Petrita, la
llamaban la Prieta, era una mujer muy pobre que vivía en un tejabán con piso de
tierra. Había sido abandonada por el marido con cinco hijos cuando todavía era
muy joven
Ella
pertenecía a un grupo de Acción católica y colaboraba en las actividades de la
Parroquia.
Cuando ya
era anciana, regresó el marido lleno de achaques, inútil y sin poder aportar
nada al bienestar de la familia y la Prieta lo recogió, lo atendió durante los
largos meses de su enfermedad y le dio cristiana sepultura
Algunas personas comentaban que Petrita se pasaba
de tonta, pero pensándolo bien podríamos preguntarnos: ¿Qué piensa Jesús del
comportamiento de Petrita?
En nuestras
actividades pastorales no hay un espacio para la gente menuda: Los que no saben
leer, los ancianos, los que tienen capacidades diferentes, las madres solteras
etc.
El libro de
los Reyes recoge tradiciones populares en torno al profeta Elías y las presenta
sin un orden especial.
Podemos
asegurar con seguridad que el profeta Elías es el profeta de la fidelidad a
Yahvé y a las tradiciones del Éxodo.
Esta
fidelidad lo enfrentó con el rey Acab, quien impulsó grandemente el culto a Baal el dios de
los fenicios y por ello junto con Jezabel, la reina declaró al profeta una
persecución a muerte.
El profeta,
perseguido, cansado y muerto de hambre y sed, llega a Sarepta en territorio de
Sidón donde una mujer viuda, a riesgo de caer en la cólera del rey, con lo último
que le queda de harina y de aceite, conforta y anima al profeta perseguido.
Resalta el
aporte que esta pobre viuda hace a la misión profética de Elías
Estando
Jesús en Jerusalén acude al templo y se pone a observar a las personas que dan
sus ofrendas y fija la mirada en la ofrenda de dos moneditas que hace una mujer
viuda.
Jesús hace
notar la forma en que esta pobre viuda apoya la obra de Dios que se realiza
desde el templo.
Poco sabía
aquella pobre mujer de la explotación que había en el templo, de la inmensa
riqueza que allí se acumulaba, de cómo los sacerdotes tesoreros del templo
distribuían a placer aquel inmenso tesoro, y cómo se beneficiaban de aquello
los que, diciendo servir a Dios, se servían de la gente para incrementar sus
propias arcas.
Pero ella,
demostró con aquel gesto su amor a Dios sobre todas las cosas. Sabía que Dios
lee en lo oculto del corazón.
Estaremos
siguiendo el ejemplo de estas mujeres si dejamos a un lado nuestros complejos
de inferioridad y valorando lo que tenemos, lo ponemos al servicio de la causa
del Reinado de Dios.
Estaremos valorando
la actuación de estas mujeres si en nuestra actividad pastoral abrimos espacios
en los que puedan participar las personas que no saben leer, los ancianos, los
que tienen capacidades diferentes, las madres solteras.
Apoyemos el movimiento ciudadano por la paz
CCR
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