Cimiento y columnas de la comunidad cristiana
En todas las
construcciones el cimiento y las columnas sirven de base, sostienen y dan
fortaleza al edificio. El cimiento se coloca en la parte inferior y las
columnas al lado, nunca en la parte de arriba.
En la Iglesia
se considera cimiento y columnas a los pastores que están al frente de las
diferentes comunidades.
Pero en el
ejercicio de la autoridad, en la Iglesia, el cimiento y las columnas se colocan
por encima de la comunidad y no sostienen, sino que son sostenidas por la
comunidad, y las comunidades inmediatas sienten hacia ellas más temor que amor.
El libro de
los Hechos nos refiere que mientras Pedro está en la cárcel por disposición del
rey Herodes Agripa I, la comunidad
cristiana hace oración ferviente por él.
Entre el
cimiento (Pedro) y el edificio (la comunidad) hay una relación fraterna, de
amor, de apoyo mutuo, que se muestra en la oración comunitaria.
La
Carta a Timoteo pone en boca de Pablo estas frases: “Yo ya estoy para ser derramado como una ofrenda de libación, y el
tiempo de mi partida ha llegado. He peleado la buena batalla, he terminado la
carrera, he guardado la fe”.
Es esta entrega, (la vida ofrendada), esta
fidelidad en la lucha, lo que distingue a los que Jesús eligió para ser
cimiento y columnas de su comunidad.
En el Evangelio de hoy, Pedro declara que Jesús
es el Mesías (El enviado del Padre) y Jesús lo llama bienaventurado por esa
confesión de fé, y le promete constituirlo cimiento de su comunidad.
La comunidad de Jesús, de la que Pedro es cimiento,
ha de ser el nuevo pueblo de Dios, en el que todos participan, un pueblo de
servidores, un pueblo misionero.
A este pueblo se entra por el bautismo que confiere
la mayor dignidad: la de ser hijos de Dios, Sacramento que nos introduce en una
comunidad de hermanos.
Esta comunidad es un pueblo que se nutre de la
Biblia y es la Biblia la que da vida a toda la Evangelización y Catequesis.
Es una Iglesia que, como Jesús y con Él, hace una
opción por los pobres.
Pedro y sus sucesores en distinto grado serán
cimiento, en la medida que, antes que los demás, confiesen, con hechos y con
palabras, que Jesús es el Mesías que viene a entregar su vida por todos.
Serán cimiento en la medida en que sostengan, impulsen
y unifiquen, en el amor de Jesús, a la comunidad de creyentes a la construcción
del Reino.
Celebrar a San Pedro y San Pablo ha de significar
para cada uno de nosotros ayudar a que los pastores sean cimiento y columnas
que cargan sobre sí el peso de la comunidad y promueven la unidad desde el amor
y no desde el temor.
Celebrar a San Pedro y San Pablo ha de significar para cada uno de
nosotros ayudar a los pastores a que como Pablo lleven una vida entregada al
servicio de los más pequeños.
Celebrar a San Pedro y San Pablo ha de significar para cada uno de
nosotros confesar con hechos y palabras que Jesús es el enviado del Padre y el
centro de nuestra vida.
Celebrar a San Pedro y San Pablo ha de significar para cada uno de
nosotros un esfuerzo permanente por seguir a Jesús sin esperar recompensas,
compartiendo y aceptado la cruz de la incomprensión y de la crítica que nos
vienen en la lucha por el Reino.
Felicidades a mis hermanos que celebran hoy su aniversario de ordenación
sacerdotal
Cosme Carlos Ríos
Junio 28 del 2014