30 de noviembre de 2012


Para vivir el Concilio.

Hemos venido hablando en los temas anteriores de que El tema central del Concilio ha sido la Iglesia y su misterio.

Recordábamos que la Iglesia es ante todo un signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano.

A través de toda la historia de la salvación, la Iglesia entronca con la vida misma de la Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

La Iglesia enriquecida con las palabras y los hechos de Jesús recibe la misión de anunciar e instaurar en todos los pueblos el Reinado de Dios.

Para definir lo que es la Iglesia el Concilio usa la imagen bíblica de “Pueblo de Dios”. La reflexión de los padres conciliares los llevó a comprender que, antes de hablar del ministerio jerárquico, se tenía que hablar del pueblo de Dios, que no es “la raza, los plebeyos” sino todos los que por el bautismo fuimos incorporados a Jesucristo y participamos de su misión.

Por ser el pueblo de Dios la Iglesia es una comunidad de seguidores de Jesucristo y por lo mismo todos tenemos que valorar y vivir el espíritu comunitario

Todos los miembros de la Iglesia participamos de la misión de Jesucristo y tenemos la misma responsabilidad de anunciar y hacer presente el Reinado de Dios.

No obstante, cada uno la ha de realizar desde su situación concreta, de ministro, de religioso o de laico.

En esta Iglesia resalta el papel importantísimo del laico como un creyente, un cristiano, bautizado, incorporado al pueblo de Dios, partícipe de la función sacerdotal, real y profética de Cristo,

El laico participa de la misión global de la iglesia de construir el reino de Dios, desde su peculiar modo de hacerlo, que consiste en gestionar los asuntos del mundo según el espíritu de las bienaventuranzas

María, de cara a nosotros, es, ante todo, una creyente, la primera creyente, modelo de los creyentes. Es decir, no es una diosa, no está del lado de la divinidad sino del lado de los creyentes, es una mujer de nuestra raza y de nuestro pueblo, del pueblo de Dios.

 Y es importante en ella no sólo lo que tiene de prerrogativas de gracia, sublimes e irrepetibles, sino lo que tiene de modelo para nosotros, lo que tiene de obediencia y de fe. En ese sentido María es tipo, modelo, de lo que es y debe ser la iglesia.

 El Vaticano II nos plantea la exigencia de volver a una concepción más cristiana de la santidad. Se trata, por tanto, de una santidad encarnada, no separada, no huida de este mundo.

Esta santidad ha de alcanzarse en la vida diaria, en las ocupaciones y preocupaciones de cada estado de vida y condición, no en una separación o huida del mundo.

El fundamento de todo esto es, además de la ley de la encarnación cristiana, el sacerdocio común de los fíeles.

El Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia es uno de los últimos elaborados por el Concilio y refleja lo más jugoso de la reflexión conciliar.

El deber de la cooperación misionera corresponde a todo el pueblo de Dios, comenzando por los obispos y pasando por las comunidades cristianas, señalando el Concilio que la renovación global de las mismas está vinculada a su renovación misionera.

Y hay que subrayar: la primera obligación misionera no es relacionarse con las misiones, sino vivir profundamente la vida cristiana.

La preocupación principal de la Iglesia es la venida del Reino de Dios y la salvación de la humanidad y por ello le interesa la construcción de un mundo en paz

Para el Concilio la paz es fruto de la justicia; pone de manifiesto que las raíces de las discordias están en la injusticia, las desigualdades económicas, la lentitud en aplicar soluciones, el afán de dominio y el desprecio de las personas.

Debemos hacernos conscientes de nuestra responsabilidad humana y cristiana y esforzarnos por despertar en nuestros ambientes el deseo sincero de la paz con justicia.

Otro de los aspectos que nos ha descubierto el Concilio es el puesto central que la Biblia ha de ocupar en la vida de la Iglesia.

De manera que esta Sagrada Escritura ha de embeber la teología, la predicación, la catequesis, la oración comunitaria e individual y se recomienda insistentemente a todos y cada uno de los cristianos.

El Concilio nos ha presentado la Biblia como historia de salvación en la que Dios va realizando y revelando su obra. Esta revelación se va realizando por medio de obras y palabras ligadas entre sí.

El Concilio nos enseña que el ser humano necesita de la sociedad para desarrollarse y para cultivar su vocación humana. No puede encontrar su propia plenitud sino en la entrega a los demás.

Dios mismo así lo creó, en cuanto a miembro de la comunidad y para vivir en comunión. Todo el orden social ha de ser puesto al servicio del orden personal.

Los derechos humanos han de ser respetados. Se ha de buscar un reconocimiento cada vez mayor de la igualdad fundamental de todos los seres humanos y por ello hay que superar cuanto antes las diferencias económicas tan escandalosas.

La solidaridad debe ser considerada por todos y cada uno como unos de los deberes principales del ser humano contemporáneo.

De esta reflexión ¿Qué elementos consideramos más importantes?

¿Qué elementos de esto necesita más nuestra comunidad?

¿Qué podemos, debemos y queremos asumir para que se vaya dando en nosotros la renovación conciliar?

Sigamos esperando y construyendo un México de paz con justicia


 
En nosotros existe la angustia, el miedo y el espanto, no causados por “las señales en el sol, la luna y las estrellas”.

Nuestras angustias e inseguridades están causadas más bien por las crisis económicas, por los conflictos sociales, por el abuso del poder, por la falta de pan y trabajo, por la frustración... de tantas estructuras injustas, que solo podrán ser removidas por el paso -del amor de Dios y su justicia- en el corazón del ser humano.

 
La lectura del libro de Jeremías nos sitúa en el tiempo inmediatamente posterior a la destrucción de Jerusalén en el año 587 a.C. El pueblo está desolado y empieza a tomar conciencia de su situación.

Jeremías dirige su palabra profética a su pueblo para decirle que Dios no los ha abandonado, que hará regresar a los cautivos y los perdonará, se construirán de nuevo las ciudades, los campos volverán a granar y los ganados a pastar.

Es esos días el Señor hará brotar en rey justo, no como los reyes que los llevaron al destierro, el cual será llamado «Dios es nuestra justicia». Vendrá un rey justo a restaurar al pueblo de Israel. (Servicios Koinonía)

 
El discurso de Jesús que leemos hoy, es apocalíptico y adaptado a la cultura de su tiempo (apocalipsis significa revelación, no catástrofe), y nosotros tenemos que releer esas señales del mundo natural en el mundo de la historia, que es el lugar en que el Espíritu se manifiesta.

La segunda venida del Señor revelará la historia a sí misma. La verdad que estaba oculta aparecerá a plena luz. Todos llegaremos a conocernos mejor (1Cor 13,12b).(Servicios Koinonía)

El mensaje de Jesús no nos evita los problemas y la inseguridad, pero nos enseña cómo afrontarlos.

El discípulo de Jesús tiene las mismas causas de angustia que el no creyente; pero ser cristiano consiste en una actitud y en una reacción diferente: lo propio de la esperanza que mantiene nuestra fe en las promesas del Dios liberador y que nos permite descubrir el paso de ese Dios en el drama de la historia.

La actitud de vigilancia a que nos lleva el adviento es estar alerta a descubrir el “Cristo que viene” en las situaciones actuales, y a afrontarlas como proceso necesario de una liberación total que pasa por la cruz.

Por eso el Evangelio nos llama a “estar alerta”, a tener el corazón libre de los vicios y de los ídolos de la vida para hacernos dóciles al Espíritu de Cristo que habita las situaciones que vivimos en nuestro entorno.

Nos llama a “estar despiertos y orando”, porque este Espíritu se descubre con una Esperanza viva, punto de encuentro entre las promesas de la fe y los signos precarios que hoy envuelven esas promesas.

La esperanza es una memoria que tiende a olvidarse, se nutre con la oración, nos adhiere a las promesas de la fe y nos inspira, cada día, la búsqueda de sus huellas en las señales del tiempo.

La Esperanza cristiana se hace por nuestra entrega a trabajar para que las promesas se verifiquen en nuestras vidas.
 

Al iniciar el mandato del nuevo presidente de la República, con profunda esperanza, hemos de estar atentos a los riesgos y oportunidades que se ofrecen a nuestro país y buscar en forma organizada la manera de evitar los riesgos y aprovechar las oportunidades que esta situación ofrece para nuestro pueblo.

Tenemos que luchar junto a los otros, contra el individualismo y los ídolos del poder, del tener y del placer para pensar y actuar a favor de un México con paz y justicia para todos.

Tenemos que organizarnos para  enfrentar las crisis económicas, los conflictos sociales, el abuso del poder, la falta de pan y trabajo, la frustración, y para ello necesitamos valorar a los demás y hacer ciudadanía con ellos

Tenemos que dialogar con el Dios de la vida para conocer sus proyectos ante la nueva situación y para suplicar la fuerza necesaria para el aporte que nos toca dar

Apoyemos el movimiento ciudadano por la paz

CCR

 

24 de noviembre de 2012

Jesús rey de amor, de servicio, de justicia y de paz


A los cristianos de hoy nos resulta muy difícil entender a Jesús como rey en primer lugar porque hoy en día son muy pocos los reyes y no son muy conocidos.

En segundo lugar porque la Iglesia representante oficial del Señor Jesús tiene la apariencia de una institución poderosa y rica y porque los grandes jefes de la Iglesia tienen un gran parecido con los jefes de estado.

Difícil ver en esa institución la imagen de Jesús que es proclamado rey por el pueblo y que monta un asno, animal de yugo,

 

Volvemos a leer el libro de Daniel que quiere fortalecer en la esperanza a los judíos perseguidos por el Rey Antíoco IV Epífanes por practicar  la religión judía.

El uso de la expresión "Hijo de hombre", significa simplemente "hombre" o "ser humano". Pero en este contexto la expresión adquiere un nuevo sentido.

Así como los cuatro animales, mencionados en los versos anteriores representan a los reinos paganos, así también la figura de este "Hijo de hombre" parece ser la personificación del pueblo de "los Santos del Altísimo" es decir, de los israelitas fieles al Señor.

A ellos, Dios les hará justicia después de las tribulaciones padecidas y los hará entrar en posesión de su Reino.  El mensaje esperanzador de este juicio es el desmoronamiento de todo poder y potencia enemigos de Dios y el triunfo definitivo del proyecto divino y de sus fieles adoradores.

En el evangelio de hoy Pilato quiere enterarse en forma directa sobre la persona de Jesús y lo interroga a lo que Jesús responde: Tú lo dices: yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz".

Cuando Jesús afirma que su Reino no es de este mundo, estrictamente debe entenderse que su Reino no tiene su origen en este mundo porque  Si mi realeza fuera de este mundo, los que están a mi servicio habrían combatido para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi realeza no es de aquí".

 

Para entender el Reinado de Jesús basta seguir sus pasos a lo largo del su ministerio. Comienza por la periferia del país y su mensaje es “La Buena Nueva” e invita a cambiar de vida y de corazón.

Los que se benefician de su actuación son todo tipo de personas marginadas, por lo que las actitudes fundamentales de Jesús Rey son la compasión y la misericordia, totalmente distintas del poder, la majestad y la riqueza. El es el rey del amor, del servicio, de la justicia y de la paz.

Reconocer y aclamar a Jesús como Rey significa para nosotros un esfuerzo por llevar, con hechos y palabras la Buena de Jesús a las personas que viven más distantes.

Reconocer y aclamar a Jesús como Rey significa para nosotros vivir la compasión y la misericordia para con todos los marginados y evitar a toda costa el poder, la majestad y la riqueza.

Reconocer y aclamar a Jesús como Rey significa para nosotros un permanente esfuerzo por vivir el amor, la justicia, la paz y la verdad

22 de noviembre de 2012

Toda la Iglesia ha de ser misionera

Tomado de José María Vigil: para vivir el Concilio
Editó Cosme Carlos Ríos
Textos conciliares

AG 2: La iglesia peregrinante es, por su propia naturaleza, misionera.

AG 2-5: Exposición de la teología de la actividad misionera. La iglesia toma su origen de la misión del Hijo y de la misión del Espíritu, según el designio de Dios Padre.

AG 6: La misión de la iglesia es una e idéntica en todas partes y en toda situación. Varía según las circunstancias, que dependen unas veces de la iglesia y otras de los pueblos a los que va destinada. En el cumplimiento de la misión de la iglesia hay momentos de comienzo, de crecimiento y progreso, de insuficiencia o estancamiento y también de bloqueo e incluso de retroceso. Por eso, si bien la actividad misionera es distinta de la actividad pastoral habitual y distinta del ecumenismo, puede darse en multitud de situaciones, incluso en situaciones de vieja cristiandad.

AG 36: Todos los fieles tienen el deber de cooperar a la actividad misionera. Su primera y principal forma de colaborador ha de ser vivir profundamente de acuerdo con el Evangelio.

AG 37-41: Las comunidades cristianas no se renovarán verdaderamente si no llegan a tener por los que están lejos una preocupación semejante a la que tienen por sus propios miembros. Deberes semejantes de cooperación asisten a todos los estamentos y miembros del Pueblo de Dios.

 

Palabra de Dios

— Mt 28,16-20: Id por el mundo y haced discípulos.

— Me 16,14-18: Id por el mundo predicando la Buena Noticia.

— Le 4,16-20: Jesús, el primer evangelizador.

— 1 Cor 9,16-18: ¡Ay de mí si no evangelizare!

— 1 Tim 2,4-7: Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad.

— Rom 10,14-17: ¿Y cómo creerán si no han oído?

 

Cuestiones para el diálogo

- ¿Qué situaciones de nuestro país, de nuestra iglesia local o del ambiente donde se mueve mi comunidad están en situación de necesidad misionera?

 

Reflexión

1. El Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia es uno de los últimos elaborados por el Concilio y refleja en síntesis la cota más alta de la teología conciliar.

El planteamiento que se hace de la teología de la misión excede una perspectiva estrechamente misionológica para convertirse en teología fundamental de la misión de la iglesia y de la evangelización. La perspectiva es profundamente trinitaria y claramente dinámica, en clave de historia de la salvación. Sin duda, debe ser presentada más abundantemente a la comunidad cristiana.

 

2. Del conjunto del Decreto brotan una serie de actitudes que significan una profunda renovación del espíritu misionero. Dentro del mismo espíritu de la Declaración sobre libertad religiosa queda descalificada toda actitud compulsoria en la misión, toda imposición o utilización del poder político o de las ventajas materiales para facilitar la aceptación de la fe cristiana. Se adopta una postura clara de asunción de las diversas culturas, valoración positiva del patrimonio cultural de cada pueblo, encarnación e inculturación de la iglesia en cada pueblo, y colaboración en la construcción de la sociedad

civil de los mismos. Una actitud de diálogo y de pobreza configura definitivamente el espíritu nuevo de la misión.

 

3. Este espíritu nuevo de la misión trasciende «las misiones», porque la misión viene planteada en un plano más profundo y amplio» como misión de la iglesia. De las misiones pasamos a la misión. Toda la iglesia es misionera (no simplemente «misional»), por su propia naturaleza.

Aunque se siga hablando de las misiones como situaciones «ordinariamente en unos territorios señalados por la Santa Sede» (AG 6), se declara que la misión es una e idéntica en todo lugar y situación (ib), y que puede realizarse en países de vieja tradición cristiana que «requieren de nuevo su acción misionera». Con ello, la misión, tradicionalmente situada en la periferia de la iglesia, pasa a ser recuperada e importada hacia el centro mismo de la iglesia. También los grupos humanos descristianizados son misión. Hay frentes misioneros, desde esta nueva perspectiva, a todo lo largo y ancho de la iglesia.

 

4. El deber de la cooperación misionera corresponde a todo el pueblo de Dios, comenzando por los obispos y pasando por las comunidades cristianas, señalando el Concilio que la renovación global de las mismas está vinculada a su renovación misionera. Y hay que subrayar: la primera obligación misionera no es relacionarse con las misiones, sino vivir profundamente la vida cristiana (AG 36).

 

Examen

— ¿Qué personas y grupos humanos alejados de la fe cristiana tenemos cerca, en nuestro propio ámbito?

— Aunque la iglesia sea por naturaleza misionera, lo estamos siendo nosotros?

 

Conversión

— Planificar una revitalización global de la actividad evangelizadora en nuestra comunidad cristiana concreta. Urgir para ello a los responsables, a los animadores, al «consejo pastoral».

— Hacer un esfuerzo comunitario serio por pasar a ser una comunidad cristiana verdaderamente misionera y evangelizadora, preocupada por los más alejados.

 

Preces

— Por las «zonas misioneras» que tenemos en nuestra propia iglesia local.

— Por los misioneros que trabajan en países alejados.

— Para que haya también participación seglar en las misiones, para que surjan muchas vocaciones de misioneros seglares.

— Para que las iglesias crezcan y se implanten con autonomía, y llegue cuanto antes su emancipación de toda dependencia hacia nosotros.

— Por las iglesias y comunidades volcadas narcisísticamente hacia sí mismas.

— Para que todos seamos misioneros.

— Por nuestra solidaridad internacional también con países no cristianos.

 

Oración

Dios, Padre nuestro: en Jesús nos has mostrado el primer evangelizador, anunciador y constructor del reino. Haz de nosotros apasionados seguidores suyos, para que, desde la comunidad, anunciemos la Buena Noticia y construyamos el reino sin limitación de fronteras. Por J. n. S.

 

17 de noviembre de 2012

Mantengamos la esperanza, fortalezcamos la resistencia

Muchas familias viven angustia por la difícil situación económica, la carestía y el desempleo. Sienten que se les va a acabar el mundo.

La violencia y el crimen organizado han llenado de pánico a muchas familias y a la misma sociedad: hay quien dice que esto es ya el fin del mundo.

Para colmo algunas personalidades religiosas sobre todo con fines económicos asustan a la gente con la próxima llegada del fin del mundo y exhortan a sus oyentes a desprenderse de sus bienes a favor de la comunidad-

Una cosa es que los sistemas económico políticas que oprimen a la sociedad se vayan a terminar y otra cosa es que este mundo esté a punto de acabarse.

Imposible pensar que nuestro Dios, el Padre bueno, que creó todas las cosas y eran buenas, ahora destruya su obra como cualquier niño caprichoso


La lectura de Daniel anuncia la intervención de Dios a favor de sus fieles a través de Miguel, el protector de su pueblo.

El género literario y el estilo de Daniel corresponden a la corriente apocalíptica bastante popular a finales del primer Testamento

Todo el libro de Daniel es un llamado a la esperanza, característica principal de toda la literatura apocalíptica.

No se trata tanto de una revelación especial de lo que sucederá al final de los tiempos, sino utiliza imágenes que invitan a mantener viva la esperanza, a no sucumbir ante la idea de una dominación absoluta de un determinado imperio.

El texto que leemos hoy es subversivo para la época, puesinvita al rechazo del señorío absoluto de los opresores griegos de aquel entonces que, a punta de violencia, se presentaban como dueños absolutos de las personas, del tiempo y de la historia.


Algunas claves de interpretación para este pasaje del evangelio

En el Antiguo Testamento, el sol y la luna representaban a las divinidades paganas; los astros y las potencias del cielo, a los jefes de las naciones que justifican su poder en nombre de sus dioses y que se divinizan a sí mismos.

Diversos pasajes describen la caída de los imperios usando imágenes de una catástrofe cósmica.

Con este mismo lenguaje, Jesús anuncia cuál va a ser el efecto del anuncio del evangelio a los demás pueblos. La traducción de todo este conjunto de imágenes podría ser, en síntesis, ésta:

Los sistemas de poder establecidos en las naciones se asientan en la opresión de los pueblos y son justificados por las respectivas religiones paganas.


Al igual que la predicación de Jesús descubrió la corrupción del sistema judío, la predi­cación del evangelio a todos los pueblos va a descubrir que esos sistemas son injustos, tiránicos y causa de sufrimiento y de muerte,

Entonces las divinidades paganas aparecerán ante quienes las veneran como dioses falsos y los poderes opresores.


Para fortalecer nuestra esperanza lo más importante será poner atención a las palabras de Jesús. “Verán llegar al Hom­bre entre nubes, con gran potencia y gloria, y entonces enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, del confín de la tierra al confín del cielo.

Y también: “De la higuera, aprended el sentido de la parábola: Cuando ya sus ramas se ponen tiernas y echa las hojas, sa­béis que el verano está cerca. Así también vosotros: cuando veáis que esas cosas están sucediendo, sabed que está cerca, a las puertas.

“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasaran.”


Frente a los problemas familiares y económicos Dios nos invita a la resistencia, mediante la organización y la solidaridad.

Ante la violencia y el crimen organizado Dios nos invita a la resistencia, mediante el esfuerzo y la colaboración con los demás para construir la paz,

Ante los sistemas injustos, tiránicos y causa de sufrimiento y de muerte, Dios nos invita descubrir y combatir las causas que dan origen a estos sistemas

Sugerencias

Apoyemos el movimiento ciudadano por la paz

CCR



14 de noviembre de 2012

La palabra de Dios nos revela nuevas riquezas

Textos conciliares
DV 2: La revelación se realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas, las obras realizan las palabras; las palabras explican su misterio.
DV 3: En la creación misma ofrece Dios un testimonio perenne de sí mismo. Se reveló desde el principio a nuestros primeros padres.
DV 6: Dios es cognoscible por la razón natural desde las cosas creadas. La revelación proporciona un conocimiento con absoluta certeza y sin error sobre las realidades divinas, que no son en sí inaccesibles a la razón humana.
DV 7: La trasmisión fue oral y por escrito. La Escritura va junto con la Tradición.
DV 8: La Tradición apostólica «va creciendo» en la iglesia con la ayuda del Espíritu. Crece la comprensión de las palabras cuando los fíeles las contemplan y estudian...
DV 9: La Sagrada Escritura es la Palabra de Dios, en cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo.
D V 14: Dios se revela en historia de salvación.
LG 5: La reino brilla ante los hombres en la palabra, en las obras y en la presencia de Cristo.
AA 6: La iglesia debe manifestar al mundo «con obras y palabras» el mensaje de Cristo.

Palabra de Dios
— Jn 1,1-18: La Palabra se hizo carne. Es el Hijo quien nos ha contado cómo es Dios.
— Rom 1,18-20: Dios ofrece en la creación un testimonio de sí. Pero los hombres oprimen la verdad con la injusticia.
— Jn 1,1-4: Os escribimos lo que hemos visto y oído para que vuestra alegría llegue a término.
— Heb 4,12-13: La Palabra de Dios es cortante. Llega a las entretelas del alma.

Cuestiones para el diálogo
—¿Qué entendemos por «Historia de la Salvación»?
—¿Qué relación y diferencia hay entre el Antiguo y el Nuevo Testamento?
— ¿Qué relación tiene la historia real con la historia de la salvación?

Reflexión
1. El Vaticano II ha consagrado la visión del contenido de la Biblia como la descripción de la historia de la salvación. La Biblia deja de ser una fría colección de textos o de afirmaciones reveladas, y pasa a ser la manifestación de Dios a través de la historia de la salvación. Esta historia comienza en la creación misma, y desborda los límites del pueblo de Israel. La historia de la salvación se hace una realidad omnipresente y omniabarcante. Con ello comprendemos mejor la universal presencia de Dios y su misteriosa pedagogía.
2. Queda así superada la concepción doctrinaria de la revelación (DV 2; LG 5; AA 6). Se afirma claramente que la revelación divina se ha realizado (y se realiza) por medio de obras y palabras, íntimamente ligadas entre sí. Dios interviene en la historia. La revelación se hace histórica, a través de hechos históricos. Emerge así en la conciencia conciliar de la iglesia una imagen de Dios genuinamente bíblica: Dios siempre mayor, Dios que se revela en la historia, que camina delante del pueblo conduciéndole hacia la utopía de la tierra prometida, y que se realiza definitivamente en Jesús, en sus palabras y en sus prácticas, como manifestación escatológica de la «historia de Dios» y de la voluntad de Dios sobre la historia.
3. La Palabra de Dios deja de ser, así, un escueto libro, en sí mismo, aislado, para ocupar su puesto en el contexto de la comunidad creyente, en la Tradición viva del pueblo de Dios peregrino, que es una «tradición que va creciendo en la iglesia con la ayuda del Espíritu» (DV 8). La Palabra de Dios se nos manifiesta así en el Concilio desde una nueva perspectiva, «nos revela nuevas riquezas».

Examen
— ¿Tenemos todavía una concepción puramente doctrinaria de la revelación bíblica?
— ¿Valoramos debidamente en nuestra comunidad la Palabra de Dios? ¿En qué gestos concretos podemos mostrarlo?

Conversión
— Leer, estudiar más a fondo la Biblia.
— Hacer oración con la Palabra de Dios.

Preces
— Por los catequistas y trasmisores de la fe.
— Por los teólogos e investigadores de la Biblia.
— Por los delegados de la Palabra, los que animan las celebraciones de la Palabra.
— Por todos aquellos a quienes no ha llegado la noticia del Evangelio.
— Por todos los que generan opresión e injusticia, oponiéndose a la salvación de la historia.
Oración
Dios, Padre nuestro, que en Jesús te has hecho compañero nuestro en el caminar por la historia, nos has revelado la utopía de la historia y te has hechos historia de la salvación; haz que también nosotros nos entreguemos a la salvación de la historia. Por J. n. S.

10 de noviembre de 2012

Mujeres pobres nos evangelizan


 
Petrita, la llamaban la Prieta, era una mujer muy pobre que vivía en un tejabán con piso de tierra. Había sido abandonada por el marido con cinco hijos cuando todavía era muy joven

Ella pertenecía a un grupo de Acción católica y colaboraba en las actividades de la Parroquia.

Cuando ya era anciana, regresó el marido lleno de achaques, inútil y sin poder aportar nada al bienestar de la familia y la Prieta lo recogió, lo atendió durante los largos meses de su enfermedad y le dio cristiana sepultura

Algunas personas comentaban que Petrita se pasaba de tonta, pero pensándolo bien podríamos preguntarnos: ¿Qué piensa Jesús del comportamiento de Petrita?

En nuestras actividades pastorales no hay un espacio para la gente menuda: Los que no saben leer, los ancianos, los que tienen capacidades diferentes, las madres solteras etc.

 

El libro de los Reyes recoge tradiciones populares en torno al profeta Elías y las presenta sin un orden especial.

Podemos asegurar con seguridad que el profeta Elías es el profeta de la fidelidad a Yahvé y a las tradiciones del Éxodo.

Esta fidelidad lo enfrentó con el rey Acab, quien  impulsó grandemente el culto a Baal el dios de los fenicios y por ello junto con Jezabel, la reina declaró al profeta una persecución a muerte.

El profeta, perseguido, cansado y muerto de hambre y sed, llega a Sarepta en territorio de Sidón donde una mujer viuda, a riesgo de caer en la cólera del rey, con lo último que le queda de harina y de aceite, conforta y anima al profeta perseguido.

Resalta el aporte que esta pobre viuda hace a la misión profética de Elías

 

Estando Jesús en Jerusalén acude al templo y se pone a observar a las personas que dan sus ofrendas y fija la mirada en la ofrenda de dos moneditas que hace una mujer viuda.

Jesús hace notar la forma en que esta pobre viuda apoya la obra de Dios que se realiza desde el templo.

Poco sabía aquella pobre mujer de la explotación que había en el templo, de la inmensa riqueza que allí se acumulaba, de cómo los sacerdotes tesoreros del templo distribuían a placer aquel inmenso tesoro, y cómo se beneficiaban de aquello los que, diciendo servir a Dios, se servían de la gente para incrementar sus propias arcas.

Pero ella, demostró con aquel gesto su amor a Dios sobre todas las cosas. Sabía que Dios lee en lo oculto del corazón.

 

Estaremos siguiendo el ejemplo de estas mujeres si dejamos a un lado nuestros complejos de inferioridad y valorando lo que tenemos, lo ponemos al servicio de la causa del Reinado de Dios.

Estaremos valorando la actuación de estas mujeres si en nuestra actividad pastoral abrimos espacios en los que puedan participar las personas que no saben leer, los ancianos, los que tienen capacidades diferentes, las madres solteras.

Apoyemos el movimiento ciudadano por la paz

CCR

 

 

7 de noviembre de 2012

Nueva actitud ante la Palabra de Dios


Tomado de José María Vigil: Para vivir el Concilio
Responsable CCR

Textos conciliares
DV4,2.°: La alianza nueva es definitiva y nunca pasará. No hay que esperar ninguna otra revelación pública.
DV 10: El depósito sagrado de la Palabra de Dios está constituido por la Escritura y la Tradición. La interpretación auténtica de la Palabra de Dios corresponde al Magisterio, pero éste no está por encima de la Palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar puramente lo trasmitido. Tradición, Escritura y Magisterio están unidos y se necesitan mutuamente.
DV 11: En la composición de los libros Dios se valió de hombres elegidos, que son verdaderos autores.
DV 12: Dios habla en la Escritura por medio de hombres y en lenguaje humano. Debe estudiarse con atención. Hay que tener en cuenta los géneros literarios. Labor de los intérpretes, teólogos, exégetas.
DV 13: La Palabra de Dios se expresa en lenguas humanas, asumiendo nuestra débil condición humana.
DV 21: La iglesia ha venerado siempre la Sagrada Escritura, como lo ha hecho con el Cuerpo de Cristo. Toda la predicación de la iglesia, como toda la religión cristiana, se ha de alimentar y regir con la Sagrada Escritura. Es tan grande el poder y la fuerza de la Palabra de Dios...
DV 23: Los exégetas y los demás teólogos investiguen... para que se multipliquen los ministros de la Palabra. El Concilio anima a todos los que estudian la Escritura...
DV 24: La Escritura debe ser el alma de la teología. El ministerio de la palabra, la predicación pastoral, la catequesis... deben alimentarse de la Escritura.
DV 25: El Concilio recomienda a todos la lectura asidua... (Cf OT 16; PO 13, 19; PC 6; AG 19).

  Palabra de Dios
Rom 15,4: La Escritura fue escrita para enseñanza nuestra.
2 Tim 3,14-17: Todo escrito inspirado por Dios es útil.
Jn 21,24-25: Muchas otras cosas hizo Jesús que no pueden escribirse una por una.
Lc 1,1-4: La tarea de componer un relato de los hechos acaecidos.

Cuestiones para el diálogo
¿Qué datos o anécdotas conocemos sobre el aprecio u olvido en que se tenía la Biblia antes del Concilio en comparación con lo que ocurre hoy día?
Causas de aquella situación y causas del cambio.

Reflexión
1. La religión cristiana es una de las llamadas «religiones del libro», que tienen algo así como su carta fundamental en unas Escrituras. Sin embargo, por distintos avatares históricos, en los pasados siglos, y hasta el mismo concilio Vaticano II, casi hubiera podido negarse tal hecho. Diríamos que la Biblia estaba como secuestrada ante el pueblo cristiano. Casi no se usaba. No se inculcaba su lectura y meditación. Siglos hubo en los que se mantuvo obligadamente en latín y se prohibía su traducción a la lengua del pueblo. Se desaconsejaba la lectura personal, por miedo a las interpretaciones «libres» o no asesoradas. El Magisterio eclesiástico ocupaba en la vida consciente de la iglesia un puesto de mayor envergadura que la misma Palabra de Dios. El afán y la veneración por la Biblia entre los católicos era sospechoso de «protestantismo ».
2. El Vaticano II supone la consagración de un cambio radical en la iglesia. Se restituye a la Palabra de Dios al puesto central que ha de ocupar en la vida eclesial. Se inculca su uso y lectura a todos los fieles. Y se reconoce que «el Magisterio está a su servicio, para enseñar puramente lo trasmitido» (DV 9).
3. Desde finales del siglo XVIII, pero sobre todo en el XIX y en el presente siglo, los estudios bíblicos han dado un auténtico vuelco a la visión que tenemos de la Biblia, a su conocimiento científico, su hermenéutica, su interpretación. Hoy conocemos los géneros literarios, la redacción en sus distintas formas y sustratos redaccionales, las implicaciones e influjos sociales, las lenguas antiguas, el ambiente histórico concreto hasta detalles inimaginables hace tan sólo unos decenios... Y sin embargo todavía hay muchísimos cristianos que siguen entendiendo la Biblia como si nada hubiera cambiado como pudieran haberla leído en la Edad Media, desde una interpretación literal, fundamentalista, maravillosista, como se expresaba la Pontificia Comisión Bíblica a principios de este siglo, o como un prontuario de citas para interpretar y esgrimir arbitrariamente... No se ha hecho un esfuerzo suficiente de divulgación bíblica.
4. Los textos literales del Concilio destacan la importancia que ha de tomar la Palabra de Dios en la vida eclesial. Debe embeber la teología, la predicación, la catequesis, la homilía, la oración comunitaria e individual... Lo recomiendan a todos y a cada uno de los cristianos, insistentemente. Es absurdo dejar la Palabra de Dios para poner nuestro centro en otras revelaciones o devociones.»

Examen
¿Con qué frecuencia o asiduidad leo la Palabra de Dios?
¿Cuánto tiempo hace que no oro con ella?
¿Tenemos en casa algún estudio o comentario sobre la Biblia?
¿Tenemos más aprecio a devociones o supuestas revelaciones particulares que a la Revelación?

  Conversión
Participar en alguna actividad de formación permanente sobre la Biblia.
Adquirir una Biblia o Nuevo Testamento y algún comentario o instrumento para su estudio, si no los tengo todavía.
Arbitrar en nuestra comunidad cristiana la posibilidad de que quien quiera pueda acercarse más al conocimiento de la Palabra de Dios.
Tratar de adquirir una espiritualidad bíblica.

Preces
Por los teólogos, los exégetas, para que investiguen y encuentren.
Por los catequistas y diferentes agentes pastorales, para que ayuden al pueblo de Dios. Por nosotros mismos, para que aumentemos el aprecio de la Palabra de Dios.
Por todos los que cursan en los seminarios y universidades diferentes estudios bíblicos, para que sirvan después con eficacia a la comunidad cristiana.

Oración
Dios, Padre nuestro: tu Palabra eterna acampó entre nosotros, aterrizó en nuestra historia, asumió una cultura, se expresó en hechos concretos... La Palabra se hizo carne. Ahora nos toca a nosotros hacer carne la Palabra. Ayúdanos. Por J. n. S.

3 de noviembre de 2012

El rostro del hermano nos rela el rostro de nuestro padre Dios

Muchos cristianos se preocupan por observar leyes y costumbres, pero no las relacionan con las enseñanzas de Jesucristo.
Unos cristianos se preocupan mucho por el culto, por las oraciones, pero no se preocupan por los graves problemas que padecen los hermanos
Los judíos que regresaron del destierro de Babilonia tenían necesidad de reconstruir sus hogares, su ciudad, su templo y encontrar una nueva forma de vivir de acuerdo a las circunstancias actuales
Los Deuteronomistas ofrecen al pueblo una base para esta reconstrucción. Recordando a Moisés, el capítulo 5 del Deuteronomio nos presentó lo que hoy llamamos los diez mandamientos.
En el capítulo que leemos hoy (6o.) nos invita a guardar los mandamientos y a ponerlos en práctica para, con ello, alcanzar la felicidad y el crecimiento del pueblo. 
Jesús ha llegado al final de su camino; ahora se encuentra en la capital Jerusalén. Recordamos que mientras Jesús sigue con firmeza su camino, los discípulos están ciegos para comprenderlo.
Un especialista en la Escritura se acerca a Jesús buscando luz para comprender ¿cuál de los 613 mandamientos es el primero de todos?
Jesús invita al erudito judío a recordar lo que todo israelita recita a diario: Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor.  Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas (Deuteronomio 4, 5-6).
Pero Jesús considera que esto no basta y añade un texto de la misma Escritura, Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Levítico 19, 18).
Para Jesús, el amor, y no la observancia de la ley, constituye el mandamiento principal y ese amor abarca dos direcciones inseparables: Amar a Dios y como consecuencia y manifestación de ese amor: amar al hermano.
En el rostro del hermano Jesús sobre todo del sufriente, Jesús nos enseña a ver su propio rostro. 
Si queremos tener bien centrada nuestra vida tenemos que poner en el centro el amor del Padre al que hemos de escuchar, respetar y obedecer.
Tenemos que darle a nuestra oración el sentido de diálogo con el Padre, esforzándonos para escuchar lo que El nos pide y lo que Él nos propone.
Tenemos que leer la biblia porque es la palabra del Padre en la que nos revela su amor y sus planes de salvación
Si queremos vivir como verdaderos cristianos tenemos que unir de manera intencional el amor al Padre y el amor a los hermanos.
Tenemos que estar atentos a los graves problemas que vive nuestra sociedad y después de tomar conciencia de la problemática, buscar con  otros hermanos alguna solución.
Apoyemos el movimiento ciudadano por la paz
CCR.