3 de diciembre de 2016

Esperamos al que bautiza con el Espíritu Santo



Preparemos el camino, enderecemos muestras vidas

Nuestra sociedad regiomontana se prepara a la Navidad con una serie de celebraciones en las que abunda la comida y la bebida,  y en las se da el derroche en el vestir y en los regalos,  y en contrapartida vemos a los migrantes y los niños de la calle.
Las Iglesias realizan cultos magníficos, pero los hechos poco respaldan lo que se celebra y poco muestran la opción por los pobres que sintoniza  con el proyecto de justicia y de paz.  

Para el pueblo judío el rey David era el modelo del rey y por eso cuando los reyes fallaban se anhelaba un nuevo rey a la manera de David que defendió al pueblo y no lo explotó
El profeta Isaías nos habla hoy de un descendiente de Jesé (Padre del rey David) sobre el que estará el espíritu del Señor  que se caracteriza como espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de piedad y temor de Dios.
Esto se aplica de manera plena al Mesías que esperamos y afirma: No juzgará por apariencias, ni sentenciará de oídas; defenderá con justicia al desamparado y con equidad dará sentencia al pobre,
Será la justicia su ceñidor, la fidelidad apretará su cintura. Habitará el lobo con el cordero, la pantera se echará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos y un muchachito los apacentará: esto manifiesta tiempos de gran paz.
El texto del Evangelio de Mateo que leemos hoy nos presenta a Juan el Bautizador en el desierto. Según la tradición bíblica el desierto es el lugar, donde la horda de esclavos fugitivos capitaneados por Moisés, se formó y se convirtió en pueblo de “Isra El”.
Juan anuncia que detrás de él viene uno con mayor autoridad, el que bautizará con el Espíritu Santo: Juan invita a preparar el camino y a enderezar las cosas chuecas.
El Bautizador denuncia los males de la sociedad y de la religión:
Los grandes de la sociedad viven con lujos y comen opíparamente; los hombres de la religión observan leyes y ritos pero sus obras no muestran la justicia y la misericordia como frutos de arrepentimiento.
Con su vida Juan, vestido con una túnica de pelo de camello y teniendo como alimento el producto del desierto denuncia el lujo y el derroche e invita a una vida de austeridad.
Con su palabra agresiva enfrenta a los fariseos y a los saduceos, representantes oficiales de la religión y los llama “Raza de víboras” invitándolos a mostrar con hechos su arrepentimiento

Esperar al que tiene el Espíritu del Señor implica para nosotros compartir su ideal de Justicia y de paz luchando para que esta justicia y esta paz se hagan realidad en nuestro tiempo y en nuestro lugar.
Esperar al que bautiza con el Espíritu Santo implica para nosotros luchar para que nuestra sociedad y nuestras Iglesias se conviertan en instrumento para una sociedad igualitaria, donde a nadie le falte lo necesario para comer y para abrigarse.
Esperar al que bautiza con el Espíritu Santo implica para nosotros vivir con la austeridad del Bautizador, vistiendo y comiendo para satisfacer nuestras necesidades y no para el lujo y la gula.
Esperar al que bautiza con el Espíritu Santo implica para nosotros tener actitudes solidarias de modo particular hacia los que necesitan techo, vestido y alimento

Diciembre 03 2016
Cosme Carlos Ríos




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