9 de abril de 2016

Vivir la Pascua defendiendo la vida

Hablamos mucho de la resurrección de Jesús, pero nuestro  anuncio no molesta a nadie, como en los días de la primera de la comunidad cuando predicar la Resurrección implicaba una fuerte denuncia de los que asesinaron al Cristo.
Enfatizamos el discurso, el rollo y perdemos de vista que el primer medio de evangelización es el testimonio de nuestra propia vida, en defensa de la vida y en lucha contra lo que causa muerte.
Nos quejamos de que, cada vez somos menos los servidores en las comunidades y no hacemos esfuerzos por buscar, escuchar y actualizar las orientaciones del Pastor de pastores.
Muchos pastores, de distinto nivel aspiramos a tener un puesto, pero hacemos poco caso de que para serlo necesitamos amar a Jesús más que los demás, 

El libro de los Hechos nos presenta hoy el conflicto que viven los discípulos de Jesús que son llevados ante el sumo sacerdote, cabeza del sanedrín, tribunal supremo de los judíos de la época.
Resalta la entereza con que declaran: “Primero hay que obedecer a Dios y luego a los hombres” y añaden con firmeza: “El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús a quien ustedes dieron muerte colgándolo de la cruz.
Continúa afirmando: “Nosotros somos testigos de todo esto y también lo es el Espíritu Santo.
Los biblistas actuales consideran que el capítulo 21 de San Juan es un texto añadido al Evangelio y que debe ser interpretado más en sentido catequético que narrativo.
Encontramos 4 partes: 1. Pedro decide ir a pescar, los demás deciden ir con él y fracasan en su afán. 2 Al amanecer se hace presente Jesús y les da indicaciones para pescar, logrando una pesca abundante. 3. Jesús les ofrece un almuerzo con pescado y pan sobre las brasas, 4. Jesús pregunta a Pedro por tres veces si lo ama, a lo que Pedro responde que sí y entonces Jesús le confía el encargo de pastorear.
En Israel, la pesca, y el pastoreo son signo de la acción de Dios. Cuando los discípulos pretenden pescar durante la noche, sin Jesús, que es la luz, la empresa de pescar fracasa.
Con la presencia de Jesús, al amanecer, y bajo su orientación se obtiene una pesca abundante.
Hoy como ayer, el almuerzo (la comida) es el espacio de la fraternidad, de la comunidad, del compartir.
Al proponer a alguien para una tarea pastoral o al aceptar un compro miso pastoral tenemos que preguntarnos ¿qué tanto es nuestro amor a Jesús, a su persona, a su palabra, a su proyecto?

Creer en la Resurrección, celebrar la Pascua, exige de nosotros un testimonio, una vida en defensa de la vida y en lucha contra todo lo que causa muerte.
Creer en la Resurrección, celebrar la Pascua, exige de nosotros la disponibilidad de obedecer primero a Dios que a los hombres y luchar para que las órdenes y leyes humanas busquen viva para todos.
Creer en la Resurrección, celebrar la Pascua. exige de nosotros no estancarnos en hacer nuestro trabajo pastoral de rutina, sino de buscar siempre las orientaciones de Jesús hoy, en concreto, actualizar nuestros conocimientos y nuestra práctica.
Creer en la Resurrección, celebrar la Pascua. exige de nosotros trabajar para que nuestros ambientes familiares y eclesiales sean espacio de fraternidad, de comunidad y de compartir.
Creer en la Resurrección, celebrar la Pascua, exige de nosotros anteponer el amor a Jesús (su persona, su palabra, su proyecto) a la búsqueda o aceptación de responsabilidades.
Cosme Carlos Ríos
Abril 09 2016



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