Construir el Reino
sirviendo y renunciando al triunfalismo
Una tentación permanente para los cristianos, para
los grupos creyentes y para las Iglesias, es trabajar por el Reino de Dios buscando
el éxito, el triunfo y no el servicio.
Esto nos lleva a valorar las grandes personalidades,
los grandes acontecimientos, las liturgias esplendorosas, los lugares más
impresionantes y no valoramos de igual manera al mendigo, al migrante.
Rendimos culto a Dios en las personalidades, en los
actos solemnes, pero ignoramos la principal imagen de Dios que se refleja en el
indígena, el campesino, el ser humano en desgracia.
El profeta Isaías nos enseña que el
camino de la justicia, de la misericordia y la solidaridad no es un idílico
sendero tapizado de rosas.
La persona que opta
por la verdad y la equidad debe prepararse al rechazo más rotundo e, incluso, a
una muerte ignominiosa.
Basta leer
cualquier página del evangelio para verificar que ésta es la realidad de Jesús,
su opción y su camino.
Para Jesús y sus
acompañantes el camino a Jerusalén estaba plagado de dificultades,
incertidumbres y ambigüedades. Una de ellas, era la incapacidad del grupo de
discípulos para reconocer la identidad de Jesús.
Aunque él había demostrado a lo largo del
camino que su interés no era el poder, en todas sus variedades, sino el
servicio, en todas sus posibilidades, sin embargo, sus seguidores se empeñaban
en hacerse una imagen triunfalista de su Maestro.
A Pedro le parece una barbaridad que Jesús diga que va a ser rechazado,
perseguido y llevado a la muerte por los dirigentes del pueblo, senadores,
sumos sacerdotes y letrados.
No es ése el
camino que debía seguir el mesías según las tradiciones que ellos habían
recibido; al contrario: el camino del descendiente de David debía ser el del
triunfo y la gloria para sí y para el pueblo que Dios se había elegido en
propiedad.
Jesús, entonces, debe recurrir a duras
palabras para poner en evidencia la falta de visión de quienes lo seguían.
Pedro sigue
aferrado a la ideología del caudillo nacionalista o del líder religioso y no
descubre en Jesús al «siervo sufriente» que anunció el profeta Isaías.
Ninguno de los
discípulos está de acuerdo con Jesús, aunque él esté realizando la voluntad del
Padre. En medio de esta crisis del grupo de discípulos, Jesús decide continuar
el camino y tratar de enderezar la mentalidad de sus discípulos.
El anuncio que
Jesús hace de las dificultades que van a venir, la debe ser tomado siempre como
una consecuencia inevitable, no como algo buscado... Jesús no buscó la Cruz, ni
debemos buscarla nosotros.
Buscar el reino de
Dios con Jesús y como Jesús significa para nosotros hoy, renunciar a buscarlo
por el camino del triunfo, renunciar a buscarlo por el camino del poder que
oprime, y renunciar a buscarlo por camino de la riqueza que discrimina.
Buscar el reino de
Dios con Jesús y como Jesús significa para nosotros hoy buscar el rostro de
Jesús en el rostro de los más desamparados.
En El documento de Puebla y en el de Aparecida,
los Obispos nos ofrecen una lista de los rostros sufrientes de Jesucristo hoy
(Documento de Puebla del número 32 al 39, Documento de Aparecida del número 407
al 430)
Pero no basta
contemplar, hay que interpelarnos para descubrir cuál de esos grupos es el que
más reclama nuestro servicio y buscar con otros creyentes la manera de atender
estas situaciones procurando ir a las causas
Tenemos que
comenzar por lo que tenemos más cerca, los más débiles que están en nuestro
entorno y promover la organización participativa con objetivos claros y metas
realizables
Septiembre 12 del
2015
Cosme Carlos Ríos
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