Escuchar a Jesús y seguirlo
Los cristianos hemos
buscado como fuente de espiritualidad, la oración y poco o nada de tiempo
dedicamos a escuchar de viva voz las enseñanzas de Jesús, el Buen Pastor.
Nuestra vida
cristiana está tejida de una serie de prácticas religiosas, pero no tiene como
tinte la misericordia que fue el rumbo que
siguió Jesús en toda su vida.
Los pastores Pablo y
Bernabé, invitados en la sinagoga a tomar la palabra, proclaman a Jesús como
salvador de todos los hombres y esto provoca una violenta reacción de parte de
los judíos frente a ellos.
Pablo declara que el mensaje
de salvación debía se predicado en primer lugar a los judíos, pero tomando en
cuenta que lo rechazan, Pablo y Bernabé toman la decisión de llevarlo a los no
judíos.
El libro del
Apocalipsis nos presenta una visión: una multitud inmensa, universal ante el
trono (del Padre) y el Cordero degollado y en pie (Jesús muerto y resucitado)
Esta multitud está
formada por aquellos que habiéndose hecho seguidores de Jesús, fueron sacrificados
por proseguir su causa.
El Cordero, Jesús es
quien los pastoree y les concede la plenitud de la vida y les enjuga toda
lágrima.
Para comprender el
texto del Evangelio de hoy conviene tomar en cuenta que los jerarcas
político-religiosos de Israel habían esclavizado al pueblo, dominándolo por
medio del miedo a Dios.
La escena que se nos
presenta es tensa y conflictiva. Jesús está paseando dentro del recinto del
templo. De pronto, un grupo de judíos lo rodea acosándolo con aire amenazador.
Jesús no se intimida,
sino que les reprocha abiertamente su falta de fe: «Ustedes
no creen porque no son ovejas mías». El evangelista dice que, al
terminar de hablar, los judíos tomaron piedras para apedrearlo.
Para probar que no
son ovejas suyas, Jesús se atreve a explicarles qué significa ser de los suyos.
Solo subraya dos rasgos, los más esenciales e imprescindibles: «Mis
ovejas escuchan mi voz… y me siguen».
Lo primero es despertar la
capacidad de escuchar a Jesús. Desarrollar mucho más en nuestras comunidades la
sensibilidad de saber captar la Palabra que viene de Jesús.
Si queremos mantener una fé
auténtica, hemos de aprender a poner en el centro de nuestras comunidades la
Palabra viva, concreta e inconfundible de Jesús, nuestro Pastor.
Pero no basta escuchar su voz. Es
necesario seguir a Jesús. Ha llegado el momento de decidirnos a vivir la fe
cristiana como un verdadero seguimiento de Jesús.
Después de veinte
siglos, los cristianos necesitamos recordar de nuevo que lo esencial para ser
la Iglesia de Jesús es escuchar su voz y seguir sus pasos.
Las ovejas precisamente porque siguen a Jesús, tienen que ser personas
libres, adultas, que saben escuchar y que han tenido que responder
responsablemente a un mensaje que les asegura definitivamente la vida.
Estas as ovejas son la nueva humanidad, la semilla de un mundo
nuevo en el que, si tiene que haber pastores, tendrán que serlo al estilo de
Jesús.
Escuchar a Jesús hoy
implica antes que nada poner el oído atento al clamor de aquellos que sufren
porque no es respetada su dignidad humana.
Escuchar a Jesús hoy
implica, leer, meditar y proclamar el Evangelio de modo que ilumine nuestra
vida y transforme nuestra realidad
Escuchar a Jesús hoy
implica promover la lectura del Evangelio promoviendo talleres y círculos
bíblicos.
Seguir a Jesús, hoy
implica la práctica permanente de la misericordia para con los que sufren a
nuestro alrededor
Cosme Carlos Ríos
Abril 16 del 2016
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