Remar contra la corriente: Jesús
rema con nosotros
Las
comunidades cristianas van creciendo en medio de dificultades y conflictos. Se
encuentran asediadas por muchas amenazas internas y externas. En ocasiones cunde la
desesperación y el desencanto.
Nos
sentimos amenazados de muchas formas: La injusticia, la violencia y la
corrupción por una parte; el consumismo, y el relativismo otra. Sentimos la tentación de ceder.
Fácilmente
caemos en el pesimismo y la resignación. El ambiente nos ahoga y nos sentimos
perdidos, desorientados o perplejos.
En
la primera lectura de hoy, el Señor le contesta a Job desde un
torbellino. Le muestra lo que Él, el Señor, es capaz de hacer por el ser
humano, hasta frenar el mar para que no irrumpa contra él.
Job es
el símbolo de la paciencia y la resistencia. Se siente asediado por todas
partes. Dios lo interpela haciéndole caer en cuenta de que él es el Señor de la
historia. Las dificultades de la vida no podrán derrotar a quien pone toda su
confianza en Dios.
El
pasaje del evangelio que leemos hoy,
presenta las dificultades por las que atravesaba la Iglesia primitiva en el
contexto del imperio romano.
El
mar es símbolo de peligro; es una amenaza para quienes viven cerca de él,
porque saben que por ahí vienen los perseguidores.
La
comunidad es esa pequeña nave que navega a la deriva. La fe de muchos naufraga
ante las amenazas y las presiones del medio.
Entonces
es cuando hay que recordar que Jesús no ha abandonado la barca. El navega con
ellos. Es capaz de derrotar la tempestad. La certeza de la presencia de Jesús
fortalece la frágil fe de la comunidad.
Sólo
la certeza de que Jesús camina con nosotros nos puede ayudar a vencer los
miedos y las incertidumbres y a “remar mar adentro, hacia aguas profundas”.
En
medio de los conflictos, de los temores y de las inseguridades en nuestro
caminar al servicio de la vida, hemos de confiar en Jesús que nos acompaña,
pero que no se hace presente visiblemente, sino que está en el apoyo de los hermanos.
En
el “ir contra la corriente” impulsando el proyecto de Jesús, al sentir que las
tormentas nos aplastan, tenemos que
confiar en Jesús que con su palabra nos ilumina y fortalece para seguir
navegando.
En
la lucha por construir el Reinado de Dios (Una sociedad de amor, de justicia y
de paz) hemos de confiar en Jesús que nos da su Espíritu de justica de verdad y
de libertad, pero que no se manifiesta en la tormenta, sino en la suave brisa
del actuar de los pequeños.
Junio
21 del 2015
Cosme
Carlos Ríos
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