28 de marzo de 2013


Testamento de Jesús: Sus últimas palabras

 

Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen

Muchas personas han ofendido a Jesús hasta llevarlo a la cruz: De los discípulos, uno lo ha entregado y los demás lo han abandonado en el trance más difícil.

Las autoridades, los sumos sacerdotes y los encargados de enseñar al pueblo las cosas de  llenos de rencor por la dura crítica que Jesús les ha hecho, toman la decisión de condenarlo a muerte.

Pilatos, para no perder el poder, presionado por los jefes judíos, prefiere aliarse a sus odiados enemigos y firma la sentencia de muerte contra Jesús.

Jesús vive la comprensión y la tolerancia. Al ofrecer el perdón se vacía de todo sentimiento de rencor y concede a sus enemigos una oportunidad de cambiar.

Seguir hoy a Jesús que perdona significa para nosotros un esfuerzo por vivir la comprensión y la tolerancia hacia  las fallas y ofensas de los demás.

Seguir hoy a Jesús que perdona significa para nosotros vaciarnos de todo sentimiento de rencor y conceder a nuestros ofensores una oportunidad de cambiar.

 

Hoy estarás conmigo en el paraíso

El ladrón es una persona que ha dedicado su vida a vivir despojando a los demás y entiende que por ello su vida tiene que terminar de mala manera. Tiene el mismo sufrimiento que Jesús y que el otro ladrón

Pero ha oído hablar de Jesús, como alguien especialmente bueno, y por ello toma la defensa de Jesús ante los reclamos que le hace el otro ladrón.

En su angustia mortal, intuyendo en el crucificado que está a su lado, una personalidad fuera de serie, le suplica que le conceda una parte en u reino.

Jesús da fortaleza a aquel criminal, prometiéndole que ese mismo día serán compañeros en el paraíso de la felicidad

Seguir a Jesús que fortalece la esperanza de aquel malhechor ha de significar para nosotros abrir los ojos y los oídos para descubrir a las personas que en este momento se encuentran desesperanzadas.

Seguir a Jesús que fortalece la esperanza de aquel malhechor ha de significar para nosotros, en nombre de Jesús abrir nuestra boca para brindar consuelo y esperanza a los desesperanzados.

 

Ahí tienes a tu hijo, ahí tienes a tu madre

La Escritura no hace mención de José, el padre de Jesús durante su ministerio, lo que nos lleva a pensar que María no tenía esposo durante la actividad pastoral de Jesús.

Para quien toma conciencia de lo que significa el clan le resulta fácil comprender en qué sentido son hermanos de Jesús las personas que se mencionan como tales.

Esto nos lleva a pensar en el desamparo en que queda María ante la muerte de Jesús: no tiene marido, ni hijos directos. Asimismo Juan, al parecer muy joven y muy ligado a Jesús queda también en el desamparo.

Desde la cruz, Jesús vela por la situación de su madre desamparada y busca una solución y de igual manera busca un amparo y protección para su amigo.

Seguir a Jesús hoy ha de significar para nosotros dirigir la mirada hacia las mujeres que sufren hoy, por la pérdida de sus hijos, por la muerte de sus maridos, por los graves problemas que viven sus hijos y por la falta de oportunidades para ellos.

Seguir a Jesús hoy ha de significar para nosotros acompañar a las madres abandonadas y ayudarlas a encontrar solución para sus problemas.

Seguir a Jesús hoy ha de significar para nosotros estar atentos a la problemática que bien los jóvenes, tanto por el desempleo, como por la falta de oportunidades de estudiar y de recrearse, como por el acoso de la violencia y el rimen organizado.

Seguir a Jesús hoy de significar para nosotros escuchar, acompañar a los jóvenes para que encuentren solución a sus difíciles problemas.

Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?

Todo su ministerio ha estado acompañado de personas, tanto los que vienen a escuchar sus enseñanzas, como los que esperan que los apoye en sus necesidades.

Ha entrado a la ciudad de Jerusalén acompañado de un grupo de discípulos que lo proclaman como hijo de David, pero que en este trance no dejan ver, sólo un pequeño grupo de mujeres que se mantienen a distancia.

Ahora, en el momento decisivo, Jesús se encuentra sólo frente la piquete de soldados que vigilan la crucifixión.

Con amor apasionado al Padre Jesús manifiesta su queja por el desamparo en que se encuentra. Alguien dice que está recitando el salmo que lleva ese título.

Seguir a Jesús que se queja de su desamparo ha de significar para nosotros acompañar y apoyar a los ancianos abandonados por su familia y por la sociedad y brindarles el amparo que Dios ofrece a través de nosotros.

Seguir a Jesús que se queja de su desamparo ha de significar para nosotros acompañar y apoyar a los migrantes que tienen que enfrentar sin apoyos el duro camino para obtener una real fuente de vida digna.

Seguir a Jesús que se queja de su desamparo ha de significar para nosotros acompañar y apoyar a las personas que tienen otra preferencia sexual y ayudarlos a evitar el rechazo de que son víctimas por parte de la sociedad, y en algunos casos, hasta de los cristianos.

 

Tengo sed

El crucificado sufre una profunda deshidratación: los latigazos, la coronación de espinas el tener que recorrer el camino hacia el suplicio y el rigor del sol de mediodía han agotado las fuerzas de Jesús.

En su agonía manifiesta su grave sufrimiento a causa de la deshidratación.

Hoy mucha gente, sobre todo en África, (Me tocó observarlo en Mozambique), tiene que recorrer grandes distancias, a pie, para poder obtener el agua para las necesidades básicas.

Saciar la sed de Jesús hoy nos compromete a hacer un uso racional del agua: no gastar en nuestro aseo más de lo necesario.

Saciar la sed de Jesús hoy nos compromete a cuidar y mantener limpios las fuentes y canales de agua.

 

Todo está cumplido.

Jesús ha enseñado a entender que el Padre nos ha dado unas leyes para que sirvan a la vida y a la persona. Ha cumplido la misión del Padre.

Jesús ha enseñado que el templo es lugar donde nos vamos haciendo hijos de Dios y hermanos unos de otros. Con esto ha cumplido la misión que el Padre le encomendó.

Jesús ha recatado la dignidad de los pobres, como aquellos a quienes el Padre ofrece su reino. . Con esto ha cumplido la misión que el Padre le encomendó.

Jesús ha rescatado la dignidad de la mujer y la ha integrado en su equipo pastoral y en su misión. Con esto ha cumplido la misión que el Padre le encomendó.

Jesús ha mostrado su amor compasivo para con todos los que son víctimas de una religión excluyente. . Con esto ha cumplido la misión que el Padre le encomendó.

Seguir a Jesús que todo lo ha cumplido implica para nosotros el esfuerzo permanente en la lucha permanente por colaborar a que se construya el Reinado de Dios, un mundo de mor, de justicia, de paz y de verdad

En tus manos encomiendo mi espíritu

Cumplida la misión recibida del Padre sólo le queda a Jesús, el entregarse totalmente en las manos del Padre.

Que nuestra vida sea también una entrega total al Padre en la realización que nos encomienda.
CCR

 

 

 

 

 

 

 

 

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