31 de diciembre de 2010

La agenda latinoamericana 2011

He aquí la introducción de Dom Pedro Casaldáliga...

A manera de introducción fraterna

¿Qué Dios? ¿Qué religión?

Nuestra Agenda viene abordando temas mayores, año tras año. Temas de candente actualidad humana. Pensando en la vida, asumiendo los desafíos que la realidad nos presenta. Tema de realidad candente es la religión; tema realmente mayor: Dios.
Alguien dudará de la actualidad de este tema, pensando en ciertas áreas del primer
mundo, para las cuales Dios y la religión «ya fueron». En realidad, se da la contradicción desconcertante de ver y sentir más religiosidad que nunca, y más increencia que nunca también; con todas las ambigüedades y todas las oportunidades.

El fenomeno de la mundialización agita también específicamente el tema, porque las poblaciones migrantes, entrando «sin papeles» en el primer mundo, no entran sin su Dios; cargan consigo el Dios de sus vidas, de las vidas de los antepasados. Hoy, culturas y religiones, conocidas antes apenas por algunas lecturas o imágenes de la televisión, son vivencia y conflicto en las familias, en las calles, en las escuelas, en el trabajo, en la política de todos los países. Nietzsche, finalmente en la paz merecida por su desesperada búsqueda, ya ha rectificado su axioma categórico; resulta que Dios no está muerto.

El problema está en saber de qué Dios hablamos. Saber también, evidentemente, qué entendemos por religión y cómo pensamos que debería ser una religión verdaderamente liberada y liberadora.

Ponderando esas dos preguntas, «¿qué Dios?, ¿qué Religión?», las respuestas son
las más serias y las más desconcertantes. Hablando de Dios, precisamente, un amigo sertanejo de nuestra región, tan distante de categorías metafísicas, respondía con la mayor simplicidad y devoción: «Dios es un buen hombre». Ya el profeta Oseas pone en la boca de Dios (el Dios Yavé) esta categórica identificación, sin réplica posible: «Yo soy Dios, y no un hombre» (Os, 11, 9). El escritor Saramago, Premio Nobel de Literatura, ateo asumido y militante, pero que hace de la religión materia frecuente de sus textos, nos ha dado una poética y contemplativa definición de Dios: «Dios es el silencio del Universo y el hombre el grito que da sentido a ese silencio». Otro Premio Nobel, el poeta español Juan Ramón Jiménez, decía que la duda de fe no es contra Dios, sino a favor de Dios. Nuestros teólogos de la liberación nos recuerdan que lo contrario de la fe no es la duda, sino el miedo (miedo de Dios, con frecuencia). Qué Dios, qué religión, qué salvación... Una vecina pentecostal me ponderaba: «Los buenos se salvan porque son buenos, y los malos también se salvan, porque Dios es bueno y perdona».

Esta Agenda, que ha costado muchos intercambios con respecto al tema y a las implicaciones que el tema trae consigo, ofrece un elenco bastante completo de aspectos. La historia de las religiones y del ateísmo o la increencia. La diferencia y complementariedad entre espiritualidad y religión. La religión que fomenta y justifica guerras. El espiritualismo, el fundamentalismo, la alienación, denunciados tantas veces y persistentes ayer y hoy. La necesidad del diálogo inter-religioso.

El macroecumenismo. La sacralización del poder, del lucro, del consumismo. La caída, entonces, de viejos dioses substituidos por dioses nuevos. La necesidad, la sed vital, de respuesta a las interrogaciones mayores del corazón humano. La búsqueda de sentido para la vida personal y para la sociedad humana como un todo.

Estamos llegando, después de guerras e inquisiciones, a preguntarnos si una religión verdadera puede existir atacando, cerrándose, forzando un asentimento de fe (que es gratuidad, asunto del corazón, búsqueda de toda una vida, y toda una historia). Todas las religiones pueden ser verdaderas y todas pueden albergar, simultáneamente, mucha falsedad. (Es de agradecer la declaración del Cardenal Jean- Louis Tauran, Presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Inter-religioso, que dice que «todas las religiones tienen la misma dignidad e importancia»).

Se ha solido hacer un esquema tripartito para clasificar las características fundamentales de la religión según culturas y épocas. Las religiones afro-indígenas serían religiones de la Naturaleza. Hoy, evidentemente, esa Naturaleza sería vista y venerada ecológicamente. Las religiones orientales serían las religiones de la Interioridad, contemplativas, gratuitas incluso. Y las religiones judeo-cristianas serían las religiones de la Historia, del Amor-Justicia, de la profecía, de la política.
Lógicamente, todas las religiones serían la búsqueda de Dios, la acogida de Dios, la espera de Dios. De un Dios que siempre está en búsqueda de nosotros, acogiéndonos, y revelándose, cada dia, en cualquier ángulo de la geografía Humana. Ninguna religión tiene la exclusiva de ese Dios de todos los nombres, que perdona y salva porque es el Amor.

La Agenda no quiere ser proselitista y quiere estimular todas las riquezas humanizadotas que aportan las religiones. Sin cruzadas y sin supermercados. Dejando que Dios dialogue con Dios, el Dios de la familia Humana y del Universo entero. Siempre pensando holística y personalizadamente. Dios no es un concepto, no es un dogma, es más que una causa. ¿De qué Dios hablamos? ¿Con qué Dios soñamos? Santa Teresa de Ávila tiene aquel poemita conocido mundialmente que dice: Sólo Dios basta.

Con un respetuoso cariño yo le digo a la gran Teresa: “Sólo Dios basta”, Teresa, / siempre que sea aquel Dios / que es Él y todos y todo / en comunión.

Pedro CASALDÁLIGA

18 de diciembre de 2010

Día internacional del migrante

Con mucha frecuencia la migración es un fenómeno provocado por motivos económicos o políticos. El neoliberalismo en que vivimos, establece las fuentes de trabajo en los lugares que reditúan mayor ganancia: donde se consiguen materias primas a costos ínfimos y mano de obra de buena calidad y bajo costo.
Esto obliga  a los trabajadores a abandonar su casa y su patria en busca de mejores condiciones de vida para sus familias, con todos los riesgos que comporta el estar separados de la familia y en lugares que no conocen suficientemente.
Las luchas de poder que engendran violencia están obligando a las personas a salir en busca de lugares y situaciones más tranquilos.
Esto lo pueden hacer personas que tienen cierta solvencia económica, mientras que los pobres son siempre las víctimas.
En esta novena de Navidad recordamos que Jesús de Nazaret en el vientre de su madre, es también un migrante, víctima de las decisiones de los hombres del poder.
Que el recuerdo de estos santos migrantes nos impulse a luchar pro una migración digna
Para nosotros, los hombres de la urbe ¿cuál será el reto principal que tenemos ante el fenómeno de los migrantes que pasan por aquí?
¿Cuáles han de ser las acciones más significativas que tenemos que realizar a favor de lo@s migrantes?

10 de diciembre de 2010

Compromiso con nuestra Patria

A propósito del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución los Obispos nos han dejado una carta Pastoral en donde se manifiestan los grandes desafíos sociales: justicia y solidaridad. Nuestra conciencia dicen los Obispos debe mantenerse sensible a los nuevos rostros de pobreza y a los rezagos históricos de nuestro país. Son muchos los mexicanos que han quedado excluídos del desarrollo. Su situación se ha visto agravada por el actual proceso de globalización que, en su dimensión económica, ha promovido una concentración de poder y de riqueza en manos de pocos, no sólo de los recursos físicos y monetarios, sino sobre todo de la información y los recursos humanos, lo que produce la exclusión de todos aquellos que no están suficientemente capacitados e informados.
Los ideales de libertad, justicia e igualdad, por los que lucharon nuestros compatriotas en la Independencia y la Revolución Mexicana, nos siguen interpelando hoy con mayor fuerza, dado que las exigencias actuales son mucho más amplias y profundas.
Terminan los Obispos esta sección diciendo:
Queremos un México en el que todos sus habitantes tengan acceso equitativo a los bienes de la tierra. Un México en el que se promueva la superación y crecimiento de todos en la justicia y la solidaridad, por los que necesitamos entrar decididamente en un combate frontal a la pobreza.
Queremos un México que crezca en su cultura y preparación con una mayor conciencia de su dignidad y mejores elementos para su desarrollo, con una educación integral y de calidad para todos.
Queremos un México que viva reconciliado, alcanzando una mayor armonía e integración en sus distintos componentes sociales y con sus diferentes orientaciones políticas, pero unificado en el bien común y en el respeto de unos y otros.

6 de diciembre de 2010

Derechos humanos

·         ·         El próximo día diez de Diciembre celebraremos el 62 aniversario de la declaración universal de los derechos humanos
Según los especialistas, en México las principales violaciones a los derechos humanos se den en el campo de la migración, de la discriminación hacia los pueblos indígenas, violencia contra las mujeres, precarización del trabajo, ''enorme'' desigualdad de oportunidades, seguridad pública.
Causas principales que generan violaciones a las garantías fundamentales son la pobreza, la discriminación y la impunidad.

Los derechos humanos pretenden defender aspectos fundamentales de la persona  como la libertad, la justicia y la paz, que nacen de la dignidad intrínseca de cada uno de los miembros de la familia humana.
·         Hace falta que vayamos tomando conciencia de que la defensa de los derechos humanos es tarea de todos los ciudadanos y que para ello tenemos que encontrar formas de organización, sin esperar que todo venga de la autoridad pública
Ud. ¿qué derechos considera que es más urgente proteger como ciudadanos?
¿Qué acciones considera que deberíamos realizar como ciudadanos y como creyentes?

2 de diciembre de 2010

¿POR QUÉ LA PAZ NO LLEGA?

El deseo incontrolado, el apego al poder, los afanes de dominio de un país sobre otro, la marginación de lo femenino. He aquí sólo algunos rasgos de la cultura patriarcal que  rige en nuestras sociedades.
Esta parcialidad de miras, con el correspondiente predominio de la razón lucrativa, subyace al mundo violento, inseguro y depredado en el que vivimos. Así pues, la construcción de una convivencia pacífica tendrá que cavar un cimiento profundo para sentar ahí los dos pilares de la sociedad ética: justicia y dignidad para todas y todos.
Más que justicia, entendida como voluntad de dar a cada uno lo suyo, o virtud que regula la convivencia basada en el respeto del derecho de cada persona, urge una categoría superior, un paradigma opuesto al del apego dominante, que modifique la relación no sólo entre personas, sino de éstas con toda forma de vida planetaria.
La humanidad requiere, como finamente lo afirma el filósofo Carlos Díaz, apostar por la reconversión del estatuto cultural de nuestro tiempo, superando la dicotomía entre el pensamiento débil y superficial, y la racionalidad positivista y utilitarista. Urge pues asumir con todas sus letras la necesidad de ser cuidados, valorados y amados.   
Así como una madre siente y ama a la criatura que lleva en su seno, velando por su alimentación y sustento, hasta que ésta sea capaz de valerse por sí misma, hace falta que los seres humanos nos devolvamos el consuelo de la mirada cálida, que restaura la secreta alianza entre el yo que piensa (la razón intelectual, el logos), el yo que quiere (la razón emocional, el pathos), y el yo que anhela religarse (la razón espiritual); se trata de un pacto entre la razón, el corazón y el espíritu.
En el fondo de esta ética de la razón cálida o del cuidado hay una antropología más fecunda que aquella tradicional, base de la ética dominante: parte de la naturaleza relacional del ser humano. Las mujeres y los hombres somos fundamentalmente seres de afecto, portadores de pathos, de capacidad de sentir y de afectar, de ser afectados.
Existe en la naturaleza de las personas un tatuaje de vida en común, de ser-con-los-otros y para-los-otros en el mundo. Nadie puede permanecer aislado ni disfrutando de autonomía absoluta; vivimos al interior de redes de relaciones, siempre interconectados.
Para conseguir la paz, firme y duradera, con justicia y dignidad, necesitamos instituciones cuya operatividad esté marcada por la transparencia y la honestidad, pero para llegar a esto, el diseño no puede ser formal ni burocrático sino humano, cuidadoso y sensible a los contextos de las personas y de sus situaciones.
Es curioso que sean muy pocos los que, ante la descomposición social y la violencia que padece la sociedad mexicana, cuestionen un sistema de ganancia ilimitada, de competitividad a toda costa, de individualismo exacerbado.
Otros, envalentonados por el discurso guerrerista de Felipe Calderón, invocan más poder de fuego y profesionalización policíaca, denuncian la colusión de la autoridad con el proyecto criminal, aplauden la presencia del Ejército en las calles rogando por la eliminación, “a como dé lugar”, de todos los sicarios.
Por el contrario, la mayoría, víctima de tensiones cuando no de violencia, desea fervientemente un golpe de timón estratégico: busca la paz, aunque sin atinar en mediaciones eficaces para ello. A este segmento del pueblo invitamos, desde esta columna, a que integre esta otra dimensión en sus afanes.