31 de octubre de 2012

Los cristianos, constructores de la paz internacional

Tomado de José María Vigil
Para vivir el Concilio

Textos conciliares
GS 77: La familia humana ha llegado en su proceso de madurez a un momento de suprema crisis. No puede seguir adelante en la construcción de un mundo más humano para todos sin que los hombres se conviertan a la verdad de la paz. Por eso, el mensaje evangélico, «que coincide con los más profundos anhelos y deseos del género humano », brilla hoy día con nueva luz.
GS 78: La verdadera paz es fruto de la justicia, no mera ausencia de guerra, ni equilibrio de fuerzas, ni temor ante una hegemonía despótica. La paz es una tarea permanente. Y es también fruto del amor, que supera la justicia. El Concilio llama insistentemente la atención a todos los cristianos para que se unan a todos los hombres realmente pacíficos en la tarea de establecer la paz.
GS 80: Las nuevas armas científicas, que permiten una destrucción casi total, nos obligan a plantear el tema de la guerra con una mentalidad totalmente nueva.
GS 81: Con la carrera de armamentos no sólo no se eliminan las causas del conflicto, sino que más bien se corre el riesgo de agravarlas. La carrera de armamentos es la plaga más grave de la humanidad y perjudica a los pobres de manera intolerable.
GS 82: Todos han de trabajar para que cese la carrera de armamentos, incluso para que comience su reducción. Es preciso ampliar la mente más allá de las fronteras de la propia nación, renunciar a los egoísmos nacionales y adoptar un profundo respeto hacia toda la humanidad. Es sumamente urgente reeducar la mentalidad y dar una nueva orientación a la opinión pública. Los que trabajan en la educación y en la formación de la opinión pública tienen ahí una responsabilidad especial.
GS 83: Para construir la paz lo primero que hace falta es eliminar las causas de discordia: sobre todo las injusticias, las excesivas desigualdades, la lentitud de soluciones, el afán de dominio, etc. Estimúlese sin descanso la creación de organismos que promuevan la paz.
GS 84: La iglesia se goza del espíritu de fraternidad que hay en la colaboración dentro de los organismos internacionales, mundiales o regionales.
GS 85: Hace falta establecer una cooperación mayor en el orden económico. Es precisa la ayuda en personal técnico a los países en vías de desarrollo. Hay que cambiar muchas cosas para encontrar un nuevo orden económico internacional.
GS 88: Cooperen gustosamente los cristianos en la edificación del orden internacional. Que no sirva de escándalo el hecho de que los países cristianos son los ricos. Merecen alabanza y ayuda los voluntarios en la cooperación internacional.
GS 89: Al predicar el Evangelio, la iglesia contribuye a la consolidación de la paz. Es absolutamente necesaria la presencia de la iglesia en la comunidad de los pueblos para fomentar la cooperación de todos, tanto a través de las instituciones públicas como por la colaboración de cada uno.
GS 90: Forma excelente de la actividad internacional de los cristianos es la colaboración individual o colectiva dada a las instituciones de cooperación internacional.

Palabra de Dios
Mt 5,9: Bienaventurados los que se esfuerzan por construir la paz.
Is 2,4: De sus espadas forjarán arados.
Jn 14,27: Mi paz os dejo, pero no como lo hace el mundo.
Rom 14,17: El reino de Dios no es... sino justicia, paz y gozo.
2 Cor 5,18-21: Somos ministros de la reconciliación.
Ef 4,3: Conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.

Cuestiones para el diálogo
¿Cuáles son las causas de las guerras? ¿Cuáles pueden ser las causas o amenazas de la posible próxima guerra mundial?
¿Por qué los temas de la paz internacional nos han sido presentados como ajenos a la realidad de la vida cristiana? ¿Se ha insistido suficientemente en lo contrario después del Concilio?

Reflexión
1. El Concilio se pronuncia ante el tema de la paz mundial. Es decir, juzga el tema como relevante desde la óptica de la Iglesia. No piensa que sea un tema exclusivamente de los políticos, ni estrictamente técnico, ni irrelevante para los intereses del reino de Dios.
También aquí hay que recordar aquellas palabras: «Nada de lo que es verdaderamente humano puede dejar de encontrar eco en el corazón de los seguidores de Cristo» (GS 1). Es la preocupación por la venida del reino y la salvación de la humanidad lo que preocupa a la iglesia (GS 45), pero desde una perspectiva amplia, cósmica, responsablemente histórica.

2. Para el Concilio la paz es fruto de la justicia. El pensamiento conciliar sobre la paz es crítico. Va a las raíces. Y descubre las raíces de las discordias producidas en la injusticia, las desigualdades económicas, la lentitud en la aplicación de soluciones, el afán de dominio, el desprecio por las personas... (GS 83).
Piensa el Concilio que la carrera de armamentos no soluciona las amenazas de la paz, sino que las empeora, a la vez que se trata de la plaga más grave de la humanidad y perjudica a los pobres de manera intolerable (GS 81).
El nivel alcanzado por la tecnología armamentística —lo cual se ha desarrollado incomparablemente en el posconcilio— y sus posibilidades actuales superabundantes de una destrucción total del planeta hace que nos debamos plantear la posibilidad de la guerra —dice el Concilio— de una forma enteramente nueva.
Cosa que, efectivamente, no ha hecho sino radicalizarse en los años posteriores al Concilio en forma creciente.

3. Nuestra actitud habitual todavía es de desentendimiento ante estos problemas. Es cierto que es creciente en la actualidad el número de grupos cristianos y de cristianos individuales que se comprometen decididamente en estos campos, pero también es cierto que la gran masa de cristianos permanece al margen, con el prejuicio inveterado de que estos temas se salen del ámbito de nuestras obligaciones cristianas, o, lo que es peor, pertenecen a una zona vedada al cristiano, la de las implicaciones políticas.
Y así tenemos que asistir al lamentable espectáculo de ver que, mientras cada vez más hombres de hoy se incorporan a la tarea de la construcción internacional de la paz, los cristianos, que oficialmente se dicen portadores de la salvación para la humanidad, permanecen desentendidamente al margen de la evitación activa de una catástrofe cósmica.

4. El Concilio nos invita a comprometernos. Debemos hacernos conscientes de nuestra responsabilidad humana y cristiana y esforzarnos por despertar en nuestro ámbito personal de vida la pronta voluntad de cooperar con la comunidad internacional (GS 82). Una forma excelente de ello es la cooperación con instituciones internacionales (GS 90), cuyo mejor funcionamiento, coordinación y multiplicación ha de ser estimulado sin descanso (GS 83).
Todos hemos de tomar una postura activa y militante ante la actual carrera de armamentos (GS 82), debemos fomentar las ayudas técnicas, económicas y en personal hacia los países en vías de desarrollo (GS 85, 88) y participar en los esfuerzos por encontrar un nuevo orden económico internacional más justo (GS 85). ¿Se ha dicho todo esto suficientemente al pueblo cristiano? ¿Sabe el pueblo cristiano que todo esto es pensamiento conciliar? ¿Ha sido asimilado este espíritu en el lenguaje religioso de nuestras comunidades cristianas? ¿Se traduce todo esto en una incorporación creciente de los cristianos a las tareas de la paz, desde instancias nacionales e internacionales? ¿Qué podemos hacer?

Examen
¿Pensamos que la responsabilidad en estos temas de la paz internacional corresponde solamente a las instancias públicas o a las entidades políticas?
¿Pensamos que nosotros no podemos hacer nada? ¿Qué podemos hacer?

Conversión
Organizar en la comunidad cristiana unas jornadas o procedimiento de estudio sobre las relaciones entre el ecologismo y el cristianismo.
Adoptar, desde la fe, una actitud convencidamente no belicista, no militarista, solidaria.

Preces
Para que venga al mundo la paz, como resultado de la justicia.
Para que no acumulemos internacionalmente nuevas espadas, sino que las convirtamos en arados.
Para que adquiramos crecientemente conciencia de ciudadanos del mundo, por encima de fronteras, razas, nacionalismos.
Para que nadie justifique impunemente en nombre de la fe la carrera de armamentos o la situación de injusticia internacional.
Por los pueblos que actualmente están en guerra, por los países que se están beneficiando con esas guerras, para que los cristianos que hay en ellos alcen su voz en protesta.
Por nosotros mismos, para que seamos portadores de paz desde nuestro pequeño ámbito personal. }
Oración
Dios, Padre nuestro, no nos dejes dormir tranquilos, sin pesadillas, mientras sabemos que el mundo está sangrando por las guerras, la miseria, el hambre, la injusticia, la amenaza de destrucción total. Haznos apasionados partidarios de la paz y da eficacia a nuestros esfuerzos por construirla, para que así podamos acogernos verazmente a la bienaventuranza de Jesús. Por el mismo J. n. S.

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