10 de diciembre de 2016

Vivamos la alegría


Transformemos en humanas las situaciones inhumanas

Nuestra sociedad tiene mucha miopía para ver los signos de los tiempos y mucha sordera para escuchar la voz de Dios en el gemido de la humanidad y de la creación.
El desinterés, la desconfianza y el miedo nos paralizan para unirnos y crear proyectos que respondan al gemido de la creación y de la humanidad.

El texto de Isaías que leemos hoy refleja la situación de los judaítas desterrados en Babilonia: Sin tierra (viven en Babilonia) sin techo (viven en campamentos), sin sacerdotes, sin líderes civiles y religiosos viven deprimidos y desorganizados.
La desilusión por la derrota ante los babilonios los ha hecho incapaces de mirar los nuevos signos de los tiempos: el nuevo escenario mundial en el que aparece Ciro rey de los persas.
No son capaces de escuchar la voz de Dios que proclaman los profetas Ezequiel e Isaías Jr., la desconfianza y el miedo los paralizan para actuar y hacer posible el retorno a la patria.
Es ahí donde se oye una voz  que invita a la alegría porque Yahvé su Dios quiere que la situaciones de ceguera, de mudez y de parálisis sean sustituídas por situaciones positivas.
El Carmelo y el Sarón eran regiones famosas por su pujante vegetación de todas clases: el Líbano con sus cedros, el Carmelo con sus pastos abundantes y Sarón con sus hermosas y variadas flores.
En el evangelio, Mateo habla de Juan el bautizador que ha presentado a Dios como justiciero y vengador mientras escucha que Jesús actúa con misericordia y presenta a Dios lleno de misericordia.
Juan queda desconcertado y estando encarcelado por Herodes manda a Jesús una delegación de discípulos para preguntarle si es él el Mesías.
Jesús responde a la pregunta presentando sus hechos que hacen realidad lo prometido por Isaías: Dios va transformando la vida inhumana de los pobres en una vida digna de los hijos de Dios.
Somos invitados a vivir la alegría, pero una alegría que es don de Dios, pero a la manera de  Jesús, pero una alegría   efectiva luchando  para que las situaciones que deshumanizan se vuelvan humanizadoras.


Seguimos esperando al prometido por el profeta, al que viene a transformar lo inhumano en humano, pero esto sólo se hace realidad a través de los que creemos en el Dios de la vida
Alegrémonos a porque los seres humanos luchamos para que cesen los gemidos de la creación y de la humanidad haciendo realidad una vida digna y de calidad para ellos.
Esto significa para nosotros tomar conciencia de la grave amenaza que tiene nuestro planeta escuchando de modo particular la voz del pastor supremo de la Iglesia y buscando caminos para hacerla realidad
Significa también tomar conciencia de la cantidad de personas, víctimas del sistema neoliberal y de la cultura del descarte (Los desechables, sin techo, sin tierra y sin trabajo) e iniciar pequeñas organizaciones para apoyarlos y cambiar nuestra cultura por una cultura más igualitaria e integradora.
Diciembre 10: día internacional de los derechos humanos
Cosme Carlos Ríos


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