Los
Bautizados somos instrumento
Para
que haya vida en abundancia para todos
Con
mucha frecuencia los creyentes consideramos que, por haber recibido el Bautismo,
somos consentidos de Dios y perdemos de vista que fuimos consagrados como
instrumento para la misión.
En
otras ocasiones pensamos que con los dones que Dios nos da, ya tenemos la
abundancia de vida y olvidamos que los dones para que actúen tienen que ser
valorados y aceptados
Las
lecturas centrales de hoy presentan como tema el banquete, pero tienen
significado diferente en Isaías y en el hijo de María.
El texto de Isaías 25 que leemos hoy,
está ubicado en la parte del primer
Isaías, pero es más probable que haya sido redactado por el tercer Isaías que
fue el redactor final de la obra, pues trata de alentar a la restauración del
templo y la ciudad.
El
judío común considera que donde hay comida y bebida hay bendición de Dios y por
lo mismo donde hay abundante comida hay una gran bendición de Dios.
De
ahí que, el banquete, donde hay abundante y rica comida, donde hay
convivencia y fiesta, es símbolo de la abundancia de los dones de Dios.
El
banquete del que habla Isaías se ofrece desde el Monte Sión, donde estuvieron
la ciudad de Jerusalén y el Templo y desde
ahí se ofrece para todos los pueblos
la abundancia de los dones de Dios.
Destaca
que Israel no es el destinatario,
sino el instrumento de Dios, para que la salvación de Dios llegue a todos.
En
la parábola de Jesús, Él se dirige directamente a la clase dirigente del
pueblo: los ancianos y sumos sacerdotes y es una crítica para ellos: Ellos son
los primeros invitados a participar del banquete
A
la oferta del Rey los invitados responden con indiferencia, con positivo
rechazo y aún con malos tratos, por lo que el Rey abre el ofrecimiento a todos:
buenos y malos
Como
Israel somos instrumento para que la
abundancia de los dones de Dios llegue a todos. Sólo somos privilegiados en la
medida en que somos instrumento para la obra de Dios
Como
Israel somos los primeros invitados a participar de los dones que nos vienen
por medio de Jesús, pero hace falta nuestra aceptación positiva para que el don
produzca vida en abundancia.
Es
importante que siempre recordemos que la Iglesia es instrumento para la Misión
de Jesús que vino para que “Tengan vida y la tengan en abundancia” (Juan 10, 10)
Es
importante que recordemos cuáles son los dones que Dios nos da, los valoremos y
aceptemos para que produzcan en nosotros la vida en abundancia que Jesús nos
trajo.
Octubre
11 del 2014
Cosme
Carlos Ríos
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