6 de octubre de 2012

Valorar las diferencias Y convertirlas en diálogo y colaboración


En nuestros días aún hay rasgos de machismo:
En la sociedad y en la Iglesia: Cuando se niegan a la mujer oficios que son considerados exclusivos de los varones
En la familia: Cuando se maltrata a la mujer con insultos o lo que es peor aún, con golpes; cuando se le oculta el salario real de su compañero, cuando se le impide tomar decisiones en sus asuntos personales, o se le niega lo necesario para los gastos de la familia; cuando se le deja toda la responsabilidad en la educación de los hijos y peor aún cuando se le abandona con toda la carga

El escritor Yahvista que redactó el 2º. Capítulo del Génesis, veladamente hace una crítica a los excesos del Rey Salomón que había degradado grandemente la dignidad de la mujer: “Tuvo setecientas mujeres con rango de princesas y trescientas concubinas.” 1 Reyes 11,3 (Escrito 400 años después)
El redactor nos presenta a Dios reflexionando y dice: “"No conviene que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada". Y el hombre al encontrar a su compañera exclama: “¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Se llamará Mujer, porque ha sido sacada del hombre".
Frente a la actitud machista de Salomón, el Yahvista hace notar que el ser humano es por su naturaleza un ser social y que por voluntad de Dios la relación entre el varón y la mujer es de complementación, de sociedad.
Por su parte la exclamación del varón implica el reconocimiento de la mujer como alguien de su misma dignidad.

En el evangelio los fariseos, amantes del predominio del varón sobre la mujer, presentan a Jesús una pregunta capciosa: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer? a lo que Jesús responde: “Desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne.
A la propuesta del Génesis, Jesús añade que los esposos están llamados a formar un todo.
Para que el varón y la mujer formen un todo es necesario que mutuamente se valoren, reconociéndose iguales en dignidad, que dialoguen y que encuentren los caminos para enriquecerse mutuamente.

Trabajar por la unidad y la complementariedad en el matrimonio implica analizar con todo respeto las cualidades y defectos de la propia pareja.
Trabajar por la unidad y la complementariedad en el matrimonio implica valorar todo lo bueno que tiene la propia pareja.
Trabajar por la unidad y la complementariedad en el matrimonio implica buscar los caminos para poner en común todos los valores que tienen como pareja.
Trabajar por la unidad y la complementariedad en el matrimonio implica reconocer los defectos propios y aceptar la ayuda de la pareja para irlos corrigiendo.
Trabajar por la unidad y la complementariedad en el matrimonio implica dedicar mucho tiempo al diálogo y al conocimiento mutuo que es inagotable
Hagamos propuestas
Apoyemos el movimiento ciudadano por la paz
CCR

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