Dios de todos
Salvación para todos
Hay en los grupos
religiosos, una tendencia, una tentación de sentirse los únicos amados, los
únicos elegidos por Dios y de ahí nace un desinterés y en ocasiones, un
desprecio hacia los demás.
La actividad
misionera, de salir al encuentro de los hermanos para mostrarles el amor de
Jesucristo, se restringe mucho, pues suele dirigirse sólo a los que de alguna
manera pertenecen a nuestra comunidad o congregación
Celebramos hoy la
fiesta de la Epifanía, palabra que significa “manifestación”: Dios revela,
manifiesta a todos los pueblos, el nacimiento del Salvador.
·
El texto de Isaías que leemos hoy, presenta
promesas de salvación para Jerusalén; esto nos hace pensar que fue escrito para
alentar al pueblo desterrado en Babilonia, mostrándole la gloria que tendrá la
ciudad capital.
La ciudad, que está
caída, su templo destruido, sus murallas arrasadas y los grandes del pueblo
desterrados, son invitados a ponerse en pie, a brillar.
Mientras que todos los
pueblos andan en tinieblas, sobre Jerusalén brillará la gloria del Señor. Jerusalén
se convertirá en el centro al que acudirán todos los pueblos.
A partir de ese
momento, Jerusalén, la capital del pueblo, ciudad de paz, instrumento de Dios,
será luz, no sólo para los judíos, sino para todos los pueblos.
·
El
autor de la carta a los efesios recuerda que el Mesías esperado por los judíos
vino también para los paganos. Éste es un gran secreto que Dios tuvo guardado
durante muchos siglos.
Ahora queda claro
que, la riqueza de Cristo se desborda y se reparte a todos.
La continua
insistencia en la misión, refleja una de las preocupaciones misioneras más
importantes de la Iglesia primitiva: la ruptura de las barreras que existían
entre judíos y paganos, y el destino de ambos pueblos a formar un solo cuerpo
en Cristo.
Hoy, el horizonte
misionero, se ha ampliado para abarcar el diálogo y la armonía con las grandes
religiones y culturas del mundo con todas las consecuencias sociales, económicas
y políticas.
Hoy, el horizonte
misionero abarca también la promoción de la igualdad y de la justicia entre los
pueblos, la lucha por la concordia y la solidaridad, denunciando todo lo que
divide, fragmenta y oprime a la familia humana.
·
Desde
las primeras generaciones cristianas hubo relatos populares que trataban de
decir todo lo que no se sabía de Jesús y que no se encontraba en los
Evangelios.
Y esto se parecía
mucho a las historias judías sobre la infancia de Abrahán y de Moisés. De ahí
salieron ciertamente la estrella de los magos y la masacre de los niños de
Belén
En este capítulo,
Mateo utiliza esas historias sin preocuparse lo más mínimo por su dudosa
autenticidad. Se sirve de ellas para mostrar, cómo Jesús revivió a su manera lo
que había vivido su pueblo.
Es una manera de
decir que hay que releer los textos. Estos hablaban del pueblo, y al mismo
tiempo anunciaban a Jesús.
En cierto sentido,
Jesús vivirá lo que el pueblo había vivido: caminatas, búsqueda, alegrías,
duelos, pero con Jesús todo tomará un nuevo sentido.
En este relato los
magos representan a las otras religiones que no son las de la Biblia.
Así, mientras los
sacerdotes de los judíos, jefes del pueblo de Dios, no reciben aviso del
nacimiento de Jesús, Dios lo participa a algunos de esos amigos suyos que están
muy lejos de su pueblo.
Esta lección vale
para todos los tiempos: Jesús es el Salvador de todos los hombres y no
solamente de los que se ubican en su Iglesia.
Así, Dios habla a
todos los hombres por medio de los acontecimientos, y los encuentra allí mismo
donde ellos buscan.
Celebrar hoy en la
Epifanía a un Dios para todos, que ofrece salvación para todos, nos exige,
romper barreras, evitar actitudes que ignoran o desprecien a los que no
piensan, no sienten o no sirven a Dios como nosotros.
Celebrar hoy en la
Epifanía a un Dios para todos, que ofrece salvación para todos, nos exige abrir
nuestra actividad misionera, interesándonos por los alejados y marginados
Celebrar hoy en la
Epifanía a un Dios para todos, que ofrece salvación para todos, nos exige no
creernos superiores a los alejados y marginados, a los diferentes, sino ir a su
encuentro para mostrarles, con hechos y palabras, el amor de Dios.
Cosme Carlos Ríos
Enero 02 2015
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