Renovemos
nuestro pacto con Jesucristo
Los cristianos estamos acostumbrados a
entender la vida cristiana como una serie de prácticas que nos han llegado por
tradición, más que como un pacto (compromiso) con la causa de Jesucristo y su
proyecto del Reino.
El próximo día 24 se cumplen 35 años
del martirio de Don Oscar Arnulfo Romero, Arzobispo de San Salvador, asesinado por
su compromiso con Jesucristo en defensa de los pobres, en defensa de su
dignidad y de sus derechos humanos.
El profeta Jeremías que nos habla en
la primera lectura de hoy, vive antes, y
durante el exilio. Aunque le ofrecieron salir de su tierra devastada, Jeremías
prefirió quedarse con el pueblo pobre.
El interpreta el exilio como rotura
del Primer Pacto.
El pacto del Sinaí expresado en el
Decálogo, había caducado por la infidelidad del pueblo, y se había mostrado
ineficaz para dirigir la vida religiosa del pueblo elegido.
Las imposiciones externas no
habían logrado despertar la entrega
íntima y profunda de los corazones. El materialismo de la letra había
ahogado el espíritu contenido en la misma.
El ritualismo había suplantado al
contenido ético-religioso del pacto del Sinaí, y era preciso iniciar una nueva
etapa con nuevas bases para regular las relaciones de Israel con su Dios.
Por eso, Jeremías, en nombre de Dios,
anuncia una nueva alianza: La base de la nueva alianza será el
“conocimiento” amoroso e íntimo de Yahvé.
La dinámica del Evangelio de San Juan
conduce hacia un momento culminante que se designa como la Hora.
Es la hora del don de la vida
como homenaje de amor al Padre y salvación de los hombres.
Jesús ha desafiado a la institución
judía, denunciado su injusticia, y su actitud, va a costarle la vida. Ha
llegado la Hora de la entrega total de la vida.
La reacción de los guardianes de la Ley,
la ortodoxia de los teólogos conservadores e inmovilistas, la inhibición de los
políticos y el pueblo que hoy dice sí y
mañana no, estaban a punto de descargar sobre él un zarpazo mortal.
La muerte en el patíbulo le acechaba
cada día como posible. Jesús sintió miedo ante la hora que se le avecinaba. Al enfrentar la Hora, Jesús, perfectamente humano, se siente turbado.
Jesús rechaza la tentación de recurrir
al Padre para obtener una intervención que lo saque de la situación crítica en
que se encuentra (líbrame de esta hora).
Jesús reacciona contra su estado de
ánimo (su turbación) reafirmando su decisión de llevar a cabo su obra.
Afirma que el sentido de su vida entera
depende de “su hora”, que será la de
su manifestación suprema de amor al
hombre.
Prepararnos a la Pascua significa para
los creyentes, siguiendo el ejemplo de Jesús, vencer el miedo que nos encierra
y nos paraliza para enfrentar a todos los que dañan y destruyen la vida.
Tenemos que hacer pacto, con los de
cerca y con los de lejos, de modo que juntos podamos enfrentar la violencia e
inseguridad que estamos viviendo
Sólo unidos y comprometidos podremos
vencer el miedo. Urge conocer y enlazarnos con otras personas y otras organizaciones
que luchan en contra de la injusticia
Ha llegado la Hora de que los creyentes, a
imitación de Don Oscar Arnulfo entreguemos nuestra vida en defensa de los
pobres, de su dignidad y de sus derechos humanos.
No hablo del asesinato, hablo de la
entrega de la vida a la causa de los pobres
Marzo 21 del 2015
Cosme Carlos Ríos
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