20 de octubre de 2012

Enviados a llevar Buenas noticias


 
La mayoría de los creyentes considera que la tarea de la Iglesia tiene que ser realizada por personas especiales, sobre todo por las personas que han recibido un Ministerio.

Las actividades que desempeña la predicación y la Catequesis están orientadas casi siempre a las personas que acuden al templo y hay muy pocas actividades orientadas hacia los de fuera.

La predicación y catequesis, por lo general, instruyen, pero no  es muy notorio, que den consuelo y esperanza a las personas en sus problemas y aflicciones.

 
La oración colecta de hoy nos señala que  la Iglesia, por voluntad de Dios es sacramento de salvación para todos los pueblos.

La sección del profeta que leemos hoy corresponde al tercer Isaías que escribe después del destierro, época en la que se afirmó el nacionalismo judío.

En  contra de la corriente, que favorece ese nacionalismo, el profeta presenta al pueblo y al templo como parte del plan de Dios, para que todos los pueblos obtengan la salvación.

La primera carta a Timoteo nos presenta expresamente la voluntad de Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

Jesús envía a los Once para que vayan por todo el mundo y hagan que todos los pueblos sean sus discípulos: Que entremos a la escuela de Jesús para aprender las enseñanzas y el estilo de vida de Jesús.

El día de nuestro bautismo fuimos incorporados a Jesucristo y desde ese momento participamos de su  misión.

Como un signo, se impuso sobre nuestra cabeza el crisma que señala nuestra consagración para colaborar en la misión de Jesucristo

 

Seremos en verdad un pueblo misionero si cada uno de nosotros nos esforzamos por ser para los demás un testimonio de alegría,  de respeto y de amistad.

Seremos en verdad un pueblo misionero si nuestra predicación y catequesis presenta a un Dios Padre que quiere el bien para cada uno de sus hijos.

Seremos en verdad un pueblo misionero si en todo nuestro servicio al Ministerio de la palabra presentamos a Jesús como la persona que se preocupa por los que sufren, por los desesperados, por los desanimados, por los tristes

Seremos en verdad un pueblo misionero, si toda nuestra vida personal  y comunitaria busca llevar consuelo y esperanza a los más débiles y necesitados.

CCR

 

       

 

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