El resucitado crea la comunidad para la misión
Es muy
significativo que los creyentes en Jesús acostumbramos vivir nuestra fé en
forma individual: poco nos reunimos para escuchar la Palabra, poco nos reunimos
espontáneamente para hacer oración, y ayudarnos en nuestras necesidades.
Pocas personas
se toman en serio la misión de continuar la obra del Resucitado, construyendo
con hechos y palabras el Reinado de Dios.
Damos mucho
más importancia a la imagen que presentamos ante los demás, que a la imagen del
Crucificado que ha resucitado y está vivo y presente entre nosotros.
El libro de
los Hechos se escribe por el año 80 de nuestra era, momento en el que ya han desaparecido
aquellos que fueron testigos del encuentro con Jesús resucitado: no hay más
testigos oculares.
Para mantener
el rumbo del camino iniciado por Jesús, para que las nuevas comunidades puedan
seguir la pista, el autor recoge las tradiciones sobre la Iglesia en diferentes
comunidades.
En el libro de
los Hechos descubrimos una Iglesia conducida por el Espíritu, una Iglesia
misionera, una Iglesia que se estructura en pequeñas comunidades
El texto de
hoy nos presenta como modelo de Iglesia, la comunidad de Jerusalén. Está
formada por aquellos que aceptaron el misterio pascual de Jesús: su muerte y
resurrección.
Ellos se
reúnen para escuchar la Palabra de Jesús, para la oración, para la fracción del
pan (Eucaristía) y se distinguen de los demás por su unidad y su vida
compartida.
El evangelio
de Juan se escribe por el año 90 y recoge tradiciones de varias comunidades;
quiere responder a los problemas de una comunidad, que desde el año 80, ha sufrido
una persecución acérrima por parte de los dirigentes de la religión judía.
Esto los ha
llenado de miedo y se encuentran encerrados y han abandonado la misión que
Jesús recibió del Padre.
El autor
recuerda a estos discípulos la experiencia de los discípulos de Jesús después
de su muerte; la forma en que Jesús se presenta ante ellos y les desea la paz.
Se identifica
ante ellos mostrando sus manos y su costado, señal de que él sigue siendo
sacrificado en aquellos que son
masacrados por denunciar una sociedad de injusticia y desigualdad.
Jesús les
concede el don del Espíritu Santo para que tengan luz y fortaleza, les recuerda
que El trajo una misión del Padre y que a ellos les toca, ahora, continuar con
la misión
Creer en Jesús
resucitado significa para nosotros dejar el individualismo y reunirnos con
otros creyentes para escuchar y meditar juntos la Palabra, para dialogar
(escuchar y responder) a Dios, y para construir la unidad en la hermandad.
Creer en Jesús
resucitado significa para nosotros vencer el miedo, crear la confianza en los
demás y abrirnos a los que son diferentes, para, juntos, construir un mundo de
paz.
Creer en Jesús
resucitado significa para nosotros trabajar por un mundo mejor: de justicia y
solidaridad más que preocuparnos por ser una Iglesia tiene una bella imagen.
Creer en Jesús
resucitado significa para nosotros tomar conciencia de la misión, de seguir
construyendo el Reinado de Dios, saliendo del encerramiento en el templo y
haciéndonos presentes ahí donde el sufrimiento reclama nuestra presencia.
Cosme Carlos
Ríos
Abril 26 del
2014
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