18 de octubre de 2012

UNA NUEVA IMAGEN DE MARÍA


Textos conciliares
LG 55-59: María en la historia de la salvación.
LG 60-65; María y la iglesia.
LG 66-67: El culto a María.
LG 68-69: María, signo de esperanza para el pueblo de Dios.

Palabra de Dios
— Jn 2,1-5.11-12: Haced lo que él os diga.
— Lc 11,27-28: Dichosos más bien los que escuchan la Palabra de Dios.
— He 1,12-14: María orando con la primera comunidad cristiana.
— Lc 1,26-38: Hágase en mí según tu Palabra.
— Lc 1,46-53: Destronó a los poderosos y levantó a los humillados.

Cuestiones para el diálogo
— Evocar y recordar entre todos en el grupo cómo era la devoción a María en los tiempos preconciliares. Hacer un análisis crítico.
— ¿Qué cosas hemos oído, en nuestra educación infantil, sobre María, que hoy no nos parecen aceptables? ¿Por qué? Analizar esas causas.
— ¿Qué ha supuesto fundamentalmente el Concilio de transformación en lo que respecta al puesto de María en la devoción de los cristianos?
— Cualidades admirables y/o imitables de María: enumerarlas distinguiendo.
— ¿Qué significa la afirmación conciliar de que María es «tipo de la Iglesia» (LG 63)?
— Citar y recordar prácticas de religiosidad popular mariana. Hacer un análisis. ¿Qué hay ahí de cristianoy/o de religioso, de conciliar y de preconciliar?

Reflexión
1. El estatuto concreto a dar al texto del Concilio sobre María fue debatido por los Padres Conciliares. Unos querían hacerlo texto autónomo y otros querían incorporarlo a la Lumen Gentium. Prevaleció finalmente esta segunda opción. Se quiso señalar con ello que el lugar verdadero de María es la iglesia, y que la reflexión sobre su misterio ha de tener un carácter marcadamente eclesial.

2. En efecto, se registraba en el debate conciliar la presencia de dos mariologías. Una podríamos denominarla «cristotípica», es decir, que elaboraba la reflexión mariana desde el modelo de Cristo Redentor. La otra podría ser denominada «eclesiotípica», y elaboraba la reflexión teológica sobre María a partir de su dimensión eclesial. Los debates conciliares dieron la razón a esta segunda orientación.

3. Según ella, María, de cara a nosotros, está en la línea de la iglesia. María es, ante todo, una creyente, la primera creyente, modelo de los creyentes. Es decir, no es una diosa, no está del lado de la divinidad sino del lado de los creyentes, no es el correlato femenino de la divinidad, sino una mujer de nuestra raza y de nuestro pueblo, del pueblo de Dios. Y es importante en ella no sólo lo que tiene de prerrogativas de gracia sublimes e irrepetibles, sino lo que tiene de modelo para nosotros, lo que tiene de realización modélica de obediencia y de fe. En ese sentido María es tipo, modelo, maqueta de lo que es y debe ser la iglesia. Pablo VI, en su Marialis Cultus, en los números 16 y siguientes, desarrolla las facetas de esta ejemplaridad de María respecto a la Iglesia. Y la Lumen Gentium desarrolla su carácter de tipo de la iglesia.

4. Esto supone ciertamente un giro apreciable en la línea mariológica de la teología preconciliar y, correlativamente, en la espiritualidad y en la pastoral mariana en la iglesia. Se superan unos planteamientos maravillosistas, extrinsecistas, barrocos y excesivamente sobrenaturalistas, para traducir la misma devoción mariana de siempre a un lenguaje más acomodado al hombre de hoy. El mismo Pablo VI (Marialis Cultus 38) llamaba la atención y enumeraba fallos y desviaciones que había que corregir: actitudes cultuales erróneas, exageración de contenidos y de formas, falseamiento de la doctrina, estrechez de mente, vana credulidad, sentimentalismo, cosas manifiestamente legendarias o falsas... La espiritualidad mariana conciliar, como la espiritualidad mariana más genuinamente evangélica, conduce a Jesús: Haced lo que él os diga» (Jn 2,5), y nos abre a ulteriores desarrollos posconciliares sobre María como profetisa de la liberación desde el Dios de los pobres (Lc 1, IM5)

... B Examen
— ¿Cómo es nuestra devoción a María? ¿La hemos actualizado?
— ¿Es relevante en nuestra comunidad cristiana la orientación eclesiológica que el Concilio quiso imprimir a la espiritualidad mariana?
— ¿Nos fijamos en María más en o admirable que en lo imitable?
— ¿Qué hemos hecho pastoralmente ante la religiosidad popular (tradiciones, fiestas patronales, santuarios, prácticas piadosas, mes de María, novenas...)? ¿Hacemos algún esfuerzo al respecto para ayudar al pueblo cristiano a madurar y a renovarse, o dejamos todo igual disfrazando la pereza con algunas excusas pastorales?
— ¿Cuántas prácticas marianas siguen hoy intactas, igual que hace veinte años, como si no se hubiera celebrado el Concilio?

Conversión
— Escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica, como corrección concreta que Jesús mismo hizo a los admiradores de su madre (Le 11,28
— Analizar el aspecto mariano de nuestra comunidad cristiana. Hacer desde sus organismos competentes una programación de animación de cara a las próximas fechas marianas.
— Estudiar comunitariamente alguna vez el capítulo octavo de la Lumen Gentium.
— Revisar nuestra piedad mariana personal.
— Comprometernos con la causa de la mujer.

Preces
Para que encontremos entre todos un lenguaje adecuado a la nueva espiritualidad mariana posconciliar (en imágenes, expresiones, prácticas, estampas, materiales pastorales...).
— Por el pueblo cristiano, para que madure en su religiosidad popular mariana.
— Por los que dirigen la pastoral de los santuarios, para que atiendan debidamente al pueblo cristiano.
— Por las mujeres cristianas, para que exijan un puesto más justo en la sociedad y en la iglesia.
— Para que hagamos imitación concreta nuestra admiración por María.

Oración
Dios, Padre nuestro, que en la Madre de Jesús nos has dado un ejemplo, el tipo de lo que ha de ser la iglesia como fiel discípula de Jesús; da a las comunidades cristianas su fe y su esperanza, para que se comprometan por el reino con su mismo amor eficaz. Por J.n.S.
Tomado de José María Vigil "Para vivir el Concilio"
Publicado por CCR

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