Vivir la Pascua defendiendo la vida
Hablamos
mucho de la resurrección de Jesús, pero nuestro anuncio no molesta a nadie, como en los días
de la primera de la comunidad cuando predicar la Resurrección implicaba una
fuerte denuncia de los que asesinaron al Cristo.
Enfatizamos
el discurso, el rollo y perdemos de vista que el primer medio de evangelización
es el testimonio de nuestra propia vida, en defensa de la vida y en lucha
contra lo que causa muerte.
Nos
quejamos de que, cada vez somos menos los servidores en las comunidades y no
hacemos esfuerzos por buscar, escuchar y actualizar las orientaciones del
Pastor de pastores.
Muchos
pastores, de distinto nivel aspiramos a tener un puesto, pero hacemos poco caso
de que para serlo necesitamos amar a Jesús más que los demás,
El
libro de los Hechos nos presenta hoy
el conflicto que viven los discípulos de Jesús que son llevados ante el sumo
sacerdote, cabeza del sanedrín, tribunal supremo de los judíos de la época.
Resalta
la entereza con que declaran: “Primero
hay que obedecer a Dios y luego a los hombres” y añaden con firmeza: “El Dios de nuestros padres resucitó a
Jesús a quien ustedes dieron muerte colgándolo de la cruz.
Continúa
afirmando: “Nosotros somos testigos de
todo esto y también lo es el Espíritu Santo.
Los
biblistas actuales consideran que el capítulo 21 de San Juan es un texto
añadido al Evangelio y que debe ser interpretado más en sentido catequético que
narrativo.
Encontramos
4 partes: 1. Pedro decide ir a pescar, los demás deciden ir con él y fracasan
en su afán. 2 Al amanecer se hace presente Jesús y les da indicaciones para
pescar, logrando una pesca abundante. 3. Jesús les ofrece un almuerzo con
pescado y pan sobre las brasas, 4. Jesús pregunta a Pedro por tres veces si lo
ama, a lo que Pedro responde que sí y entonces Jesús le confía el encargo de
pastorear.
En
Israel, la pesca, y el pastoreo son signo de la acción de Dios. Cuando los discípulos
pretenden pescar durante la noche, sin Jesús, que es la luz, la empresa de
pescar fracasa.
Con la
presencia de Jesús, al amanecer, y bajo su orientación se obtiene una pesca
abundante.
Hoy
como ayer, el almuerzo (la comida) es el espacio de la fraternidad, de la
comunidad, del compartir.
Al
proponer a alguien para una tarea pastoral o al aceptar un compro miso pastoral
tenemos que preguntarnos ¿qué tanto es nuestro amor a Jesús, a su persona, a su
palabra, a su proyecto?
Creer
en la Resurrección, celebrar la Pascua, exige de nosotros un testimonio, una
vida en defensa de la vida y en lucha contra todo lo que causa muerte.
Creer
en la Resurrección, celebrar la Pascua, exige de nosotros la disponibilidad de
obedecer primero a Dios que a los hombres y luchar para que las órdenes y leyes
humanas busquen viva para todos.
Creer
en la Resurrección, celebrar la Pascua. exige de nosotros no estancarnos en
hacer nuestro trabajo pastoral de rutina, sino de buscar siempre las
orientaciones de Jesús hoy, en concreto, actualizar nuestros conocimientos y
nuestra práctica.
Creer
en la Resurrección, celebrar la Pascua. exige de nosotros trabajar para que
nuestros ambientes familiares y eclesiales sean espacio de fraternidad, de
comunidad y de compartir.
Creer
en la Resurrección, celebrar la Pascua, exige de nosotros anteponer el amor a
Jesús (su persona, su palabra, su proyecto) a la búsqueda o aceptación de
responsabilidades.
Cosme
Carlos Ríos
Abril
09 2016
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