor misericordioso con el prójimo.
La sentencia definitiva se apoya en los motivos del servicio caritativo al
prójimo necesitado.
El reino acontece también más
allá de las fronteras visibles de la Iglesia. La escena nos hace comprender que
muchos, sin conocer la persona de Jesús, se ajustan a los valores de reino en
la entrega y el amor al prójimo, y eso decide su destino.
El juez universal está «de
incógnito» en todos los pobres de la tierra, oculto en todos los rostros
doloridos, pero esa presencia oculta se pondrá de manifiesto en el momento
final.
Reconocer a Jesús como rey,
implica para nosotros, verlo y servirlo en los más pequeños, los niños de la
calle, los indigentes, los migrantes etc.
Reconocer a Jesús como rey
implica para nosotros que nuestra identidad sea siempre la práctica de la
misericordia
Reconocer a Jesús como rey
implica para nosotros renunciar a identificarnos con el poder, con el tener o
con la fama.
Cosme Carlos Ríos
Noviembre 22 del 2014
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