Cuaresma,
tiempo de subir a la montaña
Para
escuchar la voz del Padre
Para
muchos cristianos la Cuaresma es un tiempo en el que comemos cosas distintas,
rezamos del via-Crucis; pero son pocos los creyentes que entienden que este
tiempo es un camino, algo progresivo que nos conduce a la Pascua, la vida nueva
de Jesús.
El
tema de la Alianza es el corazón del primer Testamento; esto se refiere a la
alianza que Dios pacto con aquellos que, habiendo salido de la esclavitud de
Egipto, se comprometen con Dios a colaborar en su proyecto de una sociedad si
tributos ni trabajos forzados.
Más
tarde del hecho del Sinaí (Horeb) los teólogos de Israel, presentarán el origen
de la Alianza en la persona de Abraham, padre del pueblo, como se refleja en el texto que
leemos, hoy.
Dios
elige a Abraham, no como alguien privilegiado, sino como raíz de un pueblo que
será instrumento de salvación para todos los pueblos.
En
un ambiente de culto, Dios hace Alianza con Abraham.
Para
entender el pasaje del Evangelio de Lucas que se nos propone hoy, es necesario
ubicarlo en el momento de crisis que están viviendo los discípulos, en
particular los más cercanos a Jesús.
Cuando
Jesús los llamó las multitudes rodeaban a Jesús y daba la impresión que sus
colaboradores se hacían la ilusión de que ellos, con él tendrían grandes
éxitos.
Pero,
movido por la misericordia, pensando en el bien de la gente, para cuyo beneficio
es la Ley, Jesús rompió algunas normas del sábado y algunas leyes de pureza.
Esta
actitud de Jesús provoca las iras de los hombres del sistema religioso, que no
pierden oportunidad para desacreditarlo. Y esto propicia que disminuya el grupo
de los seguidores de Jesús.
Viendo
Jesús la situación, prevé la muerte que le espera como la de los antiguos
profetas, y lo manifiesta a sus discípulos, que no logran entender el proyecto
de Jesús y que se van llenando de miedo.
Este
pasaje además utiliza mucho simbolismo: El monte es lugar de encuentro con
Dios”. Ahí lo experimentaron Moisés y Elías.
Estos:
“Moisés y Elías” representan la tradición religiosa de Israel transmitida en la
Ley y los Profetas.
La
nube es signo de la presencia de Dios en vistas a la salvación: es símbolo
(irreconocible) de la gloria de Dios.
Podemos
decir que: En un momento de crisis de sus discípulos, que no aceptan un Jesús rechazado,
perseguido y sufriente, Jesús invita a los más cercanos a Él a vivir una
experiencia de Dios, meditando la Escritura.
En
el encuentro con Dios, en la meditación de la Ley y los profetas los discípulos
ven el rostro transfigurado de Jesús como los israelitas vieran el rostro de
Moisés (Éxodo 34, 29-30).
Esta
meditación les revela, un nuevo rostro de Jesús, que, por encima del conflicto
y las contradicciones, es el Hijo amado del Padre, de cuya palabra es portavoz.
Los
discípulos no se pueden quedar en la contemplación de la gloria de Jesús:
tienen que bajar del monte para seguir aprendiendo de Jesús y colaborando con
Él.
Vivir
la Cuaresma hoy, nos compromete a encontrarnos con Dios en un ambiente de
oración (no de rezo), un diálogo de amor, para que, a la luz de la Escritura
podamos redescubrir el rostro misericordioso y sufriente de Jesús
Febrero
20 del 2016
Cosme
Carlos Ríos
No hay comentarios:
Publicar un comentario