4 de mayo de 2013


Decidir en asamblea y de forma incluyente

En nuestras comunidades, por lo general, las decisiones importantes las toman los clérigos y casi siempre sin tomar en cuenta el parecer de los demás. Rarísimas veces, las decisiones se toman en asamblea.

Las normas que nos rigen suelen ser más prohibitivas que propositivas y por lo mismo excluyen a las personas, más que incluirlas.

Ordinariamente reducimos la presencia de Dios al templo y aunque afirmamos que Dios está en todas partes, nos cuesta trabajo hacer oración, leer la Biblia o celebrar la Misa en otro lugar.

 

Pablo y Bernabé, enviados por la comunidad de Antioquía de  Siria, han ido anunciando la Buena Nueva de Jesús muerto y resucitado a personas que no son judías, y estas personas que han aceptado la buena Nueva se están reuniendo en comunidad.

Al regresar a la comunidad de Antioquía cuentan su experiencia y cómo, el Resucitado ha abierto la puerta a los gentiles.

Algunas personas más adictas al judaísmo, insisten que los nuevos creyentes tienen que circuncidarse conforme a la ley de Moisés, a  lo que Pablo y Bernabé se oponen.

Esto ocasionó grande turbación en la comunidad por lo que decidieron que Pablo y Bernabé junto con algunos de ellos subieran a Jerusalén para tratar esta cuestión con los apóstoles y los presbíteros.

En Jerusalén la decisión se tomó en una asamblea y decidieron: Fue el parecer del Espíritu Santo y el nuestro no imponerles ninguna otra carga fuera de las indispensables: que no coman carne sacrificada a los ídolos, ni sangre, ni carne de animales sin desangrar y que se abstengan de relaciones sexuales prohibidas

A los cristianos perseguidos por seguir al Resucitado, el autor del Apocalipsis les presenta la gloria que espera a la Iglesia, la nueva Jerusalén, engalanada como la novia, la esposa del Cordero Resucitado.

La identidad del cristiano es amar como Jesús nos amó. Hoy Jesús insiste en el cumplimiento y no la mera aceptación del mandamiento.

Y la novedad es que el Padre y Jesús vendrán y harán su morada en aquel que cumple el mandamiento de Jesús.

Jesús promete a los creyentes el don del Espíritu Santo que será el que complete para nosotros toda la enseñanza de Jesús y nos lo recuerde todo.

Jesús nos da la paz, que no es simplemente la ausencia de guerra, sino que es : Bienestar completo, satisfacción, armonía, todo lo que es fruto de la BENDICIÓN de Dios; es como decir "que todo le vaya bien.

 

Vivir la experiencia de Jesús resucitado significa para nosotros conocer las  necesidades y problemas de nuestra comunidad, tomar conciencia de nuestra responsabilidad, aportar nuestra propuesta sin absolutizarla, valorar las opiniones de los demás: sumar esfuerzos y no dividir.

Vivir la experiencia de Jesús resucitado significa para nosotros descubrir que Jesús y el Padre viven en aquellos que aman como Jesús nos amó.

Vivir la experiencia de Jesús resucitado significa para nosotros fortalecer la esperanza de que los problemas y conflictos tienen solución y que el Resucitado tiene para nosotros un mundo de felicidad.

Vivir la experiencia de Jesús resucitado significa para nosotros vivir y construir la paz, basada en relaciones justas y humanas con la familia, con los vecinos, con los diferentes y con la naturaleza.

CCR

 

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