28 de febrero de 2015

Salvemos la vida de los niños

De acuerdo con fuentes de las Naciones Unidas, actualmente existen en el mundo hasta 150 millones de niños de la calle.
Desplazados de sus casas por la violencia, el abuso de drogas y alcohol, la muerte del padre o la madre, crisis familiares, guerras, desastres naturales o simplemente por el colapso socioeconómico, muchos niños indigentes son forzados a ganarse la vida en las calles, hurgando, mendigando, vendiendo en los barrios bajos y ciudades contaminadas del mundo en vías de desarrollo.
Los niños y niñas padecen violencia en sus casas, en el seno de sus familias o por parte de otros niños y niñas.
Un reducido números de los casos de violencia ejercida contra los niños y niñas termina en muerte; pero lo más frecuente es que ni siquiera deje huellas visibles.
Aún así, constituye uno de los problemas más graves que actualmente afectan a la infancia.

Una interpretación literal sobre el capítulo12 del Génesis nos lleva a conclusiones teológicas reñidas con la auténtica imagen del Dios bíblico, cuya preocupación fundamental es la vida y exige a sus seguidores que la respeten.
Los relatos bíblicos que se refieren a los patriarcas, por narrar hechos muy antiguos, no tienen como fuente documentos escritos, sino que proceden de tradiciones orales, que por lo mismo han ido evolucionando con el tiempo.
El texto que leemos hoy se rememoró en la época del rey Manasés para defender la vida de los niños contra los desmanes de los Reyes y se integró en el libro del Génesis durante la época del cautiverio en Babilonia.
Abraham en un primer momento cree  que tiene que sacrificar al niño pues el vive en un ambiente religioso en el que se practican los sacrificios humanos y de ahí su tentación de hacer otro tanto.
Pero cuando Dios se le aparece a Abraham como alguien a quien no le importan los sacrificios, sino la vida y el compromiso por ella, Abraham se rebela contra todo aquello que amenaza la vida.
Así se convierte en el modelo de creyente que escucha a Dios y protege, defiende y salva la vida de los niños
Para entender el pasaje de la Transfiguración hay que tomar en cuenta la situación que están viviendo los discípulos:
Jesús comenzó su ministerio rodeado de grandes multitudes, motivadas por las curaciones que hacía.
Movido por la misericordia hacia los más desamparados, Jesús violó leyes que eran consideradas sagradas por los líderes religiosos de Israel, que, comenzaron a agredirlo, provocando la deserción de las multitudes.
Esto provocó el desaliento en los discípulos; Jesús consciente de la situación y de los riesgos que está viviendo, comenzó a hablar sobre su muerte y resurrección, lo que produjo el temor y aumentó el desaliento de los discípulos, sobre todo en Pedro, Santiago y Juan que esperaban un Mesías glorioso.
Jesús invita a Pedro, Santiago y Juan a un momento fuerte de oración (En la tradición bíblica el monte se considera lugar de encuentro con Dios).
Ahí, a la luz de la Ley y Los Profetas, representados por Moisés y Elías, escuchan la voz del Padre que confirma que Jesús es el Hijo amado y ratifica su misión: Hay que escucharlo.

Escuchar a Jesús en esta Cuaresma implica para nosotros una lucha permanente por proteger, defender y salvar la vida de los niños de las distintas amenazas que sufren.
Escuchar a Jesús en esta Cuaresma implica para nosotros como familias tomar en cuenta y atender la voz de los niños, teniendo para ellos el cuidado especial que se merecen, luchando contra el machismo y el autoritarismo.
Escuchar a Jesús en esta Cuaresma implica para nosotros preocuparnos y analizar a la luz de la fé la situación de los niños de la calle y hacer y ejecutar propuestas para cambiarla.
Escuchar a Jesús en esta Cuaresma implica para nosotros buscar y encontrar los caminos para proteger a los niños víctimas de la violencia y de las drogas.
Febrero 28 del 2015

Cosme Carlos Ríos

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