Nadie debate la centralidad del empoderamiento ciudadano para la transformación social. Este blog quiere aportar, desde la crítica social y la teología, su grano de arena en esta tarea inaplazable: crear ciudadanía.
14 de julio de 2012
Llamados a luchar contra todo lo que deshumaniza a la persona
En nuestro mundo hay muchas personas que viven en situación inhumana: Los indigentes, los enfermos de Sida, los que viven en casas de cartón en tejabanes endebles, los niños de la calle.
En estos últimos años, sobre todo a partir del 2007, los cristianos de América Latina estamos hablando mucho de la misión, de que todos somos misioneros.
En la práctica esta misión pide una preparación que no está al alcance y disposición de la mayoría de la gente: de este modo el número de misioneros se reduce a unos cuantos. Solemos identificar la misión con el discurso, la predicación, y por ello participan las personas que tienen facilidad de palabra
Los indigentes, los enfermos de Sida, los ancianos, los que viven en casas de cartón, en tejabanes endebles, los niños de la calle no suelen ser objeto de la misión de nosotros los creyentes. En la misión no hay un esfuerzo orientado a cambiar lo que deshumaniza a las personas, y no se da tanta importancia al testimonio de una acción que humanice estas situaciones.
El profeta Amós ejerció su palabra profética durante el reinado de Jeroboam II que gobernó en Israel durante 41 años del 787 al 747 a. C.
En su época había lujo en Samaria y despreocupación de la miseria de la población en general; los mercaderes vendían mala mercancía cara, traficando así con la necesidad del pueblo; los mismos ancianos torcían el derecho en los juicios. Y todo esto iba acompañado de un culto entusiasta y aparentemente correcto.
Amasias, el sacerdote de Betel está comprometido con el rey y desde el templo tiene que legitimar las acciones de Jeroboam.
Amós es un campesino del Reino del sur llamado por Dios para denunciar la deshumanización del pueblo que es legitimada desde el santuario de Betel.
Amasias expulsa a Amós del santuario de Betel porque la palabra del profeta misionero va en contra de los intereses del rey.
En tiempos de Jesús, la creencia popular había inventado la figura de demonio (diablo o espíritu inmundo) para dar explicación a la situación que vive una persona que lleva una vida deshumanizada y que no se puede explicar de otro modo.
Consideraban al demonio un ser superior maléfico y enemigo de Dios, causante de esos graves males que deshumanizan a la persona. De este modo la persona deshumanizada pierde toda capacidad de hacer algo por salir de esa deshumanización.
Jesús da a sus discípulos la capacidad de destruir esas creencias de modo que sea posible luchar contra lo que deshumaniza a las personas. De hecho los discípulos, llamados y enviados por Jesús, lograron hacer que la gente cambiara su mentalidad y se lograra humanizar a muchas personas.
Como Amós y como los discípulos de Jesús somos llamados a una misión que consiste en luchar contra los espíritus inmundos o sea a humanizar todas las situaciones que deshumanizan a las personas.
Las vacaciones nos permiten hacer más humana la situación de los niños, favoreciendo su convivencia y recreación comunitaria.
Sería bueno que junto con los niños fuéramos visitando a los vecinos para detectar enfermos o ancianos que viven en una situación que no es humana. Después reunirnos para buscar soluciones y, si el grupo no las puede resolver, presentarlas a la comunidad que se reúne cada domingo para celebrar la Cena del Señor.
Sería bueno que todas las personas de los grupos, junto con los Catequistas nos hiciéramos el propósito de visitar a todas las familias del sector para llevar un saludo (bendición) de la comunidad, conocer sus necesidades materiales y humanas, detectar si las hay, situaciones inhumanas, informarles sobre lo que hacemos e invitarlos a participar.
Hagamos propuestas misioneras, propuestas humanizadoras
CCR
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