¿Dónde está tu victoria, Nuncio?
¿Dónde están los que fabricaron pruebas en su contra?
Samuel, te llevamos en la entraña.
Nos dejas una Iglesia autóctona, surco, grano, espiga de liberación.
De tus brazos abiertos surgió la solidaridad latinoamericana, Guatemala en primera línea,
tú, digno sucesor de Bartolomé.
En San Andrés encabezaste la comisión intermediadora, arrancando, como nadie,
compromisos al Gobierno, mismos que nunca cumplió.
Caminante hermano, hijo de “espaldas mojadas”, garganta abierta de miles de desplazados
que claman a diario el pan de la justicia.
Así proferiste auroras.
El Colectivo Zarza de Monterrey, en memoria de Don Samuel
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