27 de septiembre de 2012

La Iglesia como misterio

Introducción:
En el tema anterior vimos que por el bautismo todos somos hijos de Dios y todos tenemos la misma dignidad esencial; vimos que todos somos llamados a ser comunidad y a participar en la obra de la Iglesia

Cuestiones para el diálogo
— ¿Qué elementos, aspectos o detalles concretos de nuestras prácticas eclesiales revelan todavía una visión de la iglesia como absolutizada, como un fin en sí misma, o como «sociedad perfecta»?

Textos conciliares
LG 1: La iglesia es como un sacramento, o sea, signo e instrumento de la unión íntima con Dios y la unidad de todo el género humano. LG 2-4: La iglesia y la Trinidad. La iglesia y la historia de la salvación.
LG 5: El reino de Dios se manifiesta en la palabra, en las obras y en la presencia de Cristo. Y de ahí la iglesia recibe la misión de anunciar e instaurar el reino en todos los pueblos, y constituye en la tierra el germen y el principio de dicho reino.
LG 7: La iglesia, Cuerpo místico de Cristo.
LG 8: La iglesia, comunidad de fe, esperanza y amor, visible y espiritual a un tiempo.
GS 40: La iglesia tiene la vocación de formar en la propia historia del género humano la familia de los hijos de Dios.
GS 45: La iglesia sólo pretende una cosa: el advenimiento del reino de Dios y la salvación de toda la humanidad.

Palabra de Dios
1 Jn 1,1-4: Os anunciamos lo que hemos visto y oído, para que estéis en comunión con nosotros, que estamos en comunión con el Padre y su Hijo Jesucristo.
Col 1,18: El es la cabeza del cuerpo, de la iglesia.
Ef 3,1-7: Lo que me fue revelado del misterio de Cristo.
Col 3,15: Habéis sido llamados como miembros de un solo cuerpo.
Col 1,24: En favor de su cuerpo, que es la iglesia.

Reflexión
1. El tema central del concilio Vaticano II ha sido el tema de la iglesia y su misterio. Todos los documentos y declaraciones del Concilio pueden ponerse en relación con ese tema central. El Concilio trataba de responder a aquella pregunta que flotaba en el ambiente y que Pablo VI logró expresar magistralmente: «Iglesia, ¿qué dices de ti misma?». Por eso, el cambio fundamental que la mentalidad conciliar ha supuesto en la iglesia se verifica, precisamente, en la idea misma que tengamos de la iglesia.
2. El cambio puede expresarse simplificadamente diciendo que hemos pasado de una concepción jurídica a una concepción teológica, de una visión externa a una visión interna. La iglesia era definida desde sus elementos externos: congregación de los fieles cristianos, presididos por..., bajo la autoridad de..., teniendo en común tal profesión de fe, tal disciplina, tales sacramentos... El Vaticano II va a ver la Iglesia «desde dentro », desde las fuerzas ocultas que la crean, desde el misterio que la habita y que constituye su ser más profundo. La iglesia es, dirá el Concilio, un misterio, como un sacramento, una comunión, una comunidad de fe, esperanza y amor.
3. Las afirmaciones fundamentales del Concilio sobre el ser de la iglesia están en el capítulo primero de la constitución dogmática Lumen Gentium. La iglesia es ante todo un sacramento, o sea, signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano. La iglesia entronca, a través de toda la historia de la salvación, con la vida misma de la Trinidad, del Padre, del Hijo y del Espíritu. Su vida íntima, derramada hacia la humanidad, da ser y vida a la iglesia. A partir de la predicación de Jesús del reino de Dios aparece ya plenamente el misterio de la iglesia. La iglesia, enriquecida con las palabras y los hechos de Jesús, en los que brilla ante los hombres el reino de Dios, recibe la misión de anunciarlo e instaurarlo en todos los pueblos, y constituye en la tierra el germen y el principio de ese reino. Estas afirmaciones conciliares son de una trascendencia radical, y suponen una óptica profundamente nueva, a la vez que profundamente bíblica y tradicional. No cabe duda de que de estas graves afirmaciones no se han sacado en la iglesia posconciliar todas las lecciones y consecuencias posibles.
4. El Concilio deja fuera de juego falsos planteamientos que, sin embargo, habían dominado durante no poco tiempo en la iglesia. Esta no es identificable con el reino de Dios, porque el reino de Dios es otra cosa. La iglesia es, más fundamentalmente, germen y principio de ese reino. Su mayor gloria consiste en estar a su servicio. Por eso la iglesia deberá convertirse incesantemente al reino.
5. Por otra parte: la iglesia es presencia de la salvación, pero no es sin más identificable con la salvación. Esta desborda sus fronteras, está sembrada en los pueblos y religiones. No tiene sentido una iglesia autoentronizada, vuelta hacia sí misma, cerrada al diálogo y a la cooperación. Más bien habrá de encontrar su camino la iglesia en la senda del servicio al reino, que es servicio a la salvación de los hombres y a su unidad con Dios y entre sí.

Examen
—¿Qué podríamos hacer para que la pequeña parcela de iglesia que está en nuestras manos sea de verdad una iglesia al servicio del reino de Dios, radicalmente? — ¿Vivimos nosotros, en nuestra comunidad cristiana local, la misión de la iglesia de anunciar e instaurar el reino de Dios?

Conversión
— Organizar en la comunidad cristiana alguna iniciativa para que llegue a todos la renovación conciliar. — Hacer mía la misión de la iglesia de anunciar e instaurar el reino.

Preces
Por la iglesia, para que se despoje de todo lo que empaña su signo sacramental. Para que se ponga cada día más radicalmente al servicio del reino. Por los que no captan desde la fe su misterio profundo. — Por los que tienen en ella mayores responsabilidades, para que sean fíeles al Espíritu. Para que la amemos a pesar de sus defectos humanos.

Oración
Dios, Padre nuestro: en las palabras y los hechos de Jesús has revelado al mundo su voluntad salvadora, ¡tu reino! Te pedimos que, como seguidores de Jesús, como iglesia, hagamos nuestra su misma misión: anunciar e instaurar el reino, para ser así, desde nuestra comunidad eclesial, su germen y principio en este mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario