En nuestros días la misión de anunciar y hacer presente el Reino de Dios como Buena Noticia para los pobres, se encuentra estancada.
Una clara manifestación de esto son las víctimas de la situación actual que viven sin acompañamiento de los creyentes en Jesús
Nos encerramos, tenemos miedo porque no se nos enseñó a participar en la misión, por nuestra falta de preparación y por nuestros complejos de inferioridad o de culpa.
Y esto a pesar de que en el culto proclamamos y celebramos que Jesús ha resucitado y está vivo y presente entre nosotros
También los discípulos de Jesús para quienes se escribió el Evangelio de Juan, tenían miedo, estaban encerrados y estaban abandonando la misión de Jesús.
Tenían miedo pues los perseguían los jefes de la religión judía porque proclamaban que la salvación viene por Jesús y no por la observancia de la Ley.
Los perseguía el imperio romano, pues, a pesar de ser pequeñas comunidades, denunciaban la idolatría que llegaba hasta rendir adoración al emperador, y quitaban legitimidad a las enormes desigualdades sociales.
Ante los discípulos encerrados y llenos de miedo se hace presente Jesús y les saluda con el saludo de paz, que desea para ellos la abundancia de los dones de Dios y esto los llena de alegría.
Jesús se identifica mostrándoles las manos y los pies, con lo que señala que El está presente en aquellos que son perseguidos y crucificados por la Buena Nueva del Reino.
Les entrega ahora la tarea de continuar la misión que el mismo Jesús recibió del Padre, sopla sobre ellos y les da el don del Espíritu Santo.
Tenemos que vencer el miedo, tenemos que romper las paredes que nos encierran, tenemos que continuar la tarea del Reino: Ser hoy, aquí, portadores de consuelo y esperanza.
Necesitamos conocer a las personas más cercanas que necesitan de nuestro consuelo y esperanza, tenemos que acercarnos a nuestros vecinos, tenemos que reunirnos para hacer oración de modo que nos abramos a la fuerza del Espíritu Santo.
La unión es don del Espíritu Santo y es la unión, la que hace la fuerza
Propongamos diferentes de formas de reunión que nos hagan fuertes para continuar la causa del Reino, para llevar consuelo y esperanza a los que más lo necesitan empezando por los más cercanos.
CCR
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