17 de marzo de 2012

Jesús Salvador de la muerte, del hambre y de la enfermedad

En el momento presente la vida humana se ve en grave peligro: Grandes zonas de África Oriental se enfrentan a la peor crisis alimentaria del mundo.
Se calcula que al menos 15 millones de personas se encuentran amenazadas por la inseguridad alimentaria, debido en parte a un descenso localizado -pero significativo- de la producción agropastoril.
Esta crisis se debe a una combinación de factores, incluyendo la sequía, el fuerte descenso en la producción de cereales y su elevado precio; la escasez de forraje para el ganado, la reducción de las remesas de los emigrantes en diversos países, la degradación medioambiental, el desplazamiento de la población y una pobreza crónica agravada por la crisis.

Algunas de las principales enfermedades que afectan actualmente a los países en todo el mundo incluyen el VIH/SIDA, malaria, gripe aviar y tuberculosis.

Estas situaciones son producto de la injusticia y desigualdad, engendradas por un sistema que privilegia a los eficientes, productivos y poderosos, mientras que excluye a los débiles y faltos de poder.
Las soluciones, por lo tanto, tienen que ir a la raíz del problema, tienen que ser soluciones estructurales y no meramente asistenciales, aunque temporalmente urgen acciones asistenciales

Frente a esto las instituciones religiosas, incluída la nuestra, dedican gran cantidad de esfuerzos a rendir honor a las grandes personalidades, a realizar un culto suntuoso y a incrementar el número de adeptos.
Poco o ningún esfuerzo estamos dedicando a liberar a los hermanos del grave problema del hambre y de la enfermedad.

El evangelio que leemos hoy, nos presenta un encuentro de Jesús con la institución judía representada por Nicodemo. Esta institución ofrecía a los creyentes la salvación por medio de la práctica de la circuncisión, del cumplimiento de las leyes de pureza y la observancia del sábado.
Jesús le hace ver a Nicodemo que es Dios quien salva y no las instituciones, y que la salvación es fruto del amor de Dios por la humanidad, y que la salvación que Dios ofrece tiene como finalidad que la humanidad tenga vida sin fin.
Con esto, Jesús se declara en contra de todo lo que oprime a la persona y todo lo que conduce a la muerte: el hambre, las enfermedades, la exclusión, la falta de servicios primarios, la contaminación de la atmósfera etc.
Los creyentes tenemos que dar una respuesta a la oferta de vida que Dios nos hace: Tenemos que aceptar a Jesús El enviado del Padre, como el camino a seguir, tenemos que aceptar su palabra como fuente de esperanza y como norma de vida y su proyecto del Reino como nuestra práctica y nuestro estilo de vida.
Fundamentalmente tenemos que cambiar nuestra imagen de Dios, tenemos que dejar de ver a Dios como el que exige la observancia de leyes y costumbres tenemos que ver a Dios como el Padre que ama a todos y ofrece a todos abundancia de vida, tenemos que ver a Dios como el que quiere que nosotros, con Jesús, luchemos contra todo lo que impulsa u ocasiona muerte
Necesitamos profundizar en nuestra manera de entender y practicar la salvación de Dios, tenemos que entenderla y practicarla como un esfuerzo para que haya vida.
Tenemos que luchar contra todo lo que pone en peligro la vida de la humanidad: la vida de las personas, la vida de los animales, la vida de las plantas, la vida de la naturaleza toda, el agua, el aire, en fin todo lo que Dios creó

A pesar de todo hay esperanza, hay organizaciones que luchan contra el hambre y la enfermedad descubriendo y atacando sus causas: OXFAM http://www.oxfam.org/es, y Comercio justo http://www.comerciojusto.com.mx/ luchan contra el hambre y Médicos sin frontera contra la enfermedad http://www.msf.es/
A nivel más casero, más propio de nuestros barrios, tenemos que ser solidarios. Podemos organizarnos para que nadie en nuestra cuadra pase hambre, ningún enfermo o anciano este sin compañía.
¿Qué otras cosas se nos ocurren para hacer realidad el deseo de Dios de liberar al mundo de todo lo que lo está matando y para ofrecer a todos una vida sin fin?

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