21 de diciembre de 2012

Exhortación apostólica
Para anunciar el Evangelio
Capítulo III: CONTENIDO DE LA EVANGELIZACIÓN
Contenido esencial y elementos secundarios
25. En la evangelización hay un contenido esencial, una substancia viva, que no se puede modificar ni pasar por alto sin desnaturalizar gravemente la evangelización misma.

Un testimonio al amor del Padre
     26. Evangelizar es, ante todo, dar testimonio, de una manera sencilla y directa, de Dios revelado por Jesucristo mediante el Espíritu Santo.
Testimoniar que ha amado al mundo en su Verbo Encarnado, ha dado a todas las cosas el ser y ha llamado a los hombres a la vida eterna.
Pero este testimonio resulta plenamente evangelizador cuando pone de manifiesto que para el hombre el Creador no es un poder anónimo y lejano: es Padre. "Nosotros somos llamados hijos de Dios, y en verdad lo somos" (56) y, por tanto, somos hermanos los unos de los otros, en Dios.

Centro del mensaje: la salvación en Jesucristo
 27. La evangelización también debe contener siempre – una clara proclamación de que en Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, muerto y resucitado, se ofrece la salvación  a todos los hombres, como don de la gracia y de la misericordia de Dios: Una salvación para realizarse en una comunión con el único Absoluto Dios, que comienza ciertamente en esta vida, pero que tiene su cumplimiento en la eternidad.

Bajo el signo de la esperanza
     28. Por consiguiente, la evangelización no puede por menos de incluir el anuncio profético de un más allá, en continuidad y discontinuidad a la vez con la situación presente.
La evangelización comprende además la predicación de la esperanza en las promesas hechas por Dios mediante la nueva alianza en Jesucristo; la predicación del amor de Dios para con nosotros y de nuestro amor hacia Dios, la predicación del amor fraterno para con todos los hombres –capacidad de donación y de perdón, de renuncia, de ayuda al hermano; la predicación del misterio del mal y de la búsqueda activa del bien.

Un mensaje que afecta a toda la vida
29. La evangelización no sería completa si no tuviera en cuenta la interpelación recíproca que en el curso de los     tiempos se establece entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social, del hombre.
La evangelización lleva consigo un mensaje explícito, adaptado a las diversas situaciones y constantemente      actualizado, sobre los derechos y deberes de toda persona humana, sobre la vida familiar,  sobre la vida comunitaria de la sociedad, sobre la vida internacional, la paz, la justicia, el desarrollo; un mensaje, especialmente vigoroso en nuestros días, sobre la liberación.

Un mensaje de liberación
30La Iglesia, repiten los obispos, tiene el deber de anunciar la liberación de millones de seres humanos, entre los cuales hay muchos hijos suyos; el deber de ayudar a que nazca esta liberación, de dar testimonio de la misma, de hacer que sea total.

En conexión necesaria con la promoción humana
31. Entre evangelización y promoción humana -desarrollo, liberación- existen efectivamente lazos muy fuertes.
·                        Vínculos de orden antropológico, porque el hombre que hay que evangelizar es un ser sujeto a los problemas sociales y económicos.
·                        Lazos de orden teológico, ya que no se puede disociar el plan de la creación del plan de la redención que llega hasta situaciones muy concretas de injusticia, a la que hay que combatir  y de justicia que hay que restaurar.
·                        Vínculos de orden eminentemente evangélico como es el de la caridad: en efecto, ¿cómo proclamar el mandamiento nuevo sin promover, mediante la justicia y la paz, el verdadero, el auténtico crecimiento del hombre?
No es posible aceptar "que la obra de evangelización pueda o deba olvidar las cuestiones extremadamente graves, tan agitadas hoy día, que atañen a la justicia, a la liberación, al desarrollo y a la paz en el mundo.

La liberación evangélica...
     33. La liberación que la evangelización anuncia y se esfuerza por poner en práctica, más bien hay que decir que:
- Debe abarcar  al hombre entero, en todas sus dimensiones, incluida su apertura al Absoluto, que es Dios;
- Va por tanto unida a una cierta concepción del hombre.
    
... Centrada en el reino de Dios...
     34. Al predicar la liberación y al asociarse a aquellos que actúan y sufren por ella, la Iglesia no admite el circunscribir su misión al solo terreno religioso, desinteresándose de los problemas temporales del hombre.
Reafirma la primacía de su vocación espiritual, rechaza la substitución del anuncio del reino por la proclamación de las liberaciones humanas, y proclama también que su contribución a la liberación no sería completa si descuidara anunciar la salvación en Jesucristo.

 ... en una visión evangélica del hombre...
   35. La Iglesia asocia, pero no identifica nunca, liberación humana y salvación en Jesucristo: No es suficiente instaurar la liberación, crear el bienestar y el desarrollo para que llegue el reino de Dios.
     Es más, la Iglesia está plenamente convencida de que toda liberación temporal, toda liberación política, lleva dentro de sí misma el germen de su  propia negación y decae del ideal que ella misma se propone, desde el momento en que sus motivaciones profundas no son las de la justicia en la caridad, la fuerza interior que la mueve no entraña una dimensión  verdaderamente espiritual y su objetivo final no es la salvación y la felicidad en Dios.
    


... que exige una necesaria conversión
     36. La Iglesia considera ciertamente importante y urgente la edificación de estructuras más humanas, más justas, más respetuosas de los derechos de la persona, menos opresivas y menos avasalladoras; pero es consciente de que aun las mejores estructuras, los sistemas más idealizados se convierten pronto en inhumanos si las inclinaciones inhumanas del hombre no son saneadas si no hay una conversión de corazón y de mente por parte de  quienes viven en esas estructuras o las rigen.

Contribución específica de la Iglesia
     38. La liberación que proclama y prepara la evangelización es la que Cristo mismo ha anunciado y dado al hombre con su sacrificio.
¿Cuál es el contenido fundamental de la Evangelización?
¿Cuál es el centro del mensaje del Evangelio?
¿Qué signo ha de distinguir nuestro anuncio?
¿Qué aspectos ha de afectar el mensaje del Evangelio?
¿Por qué la evangelización debe contener un mensaje de liberación?
¿Por qué no hemos de reducir la Evangelización a la liberación humana?
¿Cuál tiene que ser el centro de la liberación evangélica?
¿Por qué hay que excluir la violencia de la liberación evangélica?
¿Cuál es la contribución específica de la Iglesia a la liberación?
En nuestra comunidad ¿Qué contenidos están ocupando el lugar central en vez del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo?
¿Qué contenidos hacen falta en nuestra Catequesis y en los temas que llevamos en nuestros grupos?
¿Qué vamos a hacer para que la vida y la actividad de nuestra comunidad pongan como centro el Misterio de la Santísima Trinidad (Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo?

Publicó CCR

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