21 de mayo de 2016

La Santísima Trinidad y nosotros


Una ola de muerte asedia a nuestro planeta, la carrera de armamentos se puede volver contra los que la corrieron, el ma­ñana puede que no llegue nunca: Estamos olvidando el plan de Dios para con nosotros, sus hijos
Estamos destruyendo poco a poco la naturaleza: derrocha­mos los recursos humanos, se contaminan mares y ríos, se exterminan las especies animales, la humanidad, en su gran mayoría, padece hambre y violencia endémica. Esto contradice el Reino proclamado por Jesús
La violencia, la guerra, la muerte y la destrucción se han convertido en los auténticos señores de una humanidad esclavizada y que no es dócil a la voz del Espíritu.

Por esta ocasión en vez de reflexionar sobre las lecturas bíblicas propongo reflexionar sobre este texto del Concilio Vaticano II en la Constitución sobre la naturaleza de la Iglesia.
En todo tiempo y en todo pueblo es grato a Dios quien le teme y practica la justicia.
Sin embargo, fue voluntad de Dios el santificar y salvar a los hombres, no aisladamente, sin conexión alguna de unos con otros, sino constituyendo un pueblo, que le confesara en verdad y le sirviera santamente.
Por ello eligió al pueblo de Israel como pueblo suyo, pactó con él una alianza y le instruyó gradualmente, revelándose a Sí mismo y los designios de su voluntad a través de la historia de este pueblo, y santificándolo para Sí.
Pero todo esto sucedió como preparación y figura de la alianza nueva y perfecta que había de pactarse en Cristo y de la revelación completa que había de hacerse por el mismo Verbo de Dios hecho carne…
 Ese pacto nuevo, a saber, el Nuevo Testamento en su sangre, lo estableció Cristo convocando un pueblo de judíos y gentiles, que se unificara no según la carne, sino en el Espíritu, y constituyera el nuevo Pueblo de Dios.
Pues quienes creen en Cristo, renacidos no de un germen corruptible, sino de uno incorruptible, mediante la palabra de Dios vivo, no de la carne, sino del agua y del Espíritu Santo, pasan, finalmente, a constituir «un linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo de adquisición..., que en un tiempo no era pueblo y ahora es pueblo de Dios».
Este pueblo mesiánico tiene por cabeza a Cristo, «que fue entregado por nuestros pecados y resucitó para nuestra salvación», y teniendo ahora un nombre que está sobre todo nombre, reina gloriosamente en los cielos.
La condición de este pueblo es la dignidad y la libertad de los hijos de Dios, en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como en un templo.
Tiene por ley el nuevo mandato de amar como el mismo Cristo nos amó a nosotros. Y tiene en último lugar, como fin, el dilatar más y más el reino de Dios, incoado por el mismo Dios en la tierra, hasta que al final de los tiempos 
De esta manera vemos la acción de las tres divinas personas en su relación con la Iglesia: El Padre que para santificar y salvar a los hombres decide hacerlo constituyendo un pueblo: El pueblo de Israel.
El Nuevo Testamento lo estableció Cristo en su sangre, convocando un pueblo de judíos y gentiles, que se unificara no según la carne, sino en el Espíritu, y constituyera el nuevo Pueblo de Dios.
La condición de este pueblo es la dignidad y la libertad de los hijos de Dios, en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como en un templo.

Celebrar a la primera persona de la Trinidad: Dios Padre, implica para nosotros los creyentes reconocernos como pueblo de Dios, familia de Dios que respeta, valora, protege y defiende cada uno de los seres creados en su identidad y complementariedad, que en definitiva, vela por el medio ambiente .
Celebrar a la segunda persona de la Trinidad: Dios Hijo, implica para nosotros colaborar en la construcción del Reino de Dios desde una opción por los pobres contra el hambre, contra la enfermedad, contra la violencia, contra la migración forzada.
Celebrar a la tercera persona de la Trinidad: El Espíritu Santo, “Señor y Dador de vida”  implica para nosotros dejarnos guiar por su impulso en defensa de la vida, de toda vida, de modo particular las que se ven más amenazadas
Cosme Carlos Ríos
Mayo 21 2016



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