29 de diciembre de 2012

La familia de Nazaret
Modelo para las familias de hoy
Una de las consecuencias del sistema social en que vivimos, es el desempleo, que afecta más a las familias más pobres y  menos capacitadas.
Esta situación compromete a  la mujer a buscar empleo fuera del hogar, dejando a los hijos sólos, o encargados con cualquier persona.
El cansancio excesivo de ambos esposos propicia el stress, y ocasiona tensiones en el hogar: tensiones que con frecuencia conducen a la separación de los esposos y la desintegración de la familia.
La pobreza se manifiesta en: la falta de alimentación suficiente, la falta de recursos para atender la salud y la educación escolar: junto a eso está la falta de servicios primarios.
El machismo, situación cultural que hemos recibido impide que ambos esposos se valoren como personas de igual dignidad e impulsa a actuar en forma impositiva.
Es poca la atención que las Iglesias y la sociedad brindamos a las familias en orden a resolver de fondo la situación en que viven.
Las costumbres recibidas nos dificultan abrirnos a una manera diferencia de ver las cosas y de actuar de una manera más justa y humana.

En la época del helenismo que exalta la importancia de la juventud, el autor del libro del Eclesiástico nos recuerda los deberes hacia los padres y en particular hacia los ancianos.
Haría falta hoy, insistir en la responsabilidad de los padres hacia los hijos, de dedicar más tiempo a comprenderlos y ayudarlos, y no sólo darles ocasionalmente, regalos costosos.
La carta a los colosenses nos habla de las virtudes que ha de practicar el cristiano y de modo especial en la familia; nos marca en primer lugar la compasión, para hacer nuestro el padecimiento de los demás miembros de la familia.
Al hablar de la mansedumbre nos invita a evitar las conductas agresivas, a practicar la amabilidad, la humildad, la paciencia y la modestia.
Reconociendo que todos tenemos defectos es importante reconocerlos y tener tolerancia con los defectos de los demás y brindar la oportunidad de corregir los errores y reconstruir la amistad.
Y en la base de todo: El amor
El evangelio nos presenta a la familia de Nazaret poniendo la práctica religiosa como punto central de su vida y nos presenta a Jesús en buscando en la Escritura  el proyecto de Dios

Ser familias al estilo de la familia de Nazaret implica poner a Dios como centro de nuestra vida y buscar permanentemente en la Escritura los planes de Dios.
Ser familias creyentes implica buscar la integración de sus miembros desde la base del amor que es respeto a la dignidad de cada persona, reconociendo y valorando el aporte que cada uno debe dar, de acuerdo a su capacidad, su edad, su sexo.
Ser familias creyentes implica luchar contra todo tipo de discriminaciones por motivo de sexo, raza o credo.
Ser familias creyentes implica ser solidarios con las familias que no tienen empleo o el que tienen no les alcanza  para atender las necesidades básicas, de alimentación, vivienda, vestido y educación.
Urge una pastoral familiar, que no sólo dé ejemplos y consejos, sino que acompañe, apoye y oriente a las familias
Iniciemos el nuevo año siendo constructores de la paz.
CCR



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