28 de septiembre de 2013


Seguir a Jesús hoy, significa para nosotros,

Abrir los oídos y el corazón al dolor y sufrimiento

De las víctimas del sistema

 

-Existen 385 personas o familias en el mundo que, juntas, poseen una riqueza mayor que las 2.500 millones de personas más pobres del mundo, o sea, que el 45% de la población mundial.

En EEUU, el 1% de la población posee más del 40% de toda la riqueza nacional, y esa desigualdad está creciendo.

- Más de mil millones de personas viven por debajo del umbral absoluto de pobreza, es decir, que sólo disponen de un dólar por día. La mayor parte de esos pobres se encuentran en el sur de Asia y en África Negra.

La mayoría de las personas toleramos, o aun aceptamos, un sistema que tiene como principio la eficiencia y la productividad y que automáticamente margina a los menos eficientes y productivos.

 

Amós profetiza en el Reino del Norte: Israel, en la época de Jeroboam II: Israel está pasando por un buen momento. Siria, el país vecino, y acérrimo rival, ha recibido un durísimo golpe por parte de Asiria.

Esto ha permitido a Israel gozar de un período de relativa paz y tranquilidad; goza de prosperidad económica.

Pero, bajo esa prosperidad y tranquilidad hay todo un empobrecimiento y desprecio por el pobre, que choca con el bienestar y la abundancia de los pocos privilegiados.

Los privilegiados se sienten seguros en los centros importantes de culto (Sión y el monte de Samaria) y ponen en ellos toda su confianza, pero no se duelen de la suerte del pueblo. Dios, en cambio, se compadece, se duele del pueblo.

 

Poniendo en parábola el mensaje de Amós, Jesús de Nazaret propone a los fariseos, que eran amantes de la riqueza, “la parábola del mendigo Lázaro”.

Como los privilegiados de tiempos de Amós, el rico viste ropas finas y come como rey, mientras a su puerta un mendigo llamado Lázaro, yace cubierto de heridas y hasta los perros le lamen las heridas.

Como los privilegiados de tiempos de Amós, tampoco este rico se compadece del enorme dolor del que yace a su puerta.

Jesús concluye que mientras Lázaro no encuentra compasión en el rico, el seno de Abraham se abre compasivo para él, mientras que el que rico que no supo vivir la compasión, fue al infierno en medio de tormentos.

Nuestro Dios es misericordioso y se compadece de aquellos que no reciben la compasión de los que vivimos confiados  en el culto, pero que no somos capaces de vivir la compasión y la solidaridad.

 

Seguir a Jesús hoy, significa para nosotros, no aceptar, sino rechazar un sistema social que, en su misma lógica, lleva la marginación de los menos eficientes y productivos.

Seguir a Jesús hoy, significa para nosotros, abrir los oídos y el corazón al dolor y sufrimiento de las víctimas del sistema en que estamos viviendo.

Seguir a Jesús hoy, significa para nosotros, alzar la voz en demanda de un cambio de sistema para que todos los hijos de Dios tengamos derecho efectivo a una vida digna.

Seguir a Jesús hoy, significa para nosotros, ir creando pequeñas organizaciones que eduquen con una lógica en la que no haya marginación, sino igualdad,  para los menos eficientes y productivos.

Cosme Carlos Ríos

Septiembre 28 del 2013

 

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