15 de marzo de 2013


VER LAS SEÑALES

DE LO NUEVO

QUE DIOS ESTÁ REALIZANDO

Como Parroquia, como Iglesia de Jesús, no hemos logrado tener una buena organización: tenemos mucha altanería y luchas de poder, nos falta unidad en la vida y en la acción.

Muchos de nosotros culpamos a los demás y no aceptamos la responsabilidad que cada uno tenemos.

Todos queremos sobresalir, todos queremos mandar, no aceptamos el valor que tienen los demás, ni colaborar con ellos, ni mucho menos depender de ellos.

Nos falta descubrir y valorar el aporte que dan los demás para enriquecernos con ellos. Nos falta descubrir nuestros propios valores y lo que nosotros tenemos que corregir y estar dispuestos a cambiar.

Nos falta entender que la organización consiste en actuar poniendo en común los valores diferentes que cada uno tenemos, encontrando la manera de ponerlos en común de manera que se logre el mayor provecho para todos.

Dios nos invita hoy, a descubrir las señales de la nueva organización que él quiere realizar en medio de nosotros.

 

Los años entre el 587 y el 530 a. C. fueron una durísima prueba para los habitantes de Judá, sobre todo los notables pues perdieron el trono de David, la ciudad y el templo de Jerusalén fueron arrasados por el ejército de los babilonios.

Llevados cautivos a Babilonia, viven dispersos en campamentos y los que fueran dirigentes del pueblo, ahora tienen que trabajar tierras poco productivas para obtener el sustento diario.

No tienen dirigentes, pues al desaparecer el templo y la ciudad, desapareció el  poder de los reyes y de los sacerdotes, tampoco cuentan con la protección dl ejército ya derrotado. El desaliento es bastante grande

En medio del desaliento que viven los habitantes de Judá, aparece un profeta al que se suele llamar 2º. Isaías que abre los ojos al pueblo, para que descubran las señales de que Dios está presente y actuando en medio de ellos.

Retomando la memoria del éxodo invita al pueblo a darse cuenta de que Dios no se quedó en el pasado, sino que está realizando algo nuevo.

Invita al pueblo a descubrir las señales de que Dios está abriendo un camino para volver a la tierra de sus mayores.

 

En el evangelio de hoy los maestros de la ley y los fariseos llevan ante Jesús a una mujer sorprendida en adulterio. Jesús muestra lo nuevo que Dios realiza, tomando partido ante los acusadores y ante la acusada.

Ante los acusadores que muestran actitudes machistas, prepotentes e inmisericordes, Jesús los obliga revisar su propia conciencia y su propia conducta antes de condenar.

Ante la acusada Jesús muestra la comprensión, la misericordia, la tolerancia y el perdón.

 

Para ver y realizar lo nuevo que Dios quiere realizar en nosotros tenemos que entender que la comunidad de discípulos de Jesús es una comunidad de hermanos en torno a Jesús

Es una comunidad que escucha, medita y difunde la palabra de Dios, una comunidad que celebra la acción salvadora de Dios en la vida y en la historia y una comunidad que vive para el servicio y la solidaridad.

Realizaremos lo nuevo que Dios quiere de nosotros en la medida en que primero revisemos lo que cada uno tengamos que cambiar.

Realizaremos lo nuevo que Dios quiere de nosotros en la medida en que, como Jesús  practiquemos la comprensión, la misericordia, la tolerancia y el perdón hacia el resto de la comunidad.

Realizaremos lo nuevo que Dios quiere de nosotros en la medida en que en actuemos poniendo en común los valores diferentes que cada uno tenemos.

Realizaremos lo nuevo que Dios quiere de nosotros en la medida en que pongamos como centro de nuestra vida a Jesús de Nazaret, su palabra, sus actitudes y su proyecto del reinado de Dios.

Realizaremos lo nuevo que Dios quiere de nosotros en la medida en que en trabajemos por el bien de todos, dejando a un lado nuestras luchas de poder y tengamos la actitud fundamental de servir.

Elevemos a Dios nuestras plegarias para que el Papa Francisco haga su mejor esfuerzo por construir esto nuevo que Dios está realizando

CCR

 

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