1 de enero de 2013

IDENTIDAD Y MISIÓN
Reflexiones para un año que comienza

La vida de muchos cristianos está muy lejos del estilo de vida que llevó el hijo de Dios que vino a acampar en medio de nosotros.
Estamos muy encerrados en nuestros templos y separados de la gente.
No nos distinguimos por vivir  la compasión misericordiosa del hombre de Nazaret.
Vivimos nuestra fe, pero rehuimos el enfrentamiento con el poder económico, político y religioso, aunque estos vayan en contra de la práctica y de las enseñanzas del Nazareno.
Proponemos más una serie de leyes y observancias que una Buena Noticia que da consuelo y esperanza. Por lo mismo perdemos nuestra identidad de cristianos.
Nos confesamos miembros de la Iglesia, pero lo vivimos en forma individual, y buscamos el poder, la  grandeza y los honores.
La misión de la Iglesia la hemos dejado para algunas personas muy preparadas y muy comprometidas dejando poco espacio al resto del pueblo de Dios.

Como cristianos, fundamentalmente somos discípulos de Jesucristo, personas que a diario acudimos a su escuela para aprender de El una manera de pensar, una manera de sentir y sobre todo una manera de actuar.
Como el Cristo es el “Dios con nosotros”, el que vino a poner su campamento en medio de nosotros, los cristianos tenemos que estar cerca y no lejos del resto del mundo.
Como el Cristo tenemos que enfrentar a los poderes de este mundo que deshumanizan a las personas, en contra del proyecto del Padre.
Como el Cristo tenemos que mostrar la compasión misericordiosa para con los más desprotegidos.

Tenemos que ser una Iglesia “pueblo de Dios”, comunidad de iguales en la que compartimos los derechos y responsabilidades de acuerdo a nuestra capacidad y nuestro estilo de vida.
Tenemos que ser una Iglesia “comunidad” que escucha, celebra y vive la palabra del Crucificado: Una comunidad al servicio del mundo sin buscar el poder, la gloria, la fama y la grandeza.

Tenemos que ser una Iglesia, que como el Cristo, con hechos y palabras está permanentemente al lado de los pobres.

Tenemos que ser una Iglesia que se convierte permanentemente en “Buena Noticia”, mensaje de consuelo y esperanza para con los que sufren:
Tenemos que ser una Iglesia al servicio del Reino de Dios, siempre preocupada por construir un mundo de justicia, igualdad y fraternidad.

Para avanzar en nuestra identidad conviene que estemos siempre atentos al Evangelio, este año en particular al de San Lucas que leeremos en la Liturgia dominical.

Para avanzar en nuestra identidad conviene que releamos los documentos sobre el Concilio en particular la Constitución sobre “La naturaleza de la Iglesia”, la Constitución sobre la Iglesia en el mundo actual y el Decreto sobre el Ecumenismo.

Para avanzar en nuestra misión conviene que leamos la Exhortación apostólica “Para anunciar el Evangelio” del Papa Paulo VI y su aplicación en el Documento de pueblo.
Aprovechemos el 2013 para fortalecer nuestra identidad y misión
CCR

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