16 de julio de 2016

Vivir la hospitalidad

El patriarcado, del que todavía quedan restos entre nosotros, reduce el papel de la mujer a las actividades domésticas.
En la Iglesia las mujeres desempeñan el mayor número de actividades, pero poco participan en la planeación de las mismas y en la toma de decisiones importantes

La primera lectura que hacemos hoy nos habla de Abraham; está tomada del libro del Génesis y relata el ciclo de Abraham.,
Presenta a Abraham como un nómada que tiene su campamento en el encinar de Mambré, al sur de lo que hoy es la ciudad de Jerusalén.
La arboleda de encinos con sus grandes sombras es lugar agradable para establecer un campamento y los campamentos se suelen levantar cerca de las corrientes de agua.
Abraham tiene rebaños, pero no tiene una tierra propia ni un descendiente que continúe sus obras.
A la hora del calor más fuerte, Abraham ve a unos hombres de pie delante de él, sale a su encuentro afectuosamente y les suplica que acepten el hospedaje
Ordena que traigan agua para que se refresquen los pies y descansen a la sombra de los árboles y les ofrece pan. Hace matar para ellos un ternero y acompaña la comida con requesón y leche.
Ellos preguntan por Sara la mujer de Abraham y prometen que al volver el próximo año, Sara habrá tenido un hijo.
Abraham escucha de pie y ofrece lo que tiene: el producto de su trabajo, sus rebaños y lo que ellos producen, por su parte, los huéspedes en nombre de Dios pronuncian la tan ansiada promesa: Sara tendrá un hijo.
El relato del Evangelio se sitúa dentro del viaje de Jesús a Jerusalén, viaje en el que va formando a sus discípulos, va explicando el modo y las condiciones para ser discípulo. De modo que este Evangelio tiene que ser leído en clave de discipulado.
Como caminante, Jesús necesita hospedaje y Lucas nos refiere que una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Creo que las hermanas Marta y María de las que habla el evangelio de Lucas son distintas a las hermanas Marta y María que aparecen en el Evangelio de Juan. Podemos hacer un ejercicio de comparar sus personalidades.
Jesús, el hombre servidor ha predicado y practicado el servicio a los hermanos, de modo que el problema en el Evangelio de hoy no es sobre la actitud servicial de Marta.
Creo que el problema está en que María, va rompiendo moldes haciéndose discípulo siendo mujer, mientras que Marta aún se queda en  las tareas del hogar y se escandaliza de la actitud discipular de su hermana.
Jesús, en cierto modo, ha sido un maestro escandaloso que admite mujeres en su grupo; en esta ocasión Lucas nos dice que María se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su enseñanza (como lo hacen los discípulos varones).

Practicar la hospitalidad como Abraham implica para nosotros recibir con amabilidad a las personas que pasan por nuestro hogar y compartir con ellos nuestros bienes para atender sus necesidades.
Practicar la hospitalidad como Marta implica para nosotros poner toda nuestra solicitud en preparar y disponer lo necesario para una digna atención a nuestros huéspedes.
Practicar la hospitalidad como María implica para nosotros tener claros nuestros valores, de modo que podamos romper modelos estereotipados para escuchar y atender a nuestros huéspedes.
Cosme Carlos Ríos

Julio 16 del 2016 

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