12 de marzo de 2016

Cuaresma, tiempo para liberar a los cautivos

CUARESMA: TIEMPO PARA LIBERAR A LOS CAUTIVOS.

Hoy, como ayer. tenemos muchos cautiverios: vivimos encerrados en nuestro individualismo que nos impide abrirnos a los demás.
Los duros trabajos de las empresas nos agotan y nos impiden el descanso y el disponer de tiempo para nuestra salud y recreación e incluso para rendir culto a Dios  
Además, los vicios y las drogas nos mantienen atados a un estilo de vida que nos impide llevar una vida verdaderamente humana.
Los condicionamientos sociales, sobre todo los medios de comunicación social, y la forma en que se mueve el comercio nos van haciendo esclavos de un estilo de vida que no es lo que nos ayuda a vivir en libertad

Los biblistas actuales consideran que el capítulo 43, del que tomamos el pasaje de hoy, corresponde al llamado segundo Isaías o Deutero-Isaías que es el autor de los capítulos del 40 al 55.
Este profeta actúa durante el destierro en Babilonia y es llamado El profeta Evangelista, porque su profecía constituye un mensaje de consuelo y esperanza para los desterrados.
Los desterrados eran personas de la élite judía: miembros de la corte, militares de alto rango, sacerdotes del templo de Jerusalén y personas económicamente pudientes.
Durante el destierro vivían en campamentos, y perdieron su excelente posición económica, social, política y religiosa, por lo que entraron en una profunda crisis de fé, considerando que Yahvé los había abandonado
El profeta acompañó a los desterrados, les hizo ver que Dios no los había abandonado y les mostró las señales de Dios que invitaban a organizarse para regresar a la patria.
El Éxodo significó para los teólogos israelitas el acontecimiento que expresa al máximo la acción salvadora de Yahvé: El paso de la opresión y la esclavitud, a la tierra prometida.
En este pasaje, por medio de símbolos, el profeta invita al pueblo a fijarse en lo nuevo que Yahvé está realizando en ese momento, pues el fin del cautiverio será una acción liberadora superior a la del Éxodo.
En el evangelio de San  Lucas leemos: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió…  a anunciar la liberación a los cautivos y… a dar la libertad a los oprimidos.
La opresión y cautiverio que vive el pueblo en tiempo de Jesús son diferentes: El pueblo vive esclavo de un legalismo que les impide tener una vida digna.
Los encargados de interpretar la Ley de Moisés lo hacen en su propio beneficio y atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás.
En general, la víctima principal es la mujer fértil que mensualmente tiene que pagar por su purificación.
En el texto que leemos hoy nos dice que: Los escribas y fariseos trajeron a una mujer tomada en adulterio y, poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante delito de adulterio. En la Ley nos ordena Moisés apedrear a éstas; tú ¿qué dices?"
A ellos no les interesa el cumplimiento de la Ley, sino el hacer caer a Jesús en una trampa, pues el texto que utilizan dice así: (Deut 22:22)  Si se sorprende a un hombre acostado con una mujer casada, morirán los dos; el hombre que estaba acostado con la mujer, y también ella.
Jesús libera a la mujer y al pueblo del cautiverio del legalismo, actuando con misericordia y ofreciendo la oportunidad para dejar la esclavitud para no volver al mismo pecado

Vivir la Cuaresma hoy, implica para nosotros, en colaboración con Jesús, luchar por nuestra libertad, quitándonos todo lo que nos impide tener una vida verdaderamente digna.
Vivir la Cuaresma hoy, implica para nosotros entendernos como miembros de una Iglesia y de una sociedad, dispuestos a no encerrarnos en nuestro individualismo, sino a trabajar también por los demás.
Vivir la Cuaresma hoy, implica para nosotros no dejarnos encadenar por las propuestas del mercado y ser capaces de tomar decisiones, de comprar las cosas que necesitamos para la vida.
 Vivir la Cuaresma hoy, implica para nosotros entender a los hermanos que viven cautivos de las drogas y ayudarlos a luchar por una vida digna.
Y todo esto, no porque seamos los mejores, ni para llamar la atención sino para vivir la misericordia de Jesús
Cosme Carlos Ríos
Marzo 05 del 2016