Con ocasión del nombramiento de Don
Rogelio Cabrera López como Arzobispo
de Monterrey
Como
lo enseña el Vaticano II, por el Sacramento del Orden- Episcopal y presbiteral-
se confiere un sacerdocio ministerial, esencialmente distinto del sacerdocio
común del que participan todos los fieles por el Sacramento del Bautismo;
quienes reciben el ministerio jerárquico quedan constituidos, «según sus
funciones», «pastores» en la Iglesia.
Como
el Buen Pastor
Van delante de las ovejas
Dan la vida por ellas para que tengan vida y
la tengan en abundancia
Las conocen y son conocidos por ellas.
«Ir delante de las ovejas»
significa estar atentos a los caminos por los que los fieles transitan, a fin
de que, unidos por el Espíritu, den testimonio de la vida, los sufrimientos, la
Muerte y la Resurrección de Jesucristo, quien, pobre entre los pobres, anunció
que todos somos hijos de un mismo Padre y, por consiguiente, hermanos.
«Dar la vida»
señala la medida del «ministerio jerárquico» y es la prueba del mayor amor; así
lo vive Pablo, que muere todos los días en el cumplimiento de su ministerio.
«Conocer a las ovejas y ser conocidos por
ellas» no se limita a saber de las necesidades de los fieles. Conocer es
involucrar el propio ser, amar como quien vino no a ser servido sino a servir.
El
Obispo como miembro del Colegio Episcopal presidido por el Papa, es sucesor de
los Apóstoles y- por su participación plena del sacerdocio de Cristo- es signo
visible y eficaz del mismo Cristo, de quien hace las veces como Maestro, Pastor
y Pontífice.
Esta
triple e inseparable función está al servicio de la unidad de su Iglesia
particular y crea exigencias de carácter espiritual y pastoral que hoy merecen
acentuarse.
El Obispo es maestro de la verdad.
En una Iglesia totalmente al servicio de la Palabra, es el primer
evangelizador, el primer catequista; ninguna otra tarea lo puede eximir de esta
misión sagrada.
Medita
religiosamente la Palabra, se actualiza doctrinalmente, predica personalmente
al pueblo; vela porque su comunidad avance continuamente en el conocimiento y
práctica de la Palabra de Dios, alentando y guiando a todos los que enseñan en
la Iglesia (a fin de evitar «magisterios paralelos» de personas o grupos), y
promoviendo la colaboración de los teólogos que ejercitan su carisma específico
dentro de la Iglesia, desde la metodología propia de la teología, para lo cual
busca la actualización teológica a fin de poder discernir la Verdad y mantiene
una actitud de diálogo con ellos. Todo esto en comunión con el Papa y con sus
hermanos Obispos, especialmente los de su propia Conferencia Episcopal.
El
Obispo es signo y constructor de la
unidad. Hace de su autoridad, evangélicamente
ejercida, un servicio a la unidad; promueve la misión de toda la comunidad
diocesana; fomenta la participación y corresponsabilidad a diferentes niveles;
infunde confianza en sus colaboradores (especialmente los presbíteros, para
quienes debe ser padre, hermano y amigo); crea en la diócesis un clima tal de
comunión eclesial orgánica y espiritual que permita a todos los religiosos y
religiosas vivir su pertenencia peculiar a la familia diocesana; discierne y
valora la multiplicidad y variedad de los carismas derramados en los miembros
de su Iglesia, de modo que concurran eficazmente integrados, al crecimiento y
vitalidad de la misma; está presente en las principales circunstancias de la
vida de su Iglesia particular.
El Obispo es Pontífice y santificador.
Ejerce personalmente su función de presidente y promotor de la liturgia; apoyado
en su propio testimonio promueve la santidad de todos los fieles como primer
medio de evangelización; busca en la gracia propia del sacramento del Orden el
fundamento para un constante cultivo de la vida espiritual que, en el amor
personal a Cristo, impulse su amor a la Iglesia y su entrega al pastoreo
generoso de las ovejas; se ocupa de la vida espiritual de sus presbíteros y
religiosos; hace de su vida gozosa, austera, sencilla y lo más cercana posible
de su pueblo, un testimonio de Cristo Pastor y un medio de diálogo con todos
los hombres.
(Puebla 680-689)
Publicado por CCR
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