18 de junio de 2016

El siervo de Yahvé: Identidad del Mesías, identidad del creyente


Con las distintas formas que tenemos de entender a Jesucristo el Maestro, vamos definiendo el estilo de vida de los discípulos

En el párrafo anterior al texto de Zacarías que leemos hoy,  encontramos la afirmación de que todos reconocerán que Jerusalén ha cobrado su fuerza a causa de su Dios.
En el texto que leemos hoy, se nos describe la efusión del Espíritu sobre la dinastía de David y los vecinos de Jerusalén. Ese espíritu será de gracia y de súplica, que les permitirá mirar con dolor al traspasado.
El evangelio de Juan aplicará esta expresión a Jesús crucificado.
La palabra MESIAS  en hebreo significa ungido; la palabra griega correspondientes es la de  cristós. Los israelitas ungían a sus reyes y, más tarde, a sus sumos sacerdotes.
Poco a poco pasaron a esperar a alguien, ungido de modo muy especial: al Mesías o Cristo.
En tiempos de Jesús hay varias maneras  de esperar el mesías: Una de ellas es la de los Fariseos y los Zelotas que esperan un mesías al estilo de David.
Los Zelotas esperan al mesías como alguien que realice  una acción armada directa en contra de los romanos; por el contrario los Fariseos, pues ellos coexisten pacíficamente con el poder romano.
Las comunidades de Qumrán entienden el mesianismo en el sentido sacerdotal; mientras que pocos entienden al Mesías como siervo de Yahvé.
En el pueblo es más frecuente la visión que tienen los fariseos sobre el Mesías, ya que en el pueblo es muy fuerte el influjo de los fariseos.
El texto de Lucas que leemos hoy nos refiere que, después de una intensa jornada del ministerio de Jesús en Galilea, Él se retira para hacer oración
A fin de evaluar los resultados de su arduo trabajo, Jesús pregunta a sus discípulos sobre la opinión que tiene la gente sobre Él y ellos responden que alguno de los profetas.
Luego Jesús les pregunta la opinión que ellos tienen sobre Jesús, a lo que Pedro responde que Jesús es el Mesías, pero Jesús les prohíbe que lo divulguen.
Jesús corrige lo que podría ser una visión triunfalista del Mesías y hace notar que sus seguidores tienen que seguir el camino del siervo de Yahvé, o del siervo sufriente.
Es claro que, desde el principio de su misión Jesús va construyendo el Reinado de Dios, con sus hechos y con sus palabras.
Su punto de partida es que Dios es padre de todos, que quiere un mundo de amor, de respeto, de justicia, de libertad y e paz  y esto implica una lucha, contra la injusticia, la violencia, la desigualdad, la mentira.
Por ello, los poderes que oprimen, explotan y aplastan al pueblo reaccionan con la represión, la tortura y la muerte contra los que trabajan por el proyecto del Padre.
Es por eso que el mesianismo de Jesús debe ser comprendido en la línea del siervo de Yahvé que aparece en texto de Isaías 52, 13-53, 12.
Esta lectura, interpretada, además a la luz de la primera lectura, descarta por completo que el mesianismo de Jesús sea un mesianismo triunfalista.

Ser discípulos del Cristo comporta para nosotros, tomar conciencia, de que a la manera de Jesús, con nuestros hechos y palabras tenemos la misión de construir el Reinado de Dios Padre.
Ser discípulos del Cristo comporta para nosotros luchar, como Jesús, contra la injusticia, la desigualdad, la opresión, la mentira.
Ser discípulos del Cristo comporta para nosotros tener conciencia que el camino del Mesías y nuestro propio camino implica el riesgo de enfrentar a los que detentan el poder y la riqueza y asumirlo con todas sus consecuencias.
Ánimo, el Mesías va delante de nosotros
Cosme Carlos Ríos
Junio 18 del 2016



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