17 de diciembre de 2016

Emmanuel significa Dios con nosotros


Uno de los grandes problemas de nuestro mundo, mientras esperamos la navidad, es la guerra en Siria: las grandes potencias, Rusia y EE UU, en alianza con otros poderes menores, se disputan el petróleo.
Crecen las grandes alianzas en busca del poder económico, las asociaciones anónimas han dado paso a los consorcios y posteriormente a las transnacionales.
El pueblo, por otra parte sufre las consecuencias de estas alianzas y son sólo unos pocos los que en forma organizada luchan por un mundo mejor de justicia y solidaridad.

El hecho que nos narra Isaías en la lectura de hoy que podemos fecharlo  en el año 734 a. C. En el trono de Nínive está Tiglat Pileser III, un cruel y poderoso rey.
Por otro lado Siria, y Efraín, el estado israelita del Norte, unidos los dos, forman una coalición contra el reino de Judá con su capital Jerusalén.
Acaz estaba ocupando el trono en Jerusalén. Cuando el oyó que se había hecho una coalición para reemplazarlo, se llenó de angustia y buscó apoyo de Tiglat Pileser contra ellos.
Para despertar de nuevo la confianza en Dios, el profeta se vale de un hecho probablemente histórico, el embarazo de alguna de las doncellas del rey.
Así como esa joven dará a luz un primogénito, del mismo modo enviará Dios un descendiente davídico que asuma los destinos del pueblo, en medio del cual estará siempre; por eso su nombre “Emmanuel”, Dios con nosotros.
Para el pueblo de Israel, Dios es Yahvé el que hizo alianza con el pueblo para salir de la esclavitud de Egipto y construir una sociedad de justicia y de igualdad, sin tributos ni trabajos forzados.
El Emmanuel recuerda que Dios y el pueblo están aliados para construir una sociedad de justicia e igualdad, sin tributos ni trabajos forzados.
Para leer bien los relatos “de la infancia” de Mateo y Lucas hemos de estar conscientes de que no son crónicas de sucesos, no son “historia” en el sentido que hoy damos a la palabra. Son teología narrativa.
El interés por la figura de Jesús, empezó con su vida pública, y sobre todo, con la muerte-resurrección. Antes de eso, nada extraordinario sucedió en él que se pudiera descubrir desde el exterior. Nadie reparó en aquel niño ni en su madre.
Para poder resaltar de una manera convincente lo que Jesús fue para los primeros cristianos, vieron la necesidad de hablar de las maravillas de su infancia. Solo después de la experiencia pascual, se intentó explicar quién era Jesús, más allá de lo que se podía percibir.
En el Israel de Jesús,  el matrimonio, constaba de dos partes: el contrato y la boda. Lo importante era el contrato (desposorio).
En la boda se celebraba la acogida de la esposa en la casa familiar del novio. María y José estaban casados a todos los efectos jurídicos.
Mateo quiere transmitirnos el origen divino de Jesús. Jesús no es obra de la casualidad, ni de una evolución progresiva, sino que responde a la presencia de Dios en él.
En las dificultades que encuentran María y José, se está manifestando el conflicto que se vivía en tiempo de Mateo, entre el judaísmo fiel al Antiguo Testamento y la nueva comunidad asentada sobre la figura de Jesús.
El origen divino de Jesús simboliza la superioridad del Nuevo Testamento.  El encargo a José de recibir a María, está indicando que todo buen israelita debe aceptar la novedad, aunque cause problemas, porque es lo que Dios quiere.
Lo importante para nosotros es que el Salvador es el Emmanuel. Dios con nosotros. Él y nosotros hemos de llevar a cabo el proyecto del Reinado de Dios: Un mundo de amor, de justicia, de libertad y de paz.

Celebrar hoy al Emmanuel significa para nosotros renovar la Nueva alianza con Jesús y el Padre en la lucha permanente y organizada para hacer presente el Reinado de Dios: Un mundo de justicia y fraternidad.
Celebrar hoy al Emmanuel significa para nosotros alzar la voz en contra de todo lo que destruye la vida, de modo particular en contra de las guerras que sólo buscan los intereses de los poderosos.

Celebrar hoy al Emmanuel significa para nosotros crear todo tipo de alianzas, de organizaciones en defensa de la vida, tanto de la vida de la humanidad, como de la vida de la creación.
Diciembre 17 de 2016
Cosme Carlos Ríos



10 de diciembre de 2016

Vivamos la alegría


Transformemos en humanas las situaciones inhumanas

Nuestra sociedad tiene mucha miopía para ver los signos de los tiempos y mucha sordera para escuchar la voz de Dios en el gemido de la humanidad y de la creación.
El desinterés, la desconfianza y el miedo nos paralizan para unirnos y crear proyectos que respondan al gemido de la creación y de la humanidad.

El texto de Isaías que leemos hoy refleja la situación de los judaítas desterrados en Babilonia: Sin tierra (viven en Babilonia) sin techo (viven en campamentos), sin sacerdotes, sin líderes civiles y religiosos viven deprimidos y desorganizados.
La desilusión por la derrota ante los babilonios los ha hecho incapaces de mirar los nuevos signos de los tiempos: el nuevo escenario mundial en el que aparece Ciro rey de los persas.
No son capaces de escuchar la voz de Dios que proclaman los profetas Ezequiel e Isaías Jr., la desconfianza y el miedo los paralizan para actuar y hacer posible el retorno a la patria.
Es ahí donde se oye una voz  que invita a la alegría porque Yahvé su Dios quiere que la situaciones de ceguera, de mudez y de parálisis sean sustituídas por situaciones positivas.
El Carmelo y el Sarón eran regiones famosas por su pujante vegetación de todas clases: el Líbano con sus cedros, el Carmelo con sus pastos abundantes y Sarón con sus hermosas y variadas flores.
En el evangelio, Mateo habla de Juan el bautizador que ha presentado a Dios como justiciero y vengador mientras escucha que Jesús actúa con misericordia y presenta a Dios lleno de misericordia.
Juan queda desconcertado y estando encarcelado por Herodes manda a Jesús una delegación de discípulos para preguntarle si es él el Mesías.
Jesús responde a la pregunta presentando sus hechos que hacen realidad lo prometido por Isaías: Dios va transformando la vida inhumana de los pobres en una vida digna de los hijos de Dios.
Somos invitados a vivir la alegría, pero una alegría que es don de Dios, pero a la manera de  Jesús, pero una alegría   efectiva luchando  para que las situaciones que deshumanizan se vuelvan humanizadoras.


Seguimos esperando al prometido por el profeta, al que viene a transformar lo inhumano en humano, pero esto sólo se hace realidad a través de los que creemos en el Dios de la vida
Alegrémonos a porque los seres humanos luchamos para que cesen los gemidos de la creación y de la humanidad haciendo realidad una vida digna y de calidad para ellos.
Esto significa para nosotros tomar conciencia de la grave amenaza que tiene nuestro planeta escuchando de modo particular la voz del pastor supremo de la Iglesia y buscando caminos para hacerla realidad
Significa también tomar conciencia de la cantidad de personas, víctimas del sistema neoliberal y de la cultura del descarte (Los desechables, sin techo, sin tierra y sin trabajo) e iniciar pequeñas organizaciones para apoyarlos y cambiar nuestra cultura por una cultura más igualitaria e integradora.
Diciembre 10: día internacional de los derechos humanos
Cosme Carlos Ríos


3 de diciembre de 2016

Esperamos al que bautiza con el Espíritu Santo



Preparemos el camino, enderecemos muestras vidas

Nuestra sociedad regiomontana se prepara a la Navidad con una serie de celebraciones en las que abunda la comida y la bebida,  y en las se da el derroche en el vestir y en los regalos,  y en contrapartida vemos a los migrantes y los niños de la calle.
Las Iglesias realizan cultos magníficos, pero los hechos poco respaldan lo que se celebra y poco muestran la opción por los pobres que sintoniza  con el proyecto de justicia y de paz.  

Para el pueblo judío el rey David era el modelo del rey y por eso cuando los reyes fallaban se anhelaba un nuevo rey a la manera de David que defendió al pueblo y no lo explotó
El profeta Isaías nos habla hoy de un descendiente de Jesé (Padre del rey David) sobre el que estará el espíritu del Señor  que se caracteriza como espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de piedad y temor de Dios.
Esto se aplica de manera plena al Mesías que esperamos y afirma: No juzgará por apariencias, ni sentenciará de oídas; defenderá con justicia al desamparado y con equidad dará sentencia al pobre,
Será la justicia su ceñidor, la fidelidad apretará su cintura. Habitará el lobo con el cordero, la pantera se echará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos y un muchachito los apacentará: esto manifiesta tiempos de gran paz.
El texto del Evangelio de Mateo que leemos hoy nos presenta a Juan el Bautizador en el desierto. Según la tradición bíblica el desierto es el lugar, donde la horda de esclavos fugitivos capitaneados por Moisés, se formó y se convirtió en pueblo de “Isra El”.
Juan anuncia que detrás de él viene uno con mayor autoridad, el que bautizará con el Espíritu Santo: Juan invita a preparar el camino y a enderezar las cosas chuecas.
El Bautizador denuncia los males de la sociedad y de la religión:
Los grandes de la sociedad viven con lujos y comen opíparamente; los hombres de la religión observan leyes y ritos pero sus obras no muestran la justicia y la misericordia como frutos de arrepentimiento.
Con su vida Juan, vestido con una túnica de pelo de camello y teniendo como alimento el producto del desierto denuncia el lujo y el derroche e invita a una vida de austeridad.
Con su palabra agresiva enfrenta a los fariseos y a los saduceos, representantes oficiales de la religión y los llama “Raza de víboras” invitándolos a mostrar con hechos su arrepentimiento

Esperar al que tiene el Espíritu del Señor implica para nosotros compartir su ideal de Justicia y de paz luchando para que esta justicia y esta paz se hagan realidad en nuestro tiempo y en nuestro lugar.
Esperar al que bautiza con el Espíritu Santo implica para nosotros luchar para que nuestra sociedad y nuestras Iglesias se conviertan en instrumento para una sociedad igualitaria, donde a nadie le falte lo necesario para comer y para abrigarse.
Esperar al que bautiza con el Espíritu Santo implica para nosotros vivir con la austeridad del Bautizador, vistiendo y comiendo para satisfacer nuestras necesidades y no para el lujo y la gula.
Esperar al que bautiza con el Espíritu Santo implica para nosotros tener actitudes solidarias de modo particular hacia los que necesitan techo, vestido y alimento

Diciembre 03 2016
Cosme Carlos Ríos