25 de agosto de 2012

Permanecer fieles a Jesús y a su comunidad

Muchas personas están abandonando la Iglesia, muchas otras están insatisfechas y dejan de participar en las celebraciones dominicales.
Asimismo muchas personas abandonan el trabajo pastoral o lo realizan sólo por cumplir, con pocas ganas.
Ha bajado el número de personas que integran los grupos de nuestras parroquias.
Hay muchas personas que trabajaron por un mundo más justo y humano que están desalentadas y muchos otros han abandonado la causa.
Con frecuencia se quejan de los dirigentes o del ambiente que hay en las comunidades y en los grupos.
No podemos negar que con frecuencia las respuestas que damos como Iglesia no son Buena noticia, actuamos con regaños o no damos respuesta a los anhelos y necesidades de la gente.

Los hebreos de la primera lectura de hoy han pasado por diferentes etapas religiosas: en la época de los patriarcas, gente nómada, rindieron culto a El, padre de los dioses.
En Egipto en medio de la idolatría promovida por el faraón descubrieron a Yahvé el Dios que libera de la esclavitud y promete una tierra sin tributos ni trabajos forzados.
En el desierto, camino a la tierra prometida, hicieron Alianza con Yahvé que los protegió de las inclemencias y los ayudó a organizarse para entrar en la tierra prometida.
Ahora, a punto de tomar posesión de la tierra están rodeados de pueblos que tienen otra experiencia religiosa. Josué, continuador de la obra de Moisés, les lanza un reto para que definan cuál va a ser la experiencia religiosa que vivirán en la tierra de la promesa.
Junto con Josué, el pueblo hace la opción por Yahvé el Dios de la libertad y de la igualdad.

Jesús de Nazaret, como nuevo Moisés, promoviendo la solidaridad provee de alimento a los que lo siguen.
El, mismo ofrece su cuerpo, su humanidad, como pan de vida para que tengamos vida en abundancia.
A muchos les parece dura la palabra, el proyecto de Jesús, murmuran y se apartan de Jesús y de su proyecto de vida.
Jesús se vuelve a sus discípulos y los invita a que decidan si ellos también se van o quieren permanecer fieles a pesar de que el grupo de seguidores es más pequeño.
El evangelista pone en labios de Pedro la respuesta: “Señor ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros hemos creído y reconocido que Tú eres el Santo de Dios.”

Permanecer fieles a Jesús implica leer, meditar, profundizar y hacer vida las enseñanzas del maestro nazaretano
Permanecer fieles a Jesús implica estar abiertos al dolor del pueblo sobre todo de los pequeños y marginados
Permanecer fieles a Jesús implica ser Buena Noticia para todos, respetar a todos, evitar regaños, llevar siempre consuelo y esperanza.
Permanecer fieles a Jesús implica ayudar a la organización del pueblo, a que todos crezcan de una manera integral, sin dependencias y a vivir en libertad
Hagamos propuestas para mantenernos en esta fidelidad CCR

18 de agosto de 2012

Nueva Pascua, nuevo cordero, nuevo éxodo

Nuestras celebraciones de la Eucaristía poco tienen de festivas, falta la alegría, la convivencia, la fraternidad, dan la impresión de que la gente no entiende ni vive lo que estamos celebrando.
Pocas personas participan consciente, activa y piadosamente en la celebración, y se da una marcada distinción entre los que están cerca del celebrante y el resto de la comunidad.
No hay un esfuerzo que nos impulse a salir de las esclavitudes de hoy.

La Pascua judía era una fiesta, era memorial y actualización de una acción salvífica de Dios: El éxodo de la esclavitud en Egipto y el comienzo de un camino hacia la libertad e igualdad
En el hecho histórico los hebreos comieron la carne de un cordero que les fortaleció para el camino en busca de la igualdad y libertad
Cuando celebramos la Cena del Señor (Misa) estamos haciendo una fiesta, estamos haciendo memorial y actualización de la Muerte y Resurrección de Jesús, de su entrega a la causa del Reino.
En la Cena del Señor comemos el cuerpo de Jesús y bebemos su sangre
Beber la sangre del Señor en la Cena significa dejarnos limpiar de todo lo que va en contra del Reinado de Dios: las desigualdades, las injusticias, el desprecio por los pobres.
Comer el cuerpo de Jesús en la Cena significa alimentarnos, asimilar su vida, su enseñanza, su proyecto.
Actualizar la Cena de Jesús significa renovar nuestro compromiso con la causa de Jesús: El Reinado de Dios, vivir y luchar por un mundo de amor, de justicia, de paz y de verdad


Seguir a Jesús, la nueva Pascua, implica un esfuerzo para que nuestras celebraciones sean una fiesta en la que se da la alegría, la convivencia, la fraternidad.
Seguir a Jesús, la nueva Pascua, implica un esfuerzo para que nuestras celebraciones sean comprendidas por todos los que asistan a ellas, a fin de que todos podamos vivir la fiesta
Seguir a Jesús, la nueva Pascua, implica un esfuerzo para que nuestras celebraciones estén orientadas a liberarnos de las esclavitudes de hoy.
Comer hoy a Jesús, el nuevo cordero, implica llevar una vida de entrega a la causa de los pobres y marginados.
Beber hoy la sangre de Jesús, el nuevo cordero, implica un esfuerzo permanente para irnos limpiando de nuestro egoísmo, ambición, ansias de poder.
Seguir a Jesús, el nuevo éxodo, implica el esfuerzo por salir de nuestra indiferencia, nuestro conformismo, nuestra apatía y desinterés por los demás.
Seguir a Jesús, el nuevo éxodo, implica el esfuerzo por caminar, hacia la igualdad y libertad tanto en la vida personal como en lo social. Comentarios, críticas, sugerencias
CCR

11 de agosto de 2012

Jesús pan de vida para vivir la justicia y la solidaridad

Los migrantes, en particular los centroamericanos que pasan por nuestro país son víctimas frecuentes de las policías corruptas, de los maleantes comunes y del crimen organizado.
Las casas del migrante ofrecen abrigo y alimento a estas personas y como consecuencia son también víctimas de estas agresiones
Mucha gente habla mal de las casas del migrante y consideran que es un apoyo a extranjeros de dudosa moralidad y de este modo se abstienen de colaborar en la obra de la solidaridad con ellos.
El trabajo en las minas, sobre todo en las minas de carbón, es un trabajo de mucho riesgo que ha costado varias en la región carbonífera muy próxima a la nuestra
Los que reclaman justicia en nombre de Dios, para los que perecieron en estas minas, reciben poco apoyo, poca respuesta y se les considera agitadores.
El compromiso con la justicia y la solidaridad, como valores del Reino de Dios exige una fuerte lucha y una fuerte mística.

Las murmuraciones en la biblia significan resistencia, oposición u abandono del compromiso con el proyecto de Dios.
Así lo manifiesta el pueblo en el desierto cuando, al sentir la dureza del camino y del compromiso con Yahvé, le reclaman a Moisés que estaban mejor en Egipto donde eran esclavos.
Por medio de Moisés, Dios les da el maná que va reforzando el compromiso con el proyecto de Yahvé: la lucha por una tierra de justicia y libertad.
El profeta Elías, después de luchar en defensa de los campesinos es perseguido por la Reina Jezabel y se interna en el desierto de camino hacia el monte de Dios.
El hambre y el cansancio le provocan el desaliento, pero por medio de su mensajero, Dios da a Elías pan y agua y de esta forma recupera la mística, su compromiso de seguir luchando por la defensa de los campesinos.
En el evangelio, los judíos, como hicieron sus padres, protestan contra el proyecto de Dios que aparece en las palabras de Jesús, y niegan, rechazan a Jesús que se ofrece como pan de vida.
El pretexto porque es el hijo de José
Para el proyecto del Reino, el Padre ofrece otro pan, ahora a todos los hombres, que garantiza una vida de una calidad nueva, una vida plena, una vida de fraternidad, de igualdad, de justicia y libertad.
Para conseguir esa vida hay que comer de ese pan, esto es, hay que asimilarse al Hombre, Jesús, que se ofrece como pan, hay que comprometerse con El, en la lucha, para lograr la justicia y la solidaridad.
Hay que vivir el compromiso de luchar por la igualdad, la justicia, la fraternidad y la libertad.

Jesús será para nosotros pan de vida si abrimos nuestro hogar a los niños de los vecinos, cuyos papás están fuera de casa, sin importar la religión o la situación moral.
Jesús será para nosotros, pan de vida si comenzamos a interesarnos y a organizarnos para hacer frente a los problemas de los niños de la calle.
Jesús será para nosotros pan de vida si comenzamos a interesarnos y a organizarnos para hacer frente a los problemas que viven las personas que vienen de fuera y tienen a un enfermo grave y que de ordinario no cuentan con medios para un albergue y alimentos suficientes.
Jesús será para nosotros pan de vida si comenzamos a interesarnos y a organizarnos para que en nuestras calles, nadie esté pasando hambre o viviendo su enfermedad en soledad
¿Qué otras cosas podemos hacer para vivir el compromiso que hacemos en cada Eucaristía? CCR

4 de agosto de 2012

Comer a Jesús es alimentarse de su proyecto

 Muchos cristianos asisten a la celebración de la Cena del Señor, pero por distintos motivos no comulgan.
Otros participan en el banquete buscando fuerza para la vida diaria pero sin comprometerse con el proyecto de Jesús.

Ayer y hoy el alimento es indispensable para continuar nuestra vida, nuestro camino y nuestros proyectos.
El profeta Elías, perseguido a muerte por la reina Jezabel, emprende una especie de peregrinación hacia el monte donde se estableció la alianza entre Yahvé e Israel
En el caminar le invade el hambre, el cansancio y el desaliento y se queda dormido. El mensajero de Dios lo despierta y le ofrece alimento que le ayude a vencer el hambre el cansancio y el desaliento y pueda llegar a la meta.

A la gente que en el desierto comió pan hasta saciarse, Jesús la invita a ir más allá del egoísmo e individualismo y a que se abra a una nueva manera de vivir, buscando satisfacer también el hambre que tienen de verdad, de justicia, de igualdad y de fraternidad.
Jesús ofrece un alimento que dura para la vida eterna: Este alimento es el que Jesús, el hijo del hombre, nos dará porque él es el señalado y enviado por el Padre.
Jesús niega que haya sido Moisés quien alimentó al pueblo en el desierto con el pan del cielo, pues el pan del cielo es don del Padre. El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.
Este pan es Jesús que sacia el hambre total de todo aquel que cree en él.

Comer a Jesús, pan de vida, significa alimentarse de su persona de su palabra de su proyecto. El proyecto de Jesús se manifiesta en estos objetivos: 1. Vivir en comunidad (Mc 1,16-20) 2. Crecer con pedagogía liberadora (Mc 1,21-22) 3. Combatir el mal y darnos la vida (Mc 1,23-28). 4. Dignificar a la mujer (Mc 1,29-34)
5. Mantenerse unido al Padre con la oración (Mc 1,35) 6. Promover la misión y el ecumenismo (Mc 1,36-39) 7. Acoger a los marginados y liberarlos de las esclavitudes (Mc 1,40-45) 8. Desenmascarar la falsedad de los poderosos (Mc 2,1-12)
Comulgar con Jesús hoy, implica hacer nuestros la persona de Jesús, su palabra y su proyecto, para caminar con él hacia el logro de sus objetivos: Insistir en la vida y en la práctica comunitaria en la Catequesis, en los grupos, en las celebraciones y en la lucha por la justicia, la dignidad y los derechos humanos
Comulgar con Jesús hoy, implica trabajar por la igualdad de las personas evitando la competencia entre los diferentes, buscando caminos de respeto, de diálogo y colaboración.
Comulgar con Jesús hoy, implica trabajar por humanizar todos los espacios en que nos movemos y apoyar a los que luchan contra todo lo que deshumaniza a la persona.
Comulgar con Jesús hoy, implica trabajar para que cada mujer tenga el lugar de respeto e igualdad que le corresponde en la familia, en la Iglesia y en la sociedad.
Comulgar con Jesús hoy, implica quitar la máscara a las informaciones que nuestros gobernantes y los medios de comunicación dan al pueblo.
¿Qué otras implicaciones trae el comulgar con Jesús, hoy?
CCR