Muchos de los que vivimos la época posterior al Concilio añoramos La opción por los pobres, La Teología de la liberación que nos hizo ver la realidad de pobreza con los ojos del Evangelio.
Añoramos la época de las comunidades eclesiales de base, el método VER-JUZGAR-ACTUAR, la participación activa de los laicos, las Eucaristías más alegres y dinámicas, el movimiento bíblico, el acompañamiento al movimiento popular en su lucha por defender la dignidad y los derechos de los obreros, los indígenas, los campesinos, las mujeres, los niños,.
Los vientos del clericalismo, el autoritarismo, el individualismo han consumido en gran medida este proyecto; por cansancio y para no sufrir represiones, algunos de los nuestros se han pasado al lado del poder.
Los que todavía pensamos en el Reino, estamos desanimados, desilusionados, frustrados, tristes, amargados y viviendo cada uno su dolor, hemos dejado de reunirnos y planear.
Seguimos analizando la realidad, pero no encontramos soluciones; el movimiento bíblico y la gente comprometida con el Reino del Padre es una especie en extinción.
El evangelio de Lucas nos cuenta el episodio de dos discípulos que abandonan la causa del Reino, se separan de la comunidad y van por el camino manifestando su tristeza, desconsuelo, desilusión y desesperanza.
En este el relato podemos constatar la estructura de una celebración de la Cena del Señor (Eucaristía)
• Proclamación de la Palabra (lectura de la biblia con su homilía)
• Fracción del pan
• Acción comunitaria.
Lucas construye su relato con el Método VER-JUZGAR-ACTUAR:
Jesús se interesa por la vida de los que caminan y van manifestando su tristeza, su desconsuelo, su desilusión y su desesperanza y los ayuda a buscar las causas.
Jesús hace una interpretación bíblica que
• Ilumina los acontecimientos y que
• Entusiasma a los caminantes y que
• Los mueve a repetir el actuar del Maestro, compartiendo con el desconocido Jesús, el hogar y el pan.
Cuando caen en la cuenta de que es Jesús quien camina con ellos y parte el pan, dejan de mirar el pasado con nostalgia y corren a reincorporarse a la comunidad para dar la Buena Noticia.
Jesús resucitado camina a nuestro lado. Es tiempo de curar nuestras heridas, de dejar atrás nuestro desánimo, nuestra desilusión, nuestra frustración, nuestra tristeza, y nuestra amargura.
Reconstruyamos la comunidad, busquemos a los que quedan de los que luchamos por una nueva manera de ser Iglesia, pueblo de Dios, con participación de todos.
Revivamos la opción por los pobres acercándonos a las víctimas de la violencia y el crimen organizado.
Recuperemos la coordinación, las reuniones de análisis y planeación.
Volvamos a leer a los teólogos que siguen manteniendo la esperanza: Los libros de José María Castillo S. J. los de José Antonio Pagola, los de José María Vigil y las publicaciones semanales de Pagola.
Hay un dossier editado por los servicios koinonia que se llama “Renacer de una esperanza” en torno a la conferencia de Aparecida. (Si alguien tiene interés, yo lo puedo compartir en correo electrónico)
Reimpulsemos las comunidades eclesiales de Base y acerquémonos al movimiento popular para la defensa de la dignidad y de los derechos humanos de los más pobres.
Sigamos leyendo la realidad con ojos de esperanza
El 29 de Abril a las 9:00 hay encuentro diocesano de CEBs. en San Francisco Xavier de 9:00 a 2:00 p. m.
CCR
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