Vivimos tiempos de
violencia y de inseguridad pública: La crisis económica, las amenazas continuas
a la paz, los problemas familiares y
muchas otras cosas más nos angustian y
nos llenan de miedo.
El miedo nos
paraliza, nos encierra, nos aísla y hace difícil la participación en la Iglesia
y en la sociedad para buscar juntos la solución a los graves problemas que nos
angustian.
Hay grupos religiosos
que presentan una imagen de Dios que asusta y mantiene pasivos a los que creen ese
grupo
El profeta Malaquías
aparece en la Biblia como el último de los profetas, pero lo que nosotros
tomamos por nombre propio es sólo un simple título, que significa «Mensajero
del Señor».
Malaquías profetiza
después del regreso de Babilonia. En esa época el templo ya está reconstruido y
el culto funciona, sacerdotes y levitas están organizados.
Pero el pueblo desanimado
al ver que las antiguas promesas siguen sin cumplirse, cae en la apatía
religiosa y en la desconfianza.
Duda del amor del
Señor y de su interés por el pueblo, lo cual repercute en el culto y en la
ética.
El
profeta anuncia que en el día definitivo se hará sentir la justicia divina. La
suerte de los malvados y de los justos no podrá ser igual. Ese día se sabrá por
qué era necesario caminar según los preceptos y normas del Señor.
Con
respecto al Evangelio de hoy el texto deja entender que la presencia magnífica del
templo de Jerusalén alentaba tanto la fe
de los judíos que eran más significativos la arquitectura y el poder de la
religión que el mismo Dios de Israel.
Como si fueran más importante los sacrificios, el
ritual, la construcción majestuosa... que las actitudes exigidas por el mismo
Dios para un verdadero culto a él: la misericordia y la justicia social.
Por eso Jesús afirma que el templo será destruido,
pues no posibilita una relación legítima con Dios y con los hermanos, sino que
crea grandes divisiones sociales e injusticias.
En este texto, Lucas,
como Marcos y Mateo, usa un lenguaje apocalíptico propio del pueblo
sencillo que se expresa por medio de
símbolos e imágenes.
A través de las
imágenes y el lenguaje simbólico ayuda a descubrir la presencia y la acción
salvadora de Dios en medio de la angustia provocada por las situaciones de
catástrofe; de esta manera fortalece la esperanza del pueblo.
En este texto lo
importante son las respuestas que da Jesús:
"Mírenlo
bien, porque llegarán días en que todo eso será arrasado y no quedará piedra
sobre piedra”. Jesús no está haciendo pronósticos sino advirtiendo en contra de
las falsas seguridades de que el templo por sí sólo constituye la salvación del
pueblo.
Advierte también sobre lo que angustia a la gente: las guerra y
disturbios, y hace notar que estas cosas angustiosas no indican que ha llegado
el fin. Tampoco los desastres naturales el hambre y las calamidades son
indicadores de que el fin está cerca
Habla también de la persecución
en contra de los discípulos y describe las diversas adversidades que tendrán
que enfrentar y les advierte: Yo mismo
les daré palabras y sabiduría, y ninguno de sus opositores podrá resistir ni
contradecirles.
Y finalmente les recomienda: Manténganse
firmes y se salvarán.
Para nosotros hoy tener fé y esperanza en Jesús significa. Presentar
a Dios como Padre que ama, acompaña y fortalece a todos sus hijos y con toda
nuestra fuerza luchar contra todo lo que provoca angustia y miedo en el pueblo
Para nosotros hoy tener fé y esperanza en Jesús significa: No
poner nuestra seguridad en las cosas materiales ni en los signos sino en lo que
ellos significan.
Para nosotros hoy tener fé y esperanza en Jesús significa: Vivir lo que celebramos en el culto participando en la vida de la comunidad para un servicio mejor a todos y en la vida social para tener una mejor humanidad y un mejor
ambiente.
Para nosotros hoy tener fé y esperanza en Jesús significa: Luchar
contra el encerramiento, el aislamiento e ir siempre con confianza al encuentro del otr@ para construir juntos
algo mejor.
Noviembre 12 del 2016
Cosme Carlos Ríos
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