Creer en la Resurrección es entregar la vida
Los
cristianos, muchas veces nos desesperamos ante el sufrimiento y ante la muerte.
Se pone a prueba nuestra esperanza en una vida plena.
Muchos
cristianos vivimos como si la única preocupación fuera disfrutar de la riqueza,
el placer, el poder o la fama.
Pocos
cristianos tienen clara que la manera de vivir la fe consiste en entregar la
propia vida al servicio de la obra de Jesús: El reinado de Dios.
Los hechos a
que se refiere el 2 libro de los Macabeo sucedieron en los años entre el 170 a.
C cuando se desata la persecución de Antíoco IV Epífanes y el 160 a. C hasta la
victoria de Judas Macabeo.
Antíoco IV Epífanes,
con apoyo de algunos importantes judíos, comienza a imponer la cultura
helenista, lo que provoca una fuerte resistencia del pueblo judío.
Antíoco reacciona
con una fuerte persecución en contra de los judíos fieles a su fé y a sus
tradiciones, exigiendo la adoración de los ídolos y actuando contra los
símbolos y prácticas de la comunidad judía.
Algunos judíos
ejemplares como Eleazar y la madre y los siete hijos de que nos habla la
lectura de hoy son capaces de entregar su vida en fidelidad a su fé y a sus
tradiciones religiosas.
La
esperanza en una vida plena al lado de
Dios fortalece y sostiene la fidelidad y resistencia de estas personas.
En capítulos anteriores
(Lc 9, 51) hemos leído que cuando se acercaba el tiempo de su elevación al
cielo Jesús tomó la firme determinación de encaminarse a Jerusalén.
Ahora, Jesús
ha llegado a la ciudad y después de expulsar a los mercaderes del templo
enfrenta las invectivas del grupo
saduceo
Estos eran
miembros de un grupo del judaísmo. Eran muy conservadores, no creían en loa
ángeles ni en los demonios, ni en la resurrección de los muertos. Estaban ligados
al poder y no se mezclaban con el pueblo sencillo.
Ellos utilizan la ley del levirato, (Deuteronomio
25) pero distorsionan su sentido, ya que el sentido de la ley es que la mujer
viuda no quede desamparada y no el que ella tenga un nuevo dueño.
Jesús responde
presentando a Dios, como Dios de vivos y la resurrección como la plenitud de la vida.
La plenitud de
la vida se da cuando vivimos en perfecta armonía con todo y con todos.
Creer en la
resurrección, hoy significa para nosotros encontrar el sentido de la adversidad
y el dolor y vivirlos de modo que nos conduzcan a la vida plena.
Creer en la
resurrección, hoy significa para nosotros entregar nuestra vida, como la de
Jesús, para que los hermanos más débiles y desprotegidos tengan vida y vida en
abundancia. .
Creer en la
resurrección, hoy significa para nosotros utilizar nuestros bienes, nuestra
preparación y nuestras habilidades en una forma fraterna y solidaria.
Cosme Carlos Ríos
Noviembre o9 2013
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